El micr¨®fono en el coche que dos inspectores corruptos no supieron ver
La fiscal¨ªa pide 29 millones de multa para dos polic¨ªas por integrarse en una banda de ¡®narcos¡¯
Cale y Paco son los apodos de dos inspectores del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa (CNP) de Barcelona que deb¨ªan combatir el crimen y acabaron, presuntamente, vendidos al narcotr¨¢fico. Calixto M., Cale, y Francisco Ll., Paco, el uno en activo y el otro incapacitado, eran dos piezas clave en una organizaci¨®n que trat¨® de introducir en Espa?a y en Europa grandes cantidades de coca¨ªna a trav¨¦s del puerto de Barcelona. Por su trabajo, ambos ¡°conoc¨ªan las t¨¦cnicas de investigaci¨®n para perseguir el narcotr¨¢fico¡±. Su misi¨®n en la trama era ¡°instruir y aleccionar¡± a los dem¨¢s para que pudieran llevar a cabo la actividad de forma segura y sin riesgos. Fracasaron.
La fiscal¨ªa pide 18 a?os de c¨¢rcel para Cale y otros 13 para Paco por tr¨¢fico de drogas, a quienes exige adem¨¢s el desembolso de una suma descomunal: 29 millones de euros, seg¨²n el escrito al que ha accedido EL PA?S. El juicio comenzar¨¢ en abril. En el banquillo les acompa?ar¨¢n otras 30 personas; todas ellas, seg¨²n la fiscal, operaban siguiendo las detalladas instrucciones de los dos inspectores. Gracias a los sabios consejos de Cale y Paco y a su informaci¨®n privilegiada, deb¨ªan estar a salvo. Y lo estuvieron, al menos entre 2014 y 2017, fechas en las que la Fiscal¨ªa centra su escrito.
La juez de instrucci¨®n y los Mossos d¡¯Esquadra se toparon con enormes dificultades para dar caza a los polic¨ªas corruptos. Pero lograron ir un paso por delante con una t¨¦cnica de investigaci¨®n de nuevo cu?o y con la que los dos veteranos investigadores no contaban. Instalaron micr¨®fonos ocultos en los coches de dos de los sospechosos ¡ªun Kia Sorento y un Opel Corsa¡ª, donde los dos inspectores mantuvieron algunas de las conversaciones m¨¢s suculentas, en especial sobre la llegada de contenedores de droga desde Colombia.
Adscrito al grupo I de la UDYCO ¡ªdedicado, precisamente, a combatir el tr¨¢fico de drogas¡ª, Cale daba las instrucciones sobre c¨®mo hab¨ªa que comunicarse y d¨®nde hab¨ªa que reunirse. Aconsej¨®, por ejemplo, reducir las llamadas telef¨®nicas y usar en cambio la aplicaci¨®n Wickr, que permite eliminar los mensajes ¡°en pocos instantes¡±. Los encuentros deb¨ªan ser en viviendas particulares, en cafeter¨ªas ¡ªpreferiblemte de pol¨ªgonos industriales¡ª y, sobre todo, en el interior de los coches, considerados un espacio privado, ¨ªntimo y seguro. Al volante, los investigados realizaban maniobras para asegurarse de que no los segu¨ªan; ignoraban, en cambio, que la trampa estaba dentro.
Las conversaciones grabadas por orden judicial en esos coches revelan los planes de la red para traer coca¨ªna desde Sudam¨¦rica. Tambi¨¦n, las intenciones de Cale de hacerse con un puesto del CNP que iba a quedar vacante en el puerto de Barcelona para ¡°favorecer la entrada de cargamentos¡± de coca¨ªna. A finales de 2016, de hecho, los Mossos le grabaron a primera hora de la ma?ana circulando con las luces prioritarias del coche policial por una de las terminales de contenedores. Para tantear el terreno. Los di¨¢logos en el Kia y el Opel destapan igualmente el rico l¨¦xico que manejaba el grupo para referirse a la coca¨ªna: ¡°cat¨¢logos¡±, ¡°coches¡±, ¡°comida¡±, ¡°equipaje de f¨²tbol¡±, ¡°fotos de chicas¡±, ¡°primas¡±, ¡°bambas¡±, ¡°buda¡±, ¡°monster¡±, ¡°mercedes¡± o ¡°hublot¡±.
Mientras Paco se encargaba de organizar entregas de droga, lo que daba valor a la figura de ale era su condici¨®n de funcionario, con acceso a datos de valor. Cuando la trama sospechaba de alg¨²n seguimiento, preguntaba al inspector. Cale identific¨® matr¨ªculas de coches oficiales no logotipados tanto de Mossos como de la unidad de asuntos internos de la Polic¨ªa. Tambi¨¦n investig¨® a Javier Z., un miembro de la banda que, cuando quiso dejar el negocio, fue amenazado. La fiscal¨ªa constata que los dos inspectores se reunieron con ¨¦l para convencerle de que volviera en un restaurante chino y en una pensi¨®n de Cornell¨¤ (Barcelona). Cuando se neg¨®, el inspector consult¨® sus propiedades y facilit¨® al grupo ¡°datos para la localizaci¨®n y asedio¡± de Javier Z., lo que supuso un ¡°grave perjuicio para su seguridad¡±. Al final, el arrepentido se march¨® de casa a tiempo y destap¨® la corrupci¨®n policial ante los Mossos. Fue el principio del fin.
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