Las mutaciones del lenguaje
Los gobernantes tienen que tener en cuenta que la salud tambi¨¦n es una cuesti¨®n econ¨®mica, social y cultural. Y sus decisiones deben tener un equilibrio que aspire a una vida digna para todos
La dimensi¨®n de una crisis se puede medir por los efectos que tiene sobre el lenguaje, el modo en que modifica los pautados discursos p¨²blicos. De pronto, el poder pol¨ªtico cambi¨® el tono: su discurso adquiri¨® los acentos graves de las situaciones excepcionales. Sin margen de tiempo hab¨ªa que convencer a la ciudadan¨ªa para que asumiera decisiones de una dureza inusual, que requer¨ªan su complicidad para que fueran efectivas. Si la palabra confinamiento ya tiene en s¨ª misma una dimensi¨®n tr¨¢gica, el acompa?amiento s¨®lo pod¨ªa venir por la v¨ªa de la amenaza (un enemigo invisible) y el miedo (acompa?ante principal de la servidumbre voluntaria). Y as¨ª, presidentes de Rep¨²blicas y de gobiernos convocaron a la guerra ¡ªaunque el enemigo fuera un invisible virus¡ª, apelaron a la uni¨®n nacional, colocaron a sus pa¨ªses en situaci¨®n de excepci¨®n con suspensi¨®n de libertades incluidas, y pusieron las vidas de las personas por encima de cualquier otra prioridad, incluida la sacrosanta raz¨®n econ¨®mica (la religi¨®n de nuestro tiempo).
Todo ello sin un horizonte temporal claro. La suspensi¨®n de la normalidad ciudadana, la reducci¨®n de la vida a los espacios interiores, y por tanto la paralizaci¨®n de la econom¨ªa, no se sab¨ªa a ciencia cierta ni se sabe todav¨ªa cu¨¢nto durar¨¢n. Y no se descarta una lenta y parcial recuperaci¨®n de las libertades, con la exclusi¨®n de ciertos sectores sociales marcados con el estigma de vulnerables (los de mayor edad).
Pronto esta angustia se ha traducido en las encuestas: la gente teme m¨¢s la inminente crisis econ¨®mica que la propia crisis sanitaria. Y el lenguaje econ¨®mico ha empezado a mutar. Palabras que eran tab¨²s en la ortodoxia neoliberal en estos ¨²ltimos 30 a?os de vertiginosa aceleraci¨®n se oyen ahora no s¨®lo en boca de pol¨ªticos, acad¨¦micos e intelectuales, sino incluso de algunas voces del empresariado. La renta b¨¢sica, el reforzamiento del sector p¨²blico, la necesidad de que la sanidad quede fuera de las leyes del mercado, la congelaci¨®n de los l¨ªmites de deuda de los pa¨ªses, la mutualizaci¨®n europea del rescate de los pa¨ªses m¨¢s afectados, est¨¢n hoy en la lista de sugerencias susceptibles de ser contempladas, rompiendo las intransigencias que condujeron la salida de la crisis de 2008 por la v¨ªa de la sangrante austeridad selectiva. ?Ecos nost¨¢lgicos de la m¨²sica socialdem¨®crata de la que en los a?os 80 se proclam¨® la defunci¨®n? ?Palabras para regalar a los o¨ªdos de una ciudadan¨ªa encerrada entre el desconcierto, la incomprensi¨®n y la ansiedad? ?O consciencia que entraremos en un periodo de enorme frustraci¨®n colectiva en que nadie podr¨¢ permitirse actuar como si todo le estuviera permitido?
?T¨²nel o hecatombe? Esta es la duda que habita a muchas personas con poder de decisi¨®n, ya sea en la pol¨ªtica o en la econom¨ªa. La inercia ¡ªsiempre conservadora¡ª lleva a creer que pasado el gran susto, controlada la epidemia, todo volver¨¢ a d¨®nde estaba. Pero hay qui¨¦n piensa que los da?os en el tejido empresarial y en el empleo (especialmente en aut¨®nomos y peque?as y medianas empresas) ser¨¢n demoledores y que habr¨¢ que hacer concesiones si se quiere evitar que el t¨²nel se convierta en hecatombe. Y que para ello hay que dar cuerda al Estado y aceptar que las grandes corporaciones tendr¨¢n que hacer significativas concesiones.
Este inesperada par¨®n nos ha confirmado que la econom¨ªa de mercado es mundial pero que el poder pol¨ªtico sigue siendo nacional y Estatal. Y nos ha evidenciado la dificultad de afrontar una crisis provocada por la naturaleza y no por un Estado o un poder enemigo. Al fin y al cabo, llevamos mucho tiempo sin encontrar la manera de manejar la crisis ecol¨®gica, de la que somos causantes y se nos est¨¢ escapando de la manos, que, dicho sea de paso, provoca y provocar¨¢ muchas m¨¢s muertes que la pandemia. Pero a su vez nos deja una lecci¨®n metodol¨®gica para la gobernanza del futuro. El gobierno es de los pol¨ªticos que, en democracia, representan a la ciudadan¨ªa. La ciencia suministra conocimiento e informaci¨®n indispensables pero las decisiones corresponden a los gobernantes. Y estos tienen que tener en cuenta que la salud no es una cuesti¨®n estrictamente m¨¦dica, es tambi¨¦n econ¨®mica, social y cultural. Y es en funci¨®n de un equilibrio que nos sit¨²e en la aspiraci¨®n a una vida digna para todos que han de tomar sus decisiones. Veremos si las mutaciones que se aprecian en el lenguaje econ¨®mico se concretan en la pr¨¢ctica o si s¨®lo eran m¨²sica para aligerar el confinamiento.
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