Tiempos (de) imprudentes
Saltar de aforismos de Graci¨¢n de 1647 a episodios de coronavirus es rayuela de inquietante vigencia
Las cejas se arquearon, los ojos se hicieron grandes y esquivos tras la mascarilla y dio un inc¨®modo rodeo. La se?ora del quinto en el portal. Primer y ¨²nico cruce vecinal tras el d¨ªa 14 d.c. (despu¨¦s del coronavirus; despu¨¦s del confinamiento). Un poco hiriente, la verdad, m¨¢xime cuando ten¨ªamos una relaci¨®n fluida: libros por champagne. Quiz¨¢ se percat¨® al fin del intercambio desigual. Algo molesto, en cualquier caso: ¡°Tiene gran parte en las cosas el c¨®mo; un bel portarse es la gala del vivir¡±, record¨¦ de Baltasar Graci¨¢n. Comprobado: sentencia 14 del Or¨¢culo manual y arte de prudencia del sabio jesuita.
No deb¨ª abrirlo. La golosa edici¨®n reci¨¦n publicada en Guillermo Escolar, en 9x14 cent¨ªmetros (¡°Todo lo muy bueno fue siempre poco y raro, es descr¨¦dito lo mucho; estiman algunos los libros por la corpulencia, como si se escribiesen para ejercitar antes los brazos que los ingenios¡±), invitaba. Las sentencias escritas para salir airoso en esa sociedad tambi¨¦n compleja y en crisis de 1647, de aqu¨¦l como hoy mundo hostil y enga?oso, de apariencias frente a virtudes y verdad, de hombres d¨¦biles, interesados y maliciosos, siguen con vigencia atroz.
Saltar de aforismos de Graci¨¢n de 1647 a episodios de coronavirus es rayuela de inquietante vigencia
El juego arranc¨® cuando el azar cay¨® en el aforismo 289 y se cruzaron los pucheros de una pol¨ªtica catalana en rueda de prensa de grave momento coronav¨ªrico con ese ¡°D¨¦janle de tener por divino el d¨ªa que le ven muy humano¡±, celestial virtud que el autor de El critic¨®n atribuye como innegociable en sabios y dirigentes. Y la rayuela se dispara. De sentencia a episodio real. Sin fin. ¡°Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen. Alz¨®se con el mundo la necedad¡±, aflora como ajustada voz en off de la imagen que se divisa desde el balc¨®n de los j¨®venes vecinos del primero, que apretujan en su coche rojo bolsas de comida y el transport¨ªn del gato en la nocturnidad de un jueves porque la Generalitat ha teletransmitido el aviso de controles de carretera del d¨ªa siguiente para evitar una nueva huida de Egipto hacia segundas residencias. Claro: contra paredes, playa o monta?a, sin embargo ¡°son muchas las sectas del capricho, y de todas ha de huir el var¨®n cuerdo¡±. Tentaci¨®n de vengador de visillo y delatar, si bien ¡°es el mayor saber a veces no saber, o afectar no saber. H¨¢se de vivir con otros, y los ignorantes son los m¨¢s¡±.
Quiz¨¢ Fernando Sim¨®n, coordinador de emergencias de Sanidad, ojea el manual estos d¨ªas; igual antes de pedir disculpas porque se le hab¨ªa practicado privilegiadamente el test del coronavirus por delante de otros mortales. ¡°Saber hacerse a todos: la semejanza concilia benevolencia¡±, reza el aforismo 77. Vive Dios que lo aplic¨®. Parece, como otros expertos, hombre sabio (¡°Valer y saberlo notar es valer dos veces¡±), pero son tiempos feos para el conocimiento, hoy como en el Barroco: ¡°Est¨¢ desactivado el filosofar¡ Vive desautorizada la ciencia de los cuerdos, la ciencia ya es tenida por impertinencia¡±, alerta Graci¨¢n. Y por m¨¢s que prevenga (¡°No ser f¨¢cil: ni en creer, ni en querer. Es muy ordinario el mentir, sea extraordinario el creer¡±, ordena), uno no sabe si la raz¨®n le asiste a aqu¨¦l o alg¨²n ardoroso epidemi¨®logo de la cohorte m¨¦dica de la Generalitat, recordando que ¡°Cualquier exceso de las pasiones causa indisposici¨®n de cordura¡±. M¨¢s claro: ¡°Ciencia sin seso, locura doble¡±.
¡°Gran asunto de la cordura: nunca descomponerse, nunca desbaratarse¡±, recomendaba el sabio jesuita
Siempre es mejor no apasionarse, para que a uno ¡°no acabe de encend¨¦rsele la sangre, que todo lo ejecutar¨¢ sangriento¡±. Lo cierto es que a la seis de la ma?ana, ante la radio, (¡°V¨ªvese lo m¨¢s de informaci¨®n: es lo menos lo que vemos; vivimos de fe ajena¡±), la sangre ya hierve. Al menos entre pol¨ªticos: ¡°Querr¨ªan algunos con las manchas de los otros disimular, si no lavar, las suyas; o se consuelan, que es consuelo de los necios¡±. Trump y Boris Johnson y Bolsonaro, retratados hace ya 373 a?os: ¡°Es muy ordinario para remendar una necedad cometer otras cuatro¡±.
Uno se levanta tan temprano porque la vida no alcanza con el teletrabajo: un mito del hipercapitalismo que se hunde a la primera, as¨ª en lo tecnol¨®gico (redes saturadas; sistemas que no resisten) como en lo humano (jefes por doquier asomando desde m¨®viles, ordenadores, mensajer¨ªas internas, horario en bucle y todo aqu¨ª y ahora: ¡°Es pasi¨®n de necios la prisa¡±). Dos d¨ªas, a primera hora, hay que seguir dando las clases universitarias v¨ªa telem¨¢tica, ensayo de aulas como plat¨® y de profes (quiz¨¢ robots) virtuales. Qu¨¦ m¨¢s da el factor humano. El contador de asistentes apenas alcanza la mitad de los alumnos, que se conectan y desconectan espasm¨®dicamente; quiz¨¢ el pijama, quiz¨¢ el caf¨¦ con leche, seguro el m¨®vil: ¡°Es dificultoso dar entendimiento a quien no tiene voluntad, y m¨¢s dar voluntad a quien no tiene entendimiento¡±.
Es duro leer el or¨¢culo en estos tiempos de cuarentena. ¡°No se vive si no se sabe¡±. Cierto. Es un test, muchos espejos en las 300 casillas. ¡°La esperanza es gran falsificadora de la verdad¡±, y quiz¨¢ se pueda aplicar al autoenga?o sobre la evoluci¨®n del coronavirus¡ o a la vida de uno. ¡°Lo que no se ve es como si no fuese¡±, lanza, para poner luego sobre aviso: ¡°No aguardar a ser sol que se pone. Sepa uno hacer triunfo del mismo fenecer¡±. Luego, invita a calcular: ¡°De siete en siete a?os dicen que se muda la condici¨®n: sea para mejorar y realzar el gusto¡±, suelta y clasifica las d¨¦cadas humanas. A los 20, pav¨®n; a los 30, le¨®n; a los 40, camello; a los 50, serpiente; a los 60, perro; a los 70, mona; a los 80¡ ?nada!. Veamos: deber¨ªa ser ya ocho veces mejor de lo que fui y es justo al rev¨¦s y ni con diccionario de s¨ªmbolos en ristre s¨¦ si he de tirar por la capacidad de oler con una lengua b¨ªfida o por la de mediador de ocultos procesos de transformaci¨®n, hipersensible a vibraciones de baja frecuencia, f¨ªsicas o morales.
¡°No sea entremetido, y no ser¨¢ desairado. Sea antes avaro que pr¨®digo de s¨ª (¡) Nunca venga sino llamado, ni vaya sino embiado¡±, recomienda Graci¨¢n. Pues adi¨®s. Y recuerde, en tiempos imprudentes: ¡°Nunca descomponerse. Gran asunto de la cordura: nunca desbaratarse¡±. Dejar¨¦ el peque?o Graci¨¢n en el buz¨®n de la vecina.
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