Granada recupera la acequia Aynadamar y vuelve el agua de la fuente de Las L¨¢grimas
Varios centenares de voluntarios y 2.000 estudiantes ayudan a reconstruir la senda milenaria, que durante siglos llev¨® el agua de Alfacar al Albaic¨ªn
En apenas unas semanas, el agua que nace en la fuente de Las L¨¢grimas, conocida tambi¨¦n como fuente Grande o de Aynadamar, en Alfacar (Granada), volver¨¢ a completar un recorrido por el que transit¨® durante mil a?os. El agua recorrer¨¢ de nuevo, completo, el camino que le marca la acequia Aynadamar, construida en el siglo XI y que une el manantial donde nace con la capital granadina, en un recorrido de 15 kil¨®metros de bajada y giros incesantes. Ese canal, el primer abastecimiento h¨ªdrico conocido de la ciudad de Granada, llevaba el agua al barrio del Albaic¨ªn hasta que hace 40 a?os el Ayuntamiento determin¨® que la ciudad ya no necesitaba ese aporte.
Se cort¨® el suministro y, con ello, se abandonaron los ¨²ltimos 2,8 kil¨®metros de una senda milenaria. El proyecto Memolab, dirigido por el profesor e investigador de la Universidad de Granada Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Civantos, est¨¢ recuperando ese tramo de zanja para que el agua vuelva a hacer el recorrido que siempre hizo. Junto a un equipo profesional, ha convocado a varios centenares de voluntarios y 2.000 escolares.
Pen¨²ltimo fin de semana de participaci¨®n ciudadana en la recuperaci¨®n de la acequia de Aynadamar.
— MEMOLab (@MEMOLabUGR) November 20, 2022
Pod¨¦is a¨²n venir y contribuir en su limpieza y rehabilitaci¨®n los d¨ªas 26 y 27 de noviembre. Tan solo deb¨¦is de inscribiros en el siguiente enlace: https://t.co/sCxziUSGtq pic.twitter.com/T1aAb0SyuU
¡°No se trata solo de recuperar un elemento patrimonial que, por antig¨¹edad y uso, fue muy importante durante siglos¡±, explica Mart¨ªn Civantos. ¡°Vamos a recuperar la acequia, pero tambi¨¦n el paisaje. Con la presencia de agua, se activar¨¢n nuevos ecosistemas alrededor de la acequia, pueden aparecer nuevos espacios de cultivo y, por supuesto, daremos visibilidad a las comunidades de regantes tradicionales y a la labor que desempe?an¡±. Y la raz¨®n para hacerlo participativo, contin¨²a, es porque quieren que ¡°tenga un componente social a trav¨¦s de los voluntarios y, adem¨¢s, formativo para los escolares¡±. Civantos, firme creyente en la necesidad de que la sociedad participe en estas actividades, insiste en que el trabajo colaborativo es el mejor modo para que todos conozcan su patrimonio hist¨®rico.
La acequia Aynadamar era originalmente un camino para el agua construido sobre la tierra, sin m¨¢s, al que durante siglos se le ha ido a?adiendo intervenciones que incluyen diferentes tipos de encauzamiento, solera o incluso tuber¨ªas. Los trabajos de recuperaci¨®n, que comenzaron en octubre y se han prolongado hasta la primera quincena de noviembre, tienen el objetivo de que el agua vuelva a la capital y llegue al campus universitario de Cartuja, donde se le volver¨¢ a dar su uso original, el del riego. Sobre el terreno hay a diario un equipo t¨¦cnico fijo al que se unen en d¨ªas laborables colegios e institutos y los fines de semana, voluntarios.
El bi¨®logo Sergio Couto, seguidor habitual de las llamadas de Civantos a recuperar acequias, ha acudido a Aynadamar un s¨¢bado de noviembre con sus hijos Iago, de 6 a?os, y Sim¨®n, de 4. Los dos ni?os trabajan en la zanja, pertrechados con sus propios guantes y palas, adaptadas a su tama?o, ¡°con las grandes les resulta muy dif¨ªcil trabajar¡±. Iago y Sim¨®n est¨¢n muy concentrados en su tarea y la ejecutan con precisi¨®n. Su primera labor, hasta que se cansa Sim¨®n, es sacar tierra del cauce con la pala y echarla fuera. Al rato, el peque?o deja el instrumento y comienza a sacar piedras a mano. Pronto llega la hora del desayuno. ¡°Pap¨¢, lo malo de la acequia es que luego tengo que ducharme¡±, le dice Iago a su padre, que r¨ªe la ocurrencia.
Aparte de esa peculiar asociaci¨®n de ideas del ni?o ¡ªsu padre confirmar¨¢ posteriormente que se ducha encantado¡ª todo lo dem¨¢s es beneficio. Sergio explica: ¡°Piensas que se van a poner a jugar y luego son muy concienzudos en su tarea. A veces los infravaloramos porque compruebas que como mejor se lo pasan es haciendo las mismas cosas que los mayores¡±. Otro voluntario es Luis Alcolea Rodr¨ªguez. Tiene 50 a?os y est¨¢ haciendo el doctorado en Historia.
Su inter¨¦s, dice, es profesional. ¡°Pero, sobre todo, me parece una estupenda idea recuperar acequias¡±, a?ade. Como Jiv¨¢n Kiselev, un joven ruso estudiante de Escultura y residente en Espa?a desde hace 12 a?os. ¡°Me enter¨¦ de esto y quise saber c¨®mo funcionaba¡±, explica. ¡°He descubierto lo del regad¨ªo y el canal y es un asunto muy interesante. Adem¨¢s, a este paso, en 20 o 30 a?os vamos a estar muy mal con el asunto del agua, as¨ª que m¨¢s vale restaurar estas cosas¡±. Y concluye Kiselev de modo inesperado: ¡°Y me gusta, sobre todo, cuando traen la bota de vino¡±. Porque ese es el ambiente. Se trabaja, se r¨ªe, se come y, cuando toca, alguien pasa la bota de vino en este tiempo tan seco y caluroso.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Civantos pide voluntarios y estos trabajan y, a cambio, se llevan una explicaci¨®n precisa de qu¨¦ est¨¢ ocurriendo y por qu¨¦. ?l es una referencia en su ¨¢mbito, atrae tambi¨¦n profesionales interesados en replicar sus m¨¦todos. Es el caso de Juan Pablo Zamora, argentino y comisionado en Granada durante seis meses por su instituci¨®n, el INTA (Instituto Nacional de Tecnolog¨ªa Agropecuaria) para colaborar con Memolab, el proyecto mayor en el que se incluyen estos trabajos. La idea de Zamora ¡°es aprender todo lo que pueda y replicarlo en Argentina para recuperar los sistemas ancestrales y tradicionales de riego que all¨ª son parecidos y que est¨¢n gestionados por las comunidades¡±.
La rehabilitaci¨®n de este canal en concreto est¨¢ promovida por el vicerrectorado de Extensi¨®n Universitaria y Patrimonio de la universidad granadina, por la Fundaci¨®n AguaGranada, la C¨¢tedra Hidralia y la Asociaci¨®n de Comunidades Hist¨®ricas y Tradicionales de Andaluc¨ªa. Tambi¨¦n cuenta con la colaboraci¨®n de la comunidad de regantes de la acequia de Aynadamar, de la que la universidad forma parte. ¡°No solo estamos ante una recuperaci¨®n patrimonial, sino ante un proyecto con un fuerte componente social y de sostenibilidad¡±, explica V¨ªctor Medina, vicerrector. ¡°Damos vida a un patrimonio milenario y usamos el agua de riego en el campus que, adem¨¢s, quedar¨¢ m¨¢s abierto a la ciudad¡±. Esta disponibilidad para la ciudad lo ser¨¢ a trav¨¦s de un sendero paralelo a la acequia que permitir¨¢ que agua y caminantes recorran juntos, de nuevo, esa v¨ªa milenaria.
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