C¨¢diz entrega una calle a sus divas trans La Petr¨®leo y La Salvaora
La ciudad homenajea a las dos artistas al dar su nombre a la v¨ªa m¨¢s cercana a la iglesia de la Virgen de La Palma, de la que es devota la primera
La Petr¨®leo mueve las caderas sinuosa como una palmera, mientras camina entre las terrazas de colores de la gaditana calle de La Palma. Sandalia de tac¨®n bajo, mono ce?ido de licra roja, coleta bien alta y pendientazos de bisuter¨ªa fina, a sus 78 a?os a punto de cumplir. La adorable vecina transexual, devota irredenta de su Virgen de La Palma y, sobre todo, artista folcl¨®rica se ha vuelto a revestir con aura de diva, pese a que lleva cinco a?os retirada. ¡°Petr¨®leo, guapa, to la calle pa ti¡±, le grita una vecina, parafraseando aquel momento viral de Reina del Martes Santo. Ella se vuelve, emocionada, saluda, tira besos y regala piropos antes de tirar del cord¨®n que descubre un nuevo cambio en el nomencl¨¢tor de C¨¢diz. El domicilio de su adorada cofrad¨ªa, otrora calle de San Nicol¨¢s, ahora es la v¨ªa Artistas Petr¨®leo y Salvaora. Y la folcl¨®rica llora, baila y espeta: ¡°A m¨ª me quiere C¨¢diz entero no como maric¨®n, sino como persona y como artista¡±.
Pero La Petr¨®leo ¡ªa secas o, como mucho, con el apellido de ¡°de C¨¢diz¡±¡ª (C¨¢diz, 78 a?os), quiz¨¢s se equivoque. Su barrio de La Vi?a la quiere tal cual, sin yuxtaposiciones: emblema de libertad y, a la par, testimonio viviente de vi?era humilde que toc¨® los cielos del grupo de estrellas folcl¨®ricas patrio e internacional, la que admir¨® a Roc¨ªo Jurado con un fandango y la que cocin¨® una berza gitana ¡ªguiso t¨ªpico de la provincia¡ª a Lola Flores en Miami. Las dos suelen ser an¨¦cdotas recurrentes que la artista se guarda en la manga ante la pregunta de cualquier periodista ¡ªque, ¨²ltimamente, escaseaba¡ª que se le acerque a entrevistarle. Pero la nueva calle que el Ayuntamiento le dedic¨® a ella y a su compa?era art¨ªstica, La Salvaora (C¨¢diz, 71 a?os) este pasado jueves, la ha devuelto al candelero.
Y La Petr¨®leo parece encantada. Ante la ausencia de su amiga, enferma de covid, Tete ¡ªcomo la llaman sus amigos¡ª fulgura por las dos y r¨ªe sin parar. ¡°Mira qu¨¦ guapa estaba aqu¨ª con 22 a?os¡±, dice apuntando un cuadro suyo colgado en el sal¨®n de la casa que comparte con su hermana Encarnaci¨®n Casal, justo despu¨¦s de haber descubierto su v¨ªa. ¡°Yo me sent¨ª mujer cuando me puse una bata de cola¡±, tercia risue?a. Petr¨®leo no est¨¢ muy al d¨ªa de lo que representa cada letra del colectivo. Para ella, un gen¨¦rico ¡°maric¨®n¡± lo engloba todo. Pero lanza, entre carcajadas, un mensaje para las j¨®venes trans: ¡°Ahora somos muchas, porque todas debemos tener derecho a vivir libres. Pero a algunas les dir¨ªa que no sean muy ordinarias¡±.
La Petr¨®leo no se concede licencias para la tristeza. Solo se pone solemne para prometer que ha llevado una buena vida: ¡°Siempre he sido feliz. Hab¨ªa familias que echaban al maric¨®n de sus casas, pero mi madre siempre me apoy¨®. La paraban para decirle lo que yo era y ella siempre dec¨ªa: ¡®No hace falta que t¨² me lo digas, aqu¨ª estoy yo para apoyarla¡±. Pero el periodista Ra¨²l Sol¨ªs sabe bien que ¡°detr¨¢s de la purpurina hay mucha miseria¡±. Atra¨ªdo por esa vida de claroscuros, dedic¨® un cap¨ªtulo de su obra La doble transici¨®n a la pareja art¨ªstica gaditana. Aunque Petr¨®leo diga, a la vez, que ¡°con el r¨¦gimen de Franco hab¨ªa tela del tel¨®n¡±, pero que con ellas nunca se metieron, Salvaora ya relat¨® a Sol¨ªs esos asfixiantes a?os de la dictadura en los que solo se pod¨ªan ¡°vestir de mujer por las noches¡±. Las dos artistas se conocieron, en 1963, en el Bar la Constancia, parada de marineros y de disidentes de la comunidad LGTBI en C¨¢diz. ¡°Sal¨ªamos de noche cuando no se pod¨ªa¡±, rememora La Petr¨®leo. Eran a?os duros, tambi¨¦n en lo econ¨®mico. Hijas de madres solteras humildes, se maquillaban con el polvo rojo de machacar ladrillos y usaban chicles como u?as postizas.
Pero la suerte de Petr¨®leo y Salvaora comenz¨® a cambiar con la llegada de la democracia. Un m¨¦dico las ayud¨® recet¨¢ndoles sus primeras hormonas que les permitir¨ªan allanar el camino de ¡°la conquista de la propia identidad¡±, como apunta Sol¨ªs. El despegue art¨ªstico vino con Las Folcl¨®ricas Gaditanas, un cuadro flamenco compuesto por tres mujeres transexuales y dos guitarristas gitanos, toda una revoluci¨®n que recorri¨® multitud de tablaos espa?oles en los a?os ochenta. Es en esas mieles de la gran far¨¢ndula, inmortalizados como destellos en los cuadros que decoran su sal¨®n, donde La Petr¨®leo se recrea con gusto. ¡°En Miami gan¨¢bamos 1.000 d¨®lares por semana. ?Por menos no ¨ªbamos a cruzar el charco!¡±, exclama, mientras da una palmada en¨¦rgica en la mesa. De aquel sue?o americano, que dur¨® m¨¢s dos a?os, la artista recuerda a Domingo, su ¡°gran amor¡±. ¡°Era muy bueno, pero se muri¨®, la vida¡¡±, a?ade la artista, sin entrar en detalles.
La Petr¨®leo y La Salvaora se mantuvieron en activo hasta la primera d¨¦cada de los a?os 2000, ya como cantantes locales. No hab¨ªa gala que la primera no se perdiese, incluida la que organiz¨® para recaudar fondos para arreglar la iglesia de su amada cofrad¨ªa de La Palma. ¡°Hasta que, hace cinco a?os, actuando en Madrid me asfixi¨¦ y me ca¨ª. Me dijeron que ten¨ªa asma y ya lo dej¨¦¡±, resume la cantante. Con la retirada, a Petr¨®leo le qued¨® una pensi¨®n de 700 euros y todo un barrio, La Vi?a, para recorrer como la instituci¨®n que le gusta ser, capeando la guasa gaditana, regalando abrazos y piropos a quien los reclama. Siempre, eso s¨ª, en horario de ma?ana. ¡°Que la noche ya la viv¨ª muchos a?os¡±, exclama sentada a la mesa de una terraza, con cinco se?oras m¨¢s que la jalean sin cesar. ¡°Siempre est¨¢ en la esquina cerca de la iglesia, hablando con todo el mundo, pero mucha gente no la conoce a fondo, solo se fijan en el show. Ella me ha contado su vida, cuando era delito ser como ella, esas carreras para quitarse de en medio, ves lo que ha luchado. Es una bandera de los tiempos malos¡±, asegura Francis Lucero, hermano mayor de la cofrad¨ªa de La Palma que ella idolatra.
En La Vi?a parece haber unanimidad en que la calle a las artistas ¡ªque se suma al homenaje que el Ayuntamiento le hizo a ambas en 2016¡ª era un gesto necesario. ¡°Se merece un sitio en el barrio. A ella le ha hecho mucha ilusi¨®n que est¨¦ cerca de la iglesia¡±, a?ade el cofrade. Tan pr¨®xima que ahora Petr¨®leo y Salvaora dan nombre al domicilio postal del templo a la que la primera no falta ni una ma?ana a rezar. El jueves, vestida de artista, no ten¨ªa claro si deb¨ªa entrar, pero al final se decidi¨®. Exultante, se plant¨® delante de su virgen y su cristo, abri¨® los brazos y exclam¨®: ¡°Estando contigo, m¨¢s feliz todav¨ªa, porque te quiero con locura, ?gracias por este d¨ªa, madre m¨ªa!¡±.
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