15.000 familias se adaptan a vivir sin luz en Sevilla y en pleno siglo XXI
Vecinos de barrios humildes de la capital andaluza cambian sus electrodom¨¦sticos para desengancharse de la red p¨²blica ante los continuos cortes de luz: ¡°O lo haces o comes un bocadillo¡±
La rabia impide a los vecinos describir el infierno que sufren en sus casas cada invierno y verano en Sevilla. Sin luz y con temperaturas extremas, tanto con calor asfixiante como cuando arrecia el fr¨ªo, la crispaci¨®n les nubla al intentar encontrar adjetivos para precisar c¨®mo salen adelante, asfixiados o ateridos. Son unos 38.000 ciudadanos que en pleno siglo XXI se han resignado a buscar soluciones alternativas ante los cortes de luz intermitentes que sufren en la capital andaluza.
Ahora que llegan las Navidades y antes de que las temperaturas bajen a¨²n m¨¢s, muchos de ellos planifican su supervivencia: cambian la placa vitrocer¨¢mica por la cocina de gas; eliminan el calentador el¨¦ctrico para volver al de gas y as¨ª poder ducharse; se pertrechan de estufas con bombonas, l¨¢mparas de camping y bater¨ªas externas para los m¨®viles; o logran una l¨ªnea el¨¦ctrica trif¨¢sica que les permita sortear los cortes de luz. Estos miles de vecinos frustrados de 10 barrios humildes sevillanos sufren un llamativo retroceso. Progresar aqu¨ª significa regresar al gas, todo con tal de evitar la red de distribuci¨®n el¨¦ctrica de Endesa, su pesadilla m¨¢s recurrente, seg¨²n coinciden todos los testimonios. Solo las familias m¨¢s pudientes han instalado paneles fotovoltaicos y bater¨ªas para ignorar por completo -o casi- las intermitencias de corriente que atormentan a la mayor¨ªa.
¡°Cuando se va la luz funcionamos con un generador de gasolina que justo ahora estamos arreglando. Hemos pedido presupuesto para placas y bater¨ªas, pero nos sale por 12.000 euros y ahora mismo no podemos hacerle frente¡±, comenta resignada Dori Garc¨ªa, con una hija electrodependiente de 23 a?os y vecina de la barriada Padre P¨ªo-Palmete. Como ellas, la mayor¨ªa de vecinos ya sabe que la soluci¨®n m¨¢s eficaz y limpia es desengancharse de la red con bater¨ªas y paneles solares, pero los precios a¨²n son elevados para econom¨ªas ajustadas. Eso en los barrios de casas bajas, porque en otros como Los Pajaritos, Pol¨ªgono Sur y Las Candelarias las familias viven en pisos, donde deben instalar p¨¦rgolas con placas solares en la azotea comunitaria, que exigen un m¨ªnimo consenso vecinal, adem¨¢s de bater¨ªas individuales.
Lo peor es que ni Endesa ni la Junta andaluza (PP) ofrecen una soluci¨®n al problema, de ah¨ª que cunda la desesperaci¨®n. La respuesta a estos 38.000 vecinos es que deben resignarse a soportar los cortes cada vez que el fr¨ªo aprieta y las calefacciones se multiplican, o cuando el calor hace que los miles de aparatos de aire acondicionado funcionen al un¨ªsono. Reunidos en la plataforma Barrios Hartos, las v¨ªctimas se concentran cada cierto tiempo ante la sede de Endesa, el Ayuntamiento, o se encierran en los centros c¨ªvicos. Las mejor¨ªas se notan con cuentagotas a medida que la red se renueva calle a calle, seg¨²n los vecinos.
Las 15.503 familias que reconoce Endesa como afectadas, incluidos algunos comercios, representan el 5% de la poblaci¨®n, unos 38.000 sevillanos dado que el tama?o medio del hogar en Espa?a es de 2,5 personas seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). Sobresalen como v¨ªctimas de los cortes de luz los miles de ni?os que sufren problemas de alimentaci¨®n e higiene y los vecinos electrodependientes que necesitan la red para recibir ox¨ªgeno.
La distribuidora achaca el problema a los narcopisos, con plantaciones de marihuana cuyo consumo equivalen a 80 viviendas, y reduce la ¨²nica soluci¨®n a aumentar las operaciones policiales para desmantelar las mafias y que el consumo el¨¦ctrico masivo descienda. La Junta, que vela por la calidad del suministro el¨¦ctrico, f¨ªa el remedio a una ¡°imprescindible colaboraci¨®n institucional¡± entre Gobierno central, Ejecutivo auton¨®mico y Ayuntamiento, a pesar de que se ha demostrado in¨²til ante un problema c¨ªclico que lleva enquistado dos d¨¦cadas, con un pico de cortes de luz agudizados durante los ¨²ltimos cinco a?os. Mientras, los vecinos siguen con el ¨¢nimo por los suelos.
Sara Jim¨¦nez e Israel Salamanca s¨ª que dieron el paso hace dos a?os de instalar ocho placas y dos bater¨ªas, cuyos 10.000 euros afrontaron junto a los padres de ella, que viven en la planta baja. ¡°Sientes coraje porque te hayan forzado a irte de la red, no fue una decisi¨®n meditada, sino forzada. O lo hac¨ªas o com¨ªas un bocadillo¡±, relata Jim¨¦nez en alusi¨®n a los almuerzos y cenas fr¨ªas que padecieron al no poder cocinar sin luz. Salamanca recuerda como un trago amargo los a?os anteriores al cambio de energ¨ªa dom¨¦stica, sobre todo para su hijo de 12 a?os: ¡°Pasamos dos veranos durmiendo en la azotea con los colchones tirados sobre el suelo y durante el d¨ªa cogiendo el coche para ir al centro comercial buscando fresquito, porque en casa no hab¨ªa aire acondicionado¡±.
Muchos vecinos han optado por reformar su cocina para tener las llamadas vitro-gas, que les permite alternar ambos sistemas en caso de contar con luz o cuando esta falta, tal y como cuenta el fontanero Juan Ca?amero en el bar Juan, del barrio Padre P¨ªo-Palmete. ¡°Tambi¨¦n instalo l¨ªneas trif¨¢sicas por unos 400 euros, que te permiten cambiar de l¨ªnea cuando quieras, es legal y necesita la caja, los vampiros, la instalaci¨®n de cables y el electricista¡±, explica. A su lado, en una mesa se ha ubicado un mini supermercado con charcuter¨ªa y otros alimentos cuyos precios buscan los clientes del bar con naturalidad. A la salida, Asunci¨®n Colmena comenta desconfiada: ¡°En Feria [de abril, cuando el consumo se dispara en el barrio de Los Remedios] tenemos cortes toda la semana y la casualidad no existe. Ahora estamos mejor por los apa?os, pero veremos en Navidad¡±, desconf¨ªa.
En la cercana barriada de Su Eminencia, Santos Pi?a ha comprado un camping gas para cocinar en su patio y ha quitado su termo el¨¦ctrico para cambiarlo por otro de gas ciudad. ¡°Se me ha partido el televisor, y dos m¨®viles por las subidas de tensi¨®n. Me he visto sin poder calentar el biber¨®n para mis nietas¡±, lamenta. Pi?a pas¨® la pasada Nochevieja sin luz y dentro de mes y medio se ir¨¢ a casa de un familiar para evitar repetirlo. No muy lejos Fernando de la Orden, electricista, tambi¨¦n se ha pasado al gas, comprado ventiladores port¨¢tiles y linternas de bater¨ªas. El a?o pasado contabiliz¨® las horas sin luz que sufri¨®: 438, adem¨¢s de las 206 incidencias y las 33 reclamaciones telef¨®nicas que report¨® a Endesa. ¡°Una incidencia puede durar hasta hora y media, y cuando les rebato, me cuelgan. Psicol¨®gicamente es machacante y devastador porque no duermes si est¨¢s 24 horas sin luz¡±, protesta.
El Ayuntamiento sevillano avanza que da por concluida la mesa de trabajo para encontrar soluciones, as¨ª como su papel de intermediador, ¡°aunque estamos a disposici¨®n de los vecinos¡±, apunta un portavoz. El pleno del consistorio aprob¨® el pasado julio pedir a la Junta la declaraci¨®n de emergencia clim¨¢tica por los reiterados cortes de luz, pero el Gobierno de Juan Manuel Moreno no ha movido ficha de momento. ¡°Cuando el alcalde [Jos¨¦ Luis Sanz, del PP] dice que se va a reunir con Endesa, le contestamos que ya se acuesta cada noche con Endesa¡±, ironiza V¨ªctor L¨®pez sobre que la esposa del regidor, Laura D¨ªaz, es directiva de la compa?¨ªa desde hace dos d¨¦cadas. L¨®pez, miembro de Barrios Hartos, ha instalado en su azotea paneles solares, pero de momento carece de bater¨ªas para almacenar la energ¨ªa producida. Cuando se quedan sin luz en casa, sacan las l¨¢mparas de c¨¢mping ¡°para una cena rom¨¢ntica¡±, remacha.
A su lado, Laura C¨¢rdenas critica: ¡°?A m¨ª qu¨¦ me importan los narcopisos? Yo pago la luz cada mes y aqu¨ª no hay inseguridad, este barrio es un pueblo y todos nos conocemos¡±, a?ade. L¨®pez resume la situaci¨®n as¨ª: ¡°En invierno es duro, pero en verano la gente se deprime al entrar en casa y ver que apesta el pescado de la nevera, que no enfr¨ªa¡±. A pesar de que denuncian que los barrios afectados cada vez son m¨¢s y ya alcanzan la decena, ambos admiten que por suerte los cortes van a menos.
Endesa reclama m¨¢s intervenciones a la polic¨ªa en los narcopisos, pero los agentes se topan a menudo con las garant¨ªas legales que les exigen los jueces para acceder a los registros de domicilio, aunque tengan la certeza de que se cultiva marihuana a gran escala. En la provincia de Almer¨ªa este a?o ha habido 198 expedientes por enganches ilegales a la red, en Sevilla 127 y en Granada 667, seg¨²n la compa?¨ªa. Los datos incluyen tambi¨¦n las intervenciones de la Guardia Civil, y esta ¨²ltima provincia es la meca de la marihuana en Espa?a.
En la reciente operaci¨®n policial Vulcano desarrollada en el Pol¨ªgono Sur de Sevilla contra los narcos, Endesa comprob¨® c¨®mo la demanda el¨¦ctrica baj¨® un 40% tras desmantelarse cuatro plantaciones en pisos. La firma defiende que desde 2020 ha invertido 12,7 millones para reforzar y digitalizar las infraestructuras y redes, con una inversi¨®n media por cliente cinco veces superior a la inversi¨®n en los barrios ricos.
Ante los enganches ilegales a la red, Endesa ha pedido que aumenten las penas por fraude el¨¦ctrico para que los narcos se lo piensen dos veces. El PP present¨® el pasado julio una proposici¨®n no de ley al Congreso para elevar las penas de uno a tres a?os de prisi¨®n para el tipo agravado del delito de defraudaci¨®n de fluido el¨¦ctrico. Preguntado el grupo parlamentario del PSOE sobre la iniciativa, este diario no ha obtenido respuesta.
Juan Garc¨ªa, de Barrios Hartos, eleva los 38.000 afectados en Sevilla a una horquilla entre 50.000 y 60.000. ¡°La deficiente infraestructura desplegada por Endesa quiz¨¢s era apropiada hace medio siglo, pero no para la demanda actual, mucho m¨¢s intensa¡±. Esta plataforma recuerda que el Plan Alborada ejecutado en 2005 supuso una inversi¨®n millonaria en ciertos barrios, dejando fuera las zonas obreras y perif¨¦ricas de la capital andaluza. ¡°Los cortes se remontan a hace 25 a?os, justo cuando tuvo lugar la privatizaci¨®n de la empresa, conllevando la absoluta mercantilizaci¨®n de un servicio esencial. El Gobierno central no puede permitir este asunto y exigimos que las distribuidoras el¨¦ctricas sean renacionalizadas como recurso de primer orden para el pa¨ªs¡±, critica Garc¨ªa.
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