El abrazo en Madrid despu¨¦s de llegar de Beirut: ¡°Ahora estoy tranquila, pero mi familia sigue all¨¢¡±
Nazem Hechimi y su esposa Maghi Issa se reencuentran en la base de Torrej¨®n de Ardoz despu¨¦s de que ella llegara en el primer avi¨®n que evacu¨® m¨¢s de 200 espa?oles del L¨ªbano
El primer saludo de Nazem Hechimi con su esposa, Maghi Issa, fue a trav¨¦s del cristal. Ella acababa de bajarse del A330 que la hab¨ªa tra¨ªdo desde Beirut hasta la base a¨¦rea de Torrej¨®n de Ardoz, en Madrid. ?l hab¨ªa llegado una hora atr¨¢s desde Salamanca a recogerla. Se hab¨ªa encontrado dos atascos y tem¨ªa llegar tarde y no poder alcanzarla tan pronto se bajara del avi¨®n. Era el primer vuelo que hab¨ªa dispuesto el Ej¨¦rcito del Aire y del Espacio para evacuar a espa?oles y a sus familiares de L¨ªbano, dos semanas despu¨¦s de que Israel soltara los primeros bombardeos en territorio liban¨¦s y pusiera en marcha una incursi¨®n por tierra en el sur del pa¨ªs. La fila para pasar el filtro de seguridad y recoger el equipaje se hac¨ªa eterna. Apenas pod¨ªan verse, pero no escucharse. A ella se le resbalaban las l¨¢grimas de alivio por volverlo a tener cerca y estar pisando territorio espa?ol. ?l, m¨¢s parco, no se quer¨ªa derrumbar.
Nazem y Maghi hab¨ªan pasado la noche en vela. Apenas durante la tarde del mi¨¦rcoles se hab¨ªan enterado de la posibilidad de que ella pudiera abordar uno de los vuelos para los evacuados. ?l estuvo toda la tarde en comunicaci¨®n con el Ministerio de Exteriores y con la embajada de L¨ªbano en Espa?a para tratar de asegurarle el cupo a su esposa. Las primeras llamadas no eran alentadoras: primero traer¨ªan exclusivamente a ciudadanos espa?oles, le dec¨ªan. ?l tiene la nacionalidad espa?ola, pero ella no. Al fin, sobre las nueve de la noche, les confirmaron que ella podr¨ªa embarcar y que deb¨ªa presentarse a las seis de la ma?ana en el aeropuerto de Beirut. Ninguno pudo dormir. Ella hizo su maleta y sobre las dos de la ma?ana parti¨® hacia el aer¨®dromo. ?l segu¨ªa cada movimiento pegado al WhatsApp.
La noticia de que Espa?a enviar¨ªa aviones a L¨ªbano en un plan de evacuaci¨®n la hab¨ªa anunciado la ministra de Defensa, Margarita Robles, en la ma?ana del mi¨¦rcoles. El Gobierno lo hab¨ªa decidido despu¨¦s de que la situaci¨®n se agravara profundamente tras la incursi¨®n terrestre de Israel y la respuesta de Ir¨¢n, que lanz¨® alrededor de 200 misiles a territorio israel¨ª. La operaci¨®n de evacuaci¨®n, hab¨ªa anunciado la ministra, traer¨ªa a casi 400 espa?oles.
Sobre las cuatro de la tarde de este jueves, una veintena de familiares de quienes ven¨ªan en el primero de los aviones se agolpaban contra la rejilla que los separaba de la pista en la base de Torrej¨®n. La oficial de seguridad advert¨ªa: ¡°Cuando lleguen [los evacuados] no quiero ver a nadie cruzando la puerta ni los filtros de seguridad¡±. La indicaci¨®n era esperar que sus familiares salieran y luego podr¨ªan irse con ellos. Para los que no ten¨ªan qui¨¦n los recogiera en la base, se dispusieron cinco autobuses que los llevar¨ªan a distintas estaciones de tren en Madrid. Nazem le ten¨ªa a su esposa una botella de agua y un par de bocadillos. ¡°No s¨¦ si le han dado de comer¡±, dec¨ªa.
En el vuelo de Maghi ven¨ªan 240 personas. Ella lleg¨® del norte, de la ciudad de Tr¨ªpoli, de menos de 500.000 habitantes. ¡°En el norte la gente tiene miedo porque muchos est¨¢n huyendo del sur y se teme que entre ellos lleguen miembros de Hezbol¨¢ y que Israel lo detecte, porque ya sabemos que Israel no distingue civiles, no le importan¡±, dice Nazem mientras espera que su esposa cruce los filtros para salir. ?l conoce bien de lo que habla. En la pasada guerra, la de 2006, cuando se enfrentaron tambi¨¦n Israel y Hezbol¨¢, su hermano estaba en L¨ªbano y tambi¨¦n tuvo que ser evacuado a Espa?a.
La familia de Mohammed, en cambio, lleg¨® del sur. Del peque?o pueblo de Harouf, cerca de Nabatieh, a unos 20 kil¨®metros de la frontera. La misma zona donde Israel hizo caer las primeras bombas y donde comenz¨® la invasi¨®n terrestre. A bordo del vuelo ven¨ªa su esposa y sus tres hijas de 10, 14 y 17 a?os, todas cubiertas con el hiyab. ?l cogi¨® un tren desde Barcelona, donde tiene un restaurante, y a su llegada a Madrid alquil¨® un coche para llegar hasta la base de Torrej¨®n. Cuando el avi¨®n todav¨ªa circulaba por la pista, Mohammed corri¨® hasta la rejilla de seguridad para poder verlas bajando de la aeronave. ¡°Esta vez parece que la guerra va a durar mucho tiempo; Hezbol¨¢ est¨¢ preparado tambi¨¦n. Israel entrar¨¢, tardar¨¢, pero entrar¨¢¡±, lamentaba mientas las esperaba. Cuando ellas atravesaron el filtro, sus hijas le treparon encima y luego los cinco se fundieron en un abrazo como si fueran uno. Su esposa solt¨® en llanto. El terror hab¨ªa acabado.
Nazem y Maghi, casados desde hace 12 a?os, no se ve¨ªan hac¨ªa un a?o, que fue la ¨²ltima vez que ella vino a visitarlo. ?l trabaja como oculista en Salamanca y ella es periodista de la agencia estatal de informaci¨®n en L¨ªbano desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas. La devaluaci¨®n de la moneda de su pa¨ªs en m¨¢s del 90% no le ha permitido retirarse y venirse a Espa?a con su esposo porque entonces su indemnizaci¨®n, al cambiarla a euros, no valdr¨ªa nada. Cuando ella por fin recoge la maleta de 23 kilos con la que abord¨® el vuelo, cruza la puerta y se entrega a los brazos de Nazem. ¡°Ahora estoy tranquila, pero mi familia sigue all¨¢¡±. El alivio no es completo: en Beirut se deja un hermano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.