El espele¨®logo que sobrevivi¨® a la tragedia del Atlas de 2015: ¡°Los rescatadores de Marruecos no estaban preparados¡±
El polic¨ªa granadino Juan Bol¨ªvar narra en un libro aquel accidente que acab¨® con la vida de sus dos compa?eros y atribuye la muerte de uno de ellos a una negligencia del dispositivo que los asisti¨®
Un a?o les cost¨® preparar la que deb¨ªa ser una magn¨ªfica aventura en la que un grupo de nueve personas recorrer¨ªa parte de la cordillera del Atlas, en Marruecos, durante nueve d¨ªas, del 27 de marzo al 5 de abril de 2015. No todos har¨ªan la misma ruta. En principio, solo cuatro afrontar¨ªan el ca?¨®n de Wandras, una zona complicada de paredes verticales de hasta 800 metros, cascadas, cavernas y grietas. Aquella primavera, adem¨¢s, ten¨ªa nieve, algo que no esperaban, pero para lo que iban preparad...
Un a?o les cost¨® preparar la que deb¨ªa ser una magn¨ªfica aventura en la que un grupo de nueve personas recorrer¨ªa parte de la cordillera del Atlas, en Marruecos, durante nueve d¨ªas, del 27 de marzo al 5 de abril de 2015. No todos har¨ªan la misma ruta. En principio, solo cuatro afrontar¨ªan el ca?¨®n de Wandras, una zona complicada de paredes verticales de hasta 800 metros, cascadas, cavernas y grietas. Aquella primavera, adem¨¢s, ten¨ªa nieve, algo que no esperaban, pero para lo que iban preparados. Juan Bol¨ªvar, entonces de 27 a?os, Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez y Gustavo Viru¨¦s, ambos de 41, fueron quienes finalmente acometieron el reto. Diego, hermano de Juan, se retir¨® en el ¨²ltimo momento por no considerarse capacitado. La gran aventura se convirti¨® en una tragedia en la que dos de los tres perdieron la vida y que tuvo un fuerte eco en los medios de comunicaci¨®n. El superviviente, Juan Bol¨ªvar, cuenta ahora su historia en Libre. La tragedia del Atlas, de la editorial Pen¨ªnsula, presentado el pasado mi¨¦rcoles 28 septiembre en la biblioteca de Andaluc¨ªa en Granada.
La aventura concluy¨® con dos de los tres espele¨®logos fallecidos pero, a juzgar por lo que cuenta Bol¨ªvar en su libro y dice de viva voz, solo uno fue consecuencia del accidente que sufrieron. El otro lo califica de ¡°asesinato¡±, porque fue consecuencia, explica, de una negligencia de los equipos de rescate marroqu¨ªes. Siete a?os y medio ha tardado Juan Bol¨ªvar, polic¨ªa nacional de Granada destinado en Madrid, en ver su historia publicada. ¡°Naci¨® all¨ª, dentro del barranco, quiz¨¢ por pensar en que hab¨ªa futuro para m¨ª y que ten¨ªa que ser optimista¡±, cuenta sobre un libro que empez¨® pronto a escribir ¡°como proceso sanador¡±. ¡°Tambi¨¦n para desahogarme¡±, a?ade Bol¨ªvar, que hace una narraci¨®n completa de lo ocurrido sin dejar nada atr¨¢s.
La primera conclusi¨®n es que la aventura no tard¨® mucho en torcerse. La traves¨ªa por el ca?¨®n empez¨® un domingo y deb¨ªa terminar, con el encuentro de la otra parte del grupo, el martes noche ¡°o el mi¨¦rcoles¡±, dice, ¡°para tener un poco de margen si pasaba algo¡±. Desafortunadamente, el accidente ocurri¨® a media tarde del domingo, apenas seis o siete horas despu¨¦s de empezar.
Tras caminar r¨ªo a trav¨¦s durante un rato largo, sortear algunas cascadas y ascender algunas laderas, el grupo se top¨® con el inicio de la parte m¨¢s complicada. La nieve inesperada a esa altura hac¨ªa la situaci¨®n algo m¨¢s dif¨ªcil. Pero ellos se sent¨ªan seguros. Gustavo Vir¨²es, abogado gaditano y organizador de la ruta, lideraba la escalada, que ya hab¨ªa hecho otras veces. Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez, tambi¨¦n polic¨ªa nacional y granadino, iba de segundo, unido a la misma cuerda. Bol¨ªvar, en ese momento a cargo de las mochilas, estaba a¨²n en la parte m¨¢s baja, sin cuerda. En un momento, estaba mirando al suelo, a sus pertenencias, recuerda, cuando un sonido le hizo levantar la mirada con urgencia. Vio a Viru¨¦s tambalearse sin control y a Mart¨ªnez chocar contra las rocas. El primero muri¨® en el acto. Mart¨ªnez se mantuvo vivo junto a Bol¨ªvar durante los siete d¨ªas que tardaron en rescatarlo. ¡°Llam¨¦mosle rescate, llam¨¦mosle chapuza¡±, insiste Juan.
Porque tanto ¨¦l como otro miembro del grupo ¨DPepe Morillas, que ha participado en la presentaci¨®n del libro en Granada¨D insisten en que el de Gustavo Viru¨¦s fue un fallecimiento por accidente, ¡°del que nunca se sabr¨¢ lo que pas¨®¡±, insisten. Algo hizo que la cuerda y ¨¦l cayeran al vac¨ªo, pero nunca se ha investigado. La muerte de Jos¨¦ Antonio Mart¨ªnez, sin embargo, pudo haberse evitado. Durante d¨ªas aguant¨® malherido al fr¨ªo y a ese enemigo invisible que son los ruidos de la naturaleza en la oscuridad. Bol¨ªvar cuidaba de su compa?ero mientras sufr¨ªa en silencio. ¡°Es muy duro vivir eso, sabiendo que nadie te echar¨¢ en falta en tres o cuatro d¨ªas. A veces me sent¨ªa muerto. El sonido de los bloques de nieve al desprenderse de las faldas del barranco me alteraba mucho, me paralizaba¡±, recuerda. As¨ª fueron pasando los d¨ªas, ¡°con alucinaciones por momentos¡±, dice, y sin apenas dormir. A Viru¨¦s, fallecido, apenas lo ve¨ªa por la posici¨®n en la que se encontraba.
El mi¨¦rcoles al final de la tarde, de pronto, aparecieron por all¨ª dos bereberes. Curiosamente, sin cuerdas, hab¨ªan llegado caminando. ¡°Pero esos caminos solo los conocen ellos¡±, comenta Bol¨ªvar. D¨ªas despu¨¦s, Bol¨ªvar saldr¨ªa por ah¨ª mismo, caminando. Los bereberes tomaron nota de la situaci¨®n y desaparecieron en busca de ayuda. Al d¨ªa siguiente, la Gendarmer¨ªa marroqu¨ª se hizo cargo de la situaci¨®n. Fue el inicio de lo que Bol¨ªvar explica como ¡°una chapuza¡±: ¡°No estaban preparados. Llevaban material nuevo, incluso con etiquetas, pero no sab¨ªan utilizarlo. Rapelaban de un modo que no se utiliza hace d¨¦cadas¡±. Intentaron el rescate por helic¨®ptero, pero era demasiado grande, as¨ª que lo planificaron escalando la pared.
Entre tanto, un equipo de especialistas en rescate de monta?a de la Polic¨ªa Nacional esperaba en Madrid la autorizaci¨®n para viajar y colaborar. Un grupo de 16 rescatadores voluntarios se presentaron en Marruecos tambi¨¦n. Pero el pa¨ªs magreb¨ª no acept¨® ayuda. ¡°Ni el Gobierno de Rajoy tuvo la fuerza diplom¨¢tica para conseguir que la aceptaran¡±, cuenta Morillas. El entonces ministro de Exteriores, Jos¨¦ Manuel Margallo, acept¨® que hab¨ªan existido ¡°disfunciones en la gesti¨®n¡±.
Mientras todo eso ocurr¨ªa, all¨ª abajo Mart¨ªnez segu¨ªa herido pero con vida. Nada hac¨ªa intuir que el n¨²mero de fallecidos se incrementar¨ªa con la Gendarmer¨ªa marroqu¨ª ya manos a la obra. Pero el rescate se torn¨® desastroso. Uno de los agentes marroqu¨ªes, narra Bol¨ªvar, meti¨® en una camilla a Mart¨ªnez. ¡°Me di cuenta de que aquello no funcionaba. El hombre no iba a poder con una camilla antigua de hierro, de 50 o 60 kilos, m¨¢s los 80 de Jos¨¦ Antonio¡±, apunta.
El gendarme, contin¨²a, ¡°se enganch¨® con la camilla y se cayeron al agua del r¨ªo que hab¨ªa debajo, muy fr¨ªa por el deshielo¡±: ¡°Jos¨¦ Antonio ten¨ªa la cabeza fuera, pero el resto del cuerpo estaba sumergido¡±. El agente se march¨® dejando al polic¨ªa sumergido y no volvi¨® hasta la ma?ana. Al iniciar el ascenso con la camilla de nuevo, esta se le volvi¨® a escapar hasta caer por una catarata de varios metros. La autopsia, realizada en Espa?a, indic¨® que muri¨® por ahogamiento, probablemente durante la noche. El domingo, los dos fallecidos y el superviviente fueron finalmente sacados del ca?¨®n.
Dos d¨ªas despu¨¦s, Bol¨ªvar volvi¨® a Espa?a. Pas¨® dos semanas en casa. ¡°La primera, arropado por la familia. La segunda, ya cada uno tuvo que volver a su trabajo, y pasaba las ma?anas solo, as¨ª que enseguida me reincorpor¨¦ al trabajo¡±, dice. Recibi¨® ayuda psicol¨®gica y, a juzgar por las apariencias, se mantiene fuerte. Aquel mismo verano ya comenz¨® a salir al campo. Desde entonces, contin¨²a con su trabajo de agente de polic¨ªa en las calles de Madrid sin abandonar las salidas a la monta?a. ¡°Tengo m¨¢s respeto, pero es lo que hago desde que ten¨ªa 12 a?os¡±, comenta. ?l y su familia ya se han recuperado. Acaba de tener una hija en agosto.
El ¨²nico reparo lo pone su madre, que est¨¢ muy bien, pero¡°ni ha le¨ªdo el libro, ni lo leer¨¢, ni quiere hablar del tema¡±. Judicialmente, hubo un intento de Baltasar Garz¨®n, como abogado, de comenzar un proceso que determinara lo ocurrido y qui¨¦n hab¨ªa sido culpable. No se avanz¨® un cent¨ªmetro y jam¨¢s se ha investigado nada. Juan Bol¨ªvar, por su parte, dice que no ha vuelto a Marruecos, pero no lo descarta. ¡°Quiero cerrar el c¨ªrculo terminando en alg¨²n momento una ruta que qued¨® incompleta¡±, concluye.