Coronavirus no eres t¨², somos nosotros
Esta crisis nos deber¨ªa hacer pensar en c¨®mo una civilizaci¨®n basada en la maximizaci¨®n de beneficios nos ha llevado hasta aqu¨ª
El lenguaje b¨¦lico domina el discurso sobre la crisis que estamos sufriendo. Se debe combatir el virus y ganarlo. Todos somos soldados que tenemos capacidad de actuar en esta guerra, eso nos dicen las autoridades militares y civiles. Los campos de batalla son muchos y diversos. El lenguaje b¨¦lico, el relato b¨¦lico, el planteamiento b¨¦lico, aplicado a una crisis como esta origina muchos problemas. Hay quien ve virtudes en este planteamiento, permite cohesionar una sociedad. Permite aglutinar la comunidad alrededor del Gobierno. Es un planteamiento habitual que se ha dado en muchas ocasiones a lo largo de la historia, en crisis de naturaleza muy diversa. Se recuerda una y otra vez a Churchill y la Segunda Guerra Mundial. Si miramos m¨¢s cerca podemos pensar en los ataques a las Torres Gemelas y el Pent¨¢gono, podemos pensar en los atentados en Atocha en 2011, podemos pensar en el proc¨¦s.
Esta ret¨®rica belicista sirve para establecer escenarios de buenos y malos, para polarizar en torno a una posici¨®n que se considera justa, para establecer ideas que se consideran incuestionables y que no est¨¢ previsto que sean discutidas... Esta crisis de la Covid-19 deber¨ªa servir para poder cuestionar lo que somos y hacemos. Por ejemplo, los or¨ªgenes de esta crisis los encontramos en comportamientos que habr¨ªa que replantear. El ecoepidemi¨®logo Jordi Serra nos se?ala la relaci¨®n que estos virus tienen con el cambio clim¨¢tico, con la deforestaci¨®n que nos sit¨²a mucho m¨¢s cerca de las infecciones que tienen origen animal.
Hay que pensar en nuestra capacidad de actuaci¨®n. Muchos de los pa¨ªses que est¨¢n sufriendo esta crisis est¨¢n reaccionando tarde y mal. Vemos c¨®mo las cifras de muertos no paran de subir y subir. Estamos naturalizando que en Catalu?a el s¨¢bado murieran 69, 394 en toda Espa?a, y que la tendencia sea continuar subiendo y subiendo. En Italia, el pa¨ªs en el que nos deber¨ªamos estar fijando para saber qu¨¦ han hecho y valorar si ha servido o no, la enfermedad lleg¨® antes que aqu¨ª y vamos siguiendo sus pasos. Este s¨¢bado el primer ministro italiano anunci¨® la parada productiva. Solo se pueden mantener actividades b¨¢sicas para las necesidades humanas. Las medidas previas no han sido suficientes.
En las informaciones se nos dice que ¡°todas las personas muertas eran mayores o con patolog¨ªas previas¡±. Parece una f¨®rmula para tranquilizar a todos los que no son mayores o tienen patolog¨ªas previas. Parece como si se hubiera aceptado que esto sucede a personas que est¨¢n al final de su vida o que ya estaban enfermas. En Italia, ya hace demasiados d¨ªas, comenzaron a ver que se acercaba el momento en que no se podr¨ªa ofrecer el tratamiento necesario a las personas afectadas y se plante¨® una decisi¨®n bio¨¦tica de gran trascendencia: el tratamiento disponible en una situaci¨®n de recursos limitados se establecer¨¢ seg¨²n el criterio de mayor probabilidad de ¨¦xito terap¨¦utico. Esto significa que habr¨¢ gente que por edad u otras patolog¨ªas no ser¨¢ tratada, se la dejar¨¢ morir. Es la medicina de cat¨¢strofes. ?C¨®mo podemos aceptar haber llegado a este colapso sanitario? ?Qui¨¦n ha creado la guerra, el virus o nosotros? Este momento ya ha llegado tambi¨¦n a Espa?a, a Catalu?a. Un m¨¦dico del Hospital de Igualada, David Roncero, lo dec¨ªa en una carta abierta: se acerca el momento en el que no hay tratamiento posible para toda persona que lo necesita y hay que tomar decisiones m¨¢s all¨¢ de los criterios m¨¦dicos. Los criterios son de naturaleza econ¨®mica, pol¨ªtica.
Es necesaria una revisi¨®n de los fundamentos de nuestras sociedades, una reflexi¨®n y un debate fundamental. El nuevo coronavirus nos deber¨ªa hacer pensar en c¨®mo una civilizaci¨®n basada en la maximizaci¨®n de beneficios, en un crecimiento econ¨®mico que pasa por delante de necesidades vitales humanas (incluido su sistema sanitario) y del planeta, nos ha llevado hasta aqu¨ª. Si tiene que haber una guerra por el nuevo coronavirus deber¨ªa ser contra nosotros mismos. Los objetivos que han guiado nuestra sociedad son nuestra p¨¦rdida. Lo sabemos hace tiempo, hay quien no ha dejado nunca de denunciarlo y construir alternativas. Algunas de estas propuestas han ganado centralidad y presencia en nuestras sociedades. La crisis de la Covid-19 llega para dar la raz¨®n a la necesidad de poner la vida en el centro que se defiende, por ejemplo, desde propuestas feministas, ecologistas¡
Jordi Mir Garcia es profesor de Humanidades en la Universitat Pompeu Fabra.
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