La gente dise?a
El d¨ªa despu¨¦s deber¨ªamos abrir una moratoria, hacer balcones con andamios desmontables, dejar que un ¡°bricolage¡± a escala urbana recoja toda la creatividad volcada en nuestras viviendas estos d¨ªas
Resulta dif¨ªcil hablar sobre lo que est¨¢ ocurriendo en nuestras viviendas en este momento, y son muy numerosas las opiniones publicadas en diferentes medios de comunicaci¨®n que se hacen eco del modo en c¨®mo esta crisis sanitaria ha puesto en evidencia nuestras casas y ciudades al mismo tiempo y en todo el mundo. Un n¨²mero significativo de estas opiniones apuntan a d¨¦ficits de dise?o de las viviendas o incluso defectos atribuibles directamente al planeamiento urban¨ªstico. Otros ponen el foco en la poca superficie, la falta de asoleamiento, de ventilaci¨®n, etc., y otras nos recuerdan algunos ejemplos a los que emular a partir de ahora y parecen so?ar en construir la ciudad del futuro. Pero, aunque las nuevas viviendas que se construyan recogieran las cr¨ªticas vertidas en estas opiniones y fueran m¨¢s eficaces ante una nueva crisis, estas ser¨ªan muy pocas.
No volver¨¢n a darse las condiciones para construir algo de la envergadura del Eixample de Barcelona, ni siquiera en tres o cuatro generaciones conseguir¨ªamos tener una ciudad nueva. M¨¢s bien deber¨ªamos pensar en reparar adecuadamente los cientos de miles de viviendas construidas. Pero a¨²n as¨ª creo que es tremendamente positivo el inter¨¦s por opinar sobre la vivienda y pienso que lo que est¨¢ ocurriendo, ha convertido las viviendas y la ciudad en un formidable laboratorio que nos obliga a pensar en algunas cosas. La primera es que lo nuevo, en el campo de la vivienda, no siempre nos ha mejorado la vida. Cualquier vivienda del Eixample, con muy pocos cambios, es remarcablemente mejor que las construidas en los ¨²ltimos 30 o 40 a?os, incluso energ¨¦ticamente. La tecnolog¨ªa aplicada a la vivienda no ha supuesto mejoras sustanciales, salvo el ascensor o algunos electrodom¨¦sticos, todos ellos de quita y pon. ?Las llamadas casas inteligentes han resuelto algo estos d¨ªas? Adem¨¢s, da la impresi¨®n de que cuanto m¨¢s Decretos de Habitabilidad hemos hecho para poner coto a los abusos de la especulaci¨®n y el mercado, se han rigidizado m¨¢s a¨²n y han acabado por volverse contra los usuarios.
Pero lo mejor de esta crisis son las personas, ellas est¨¢n sometiendo a las viviendas a un uso intensivo que ha desbaratado, (por lo que leemos o vemos filmado en las redes sociales), los usos predeterminados de las piezas de la casa. Estos usos, muchos de ellos no previstos, hacen inaplazable el hecho de pensar nuestras viviendas en t¨¦rminos de ¡°piezas¡± m¨¢s que de ¡°programa¡±, es decir de dormitorios, recibidores, salas o comedores. Piezas m¨¢s regulares ¡ªm¨¢s grandes¡ª y m¨¢s indeterminadas y que sea la gente la que las use como quiera, que sean las personas las que las ¡°bauticen¡±, durmiendo, comiendo, trabajando o jugando en ellas. Lo que est¨¢ ocurriendo deber¨ªa enterrar para siempre la idea de lo funcional, es decir espacios especializados en una funci¨®n, lo que supone sentenciar seriamente la vivienda moderna tal y como la hemos estudiado y la seguimos defendiendo. ?Cuantos pasillos, esos denostados pasillos que interesadamente fueron bautizados por promotores malintencionados como metros cuadrados inservibles, nos han sacado del apuro estos d¨ªas de confinamiento, especialmente si hay ni?os? Muchos constructores de autom¨®viles los testan en pruebas como el Par¨ªs-Dakar, es decir en condiciones extremas y excepcionales. Hoy estamos sometiendo nuestras viviendas a ese Par¨ªs-Dakar.
Cuando esto acabe, no deber¨ªamos tanto preguntar a la gente que ha faltado en su casa, como preguntarles c¨®mo han usado las piezas de la casa. Es de ah¨ª de donde deber¨ªamos aprender. Son lecciones que ense?an a vivir, no ense?an ¡°arquitectura¡±. Cuando alguien toma el sol estirado en el alf¨¦izar de la ventana, no est¨¢ haciendo algo prohibido, est¨¢ dando una indicaci¨®n para dise?ar una ventana mejor. Incluso para decirlo m¨¢s crudamente: est¨¢ ¡®dise?ando¡¯ una ventana. No hay excusas para no leer estas se?ales. El d¨ªa despu¨¦s deber¨ªamos recoger datos, ver fotos, filmaciones, leer comentarios, tuits, y difundirlos para que otros intenten dise?ar teniendo en cuenta estos datos. Abrir una moratoria, permitir hacer balcones con andamios desmontables sobre las fachadas que no los tienen, probar que tal funcionan, dejar que un ¡°bricolage¡± a escala urbana interprete toda la creatividad volcada estos d¨ªas. Ser¨¢ f¨¢cil a partir de ahora referirse a esta experiencia com¨²n ¡ªy global¡ª cuando queramos argumentar sobre la distribuci¨®n de las viviendas o sobre el valor de algunos espacios denostados hasta ahora, y ayudar¨¢ a arquitectos y usuarios a tener un lenguaje com¨²n.
Xavier Monteys es catedr¨¢tico de de Proyectos arquitect¨®nicos en la UPC.
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