La universidad, motor de crecimiento tras la pandemia
El sector universitario debe ser uno de los catalizadores m¨¢s potente del talento inclusivo, desde las cuestiones sanitarias, a las del medio ambiente
Un estudio sobre el impacto econ¨®mico que generan las universidades en Catalu?a, realizado en 2017 por el Laboratorio de Econom¨ªa Aplicada AQR-Lab de la Universidad de Barcelona y coordinado por el Dr. Jordi Suri?ach, estableci¨® que la incidencia en el PIB catal¨¢n oscila entre el 1,4% y el 1,7%, si se tienen en cuenta los resultados del sistema de investigaci¨®n. No son datos menores. Para explicar el efecto, si el PIB de Catalu?a por habitante en 2018 fue de 31.877 euros, aproximadamente 500 euros de esta cifra es fruto del sistema universitario.
Al d¨ªa siguiente de esta horrible pandemia tendremos un panorama econ¨®micamente devastado. A los aspectos sanitarios y sociosanitarios, cabe sumar el par¨®n econ¨®mico derivado del confinamiento y de la restricci¨®n de la producci¨®n, de la reducci¨®n brusca del consumo y de la desconfianza e inseguridad de los mercados. Todo indica que la crisis econ¨®mica ser¨¢ un reto a superar. ?Qu¨¦ pueden hacer las universidades para contribuir a la recuperaci¨®n?
Las universidades tendremos que contribuir como un agente activo m¨¢s y utilizando lo que nos caracteriza, la confianza que la sociedad nos otorga. Para argumentar las razones de hacerlo ahora y no haberlo hecho en 2008, debemos buscar la respuesta en el hecho de que la crisis de entonces era financiera y los mecanismos de rescate se buscaron en la recuperaci¨®n del mercado financiero. Ahora, refugiarse en esta opci¨®n ser¨ªa un suicidio social. La salida de la crisis se debe fundamentar en una rotunda revisi¨®n de los compromisos sociales, vistos desde la macroeconom¨ªa y de la econom¨ªa internacional; sin olvidar que el desarrollo local depende fundamentalmente del territorio y, aqu¨ª s¨ª, las universidades somos claves.
Es importante recordar que el sistema p¨²blico universitario est¨¢ infradotado econ¨®micamente y con un modelo distributivo anacr¨®nico y obsoleto que no responde a la realidad de la potencia en investigaci¨®n de las universidades. Pero tambi¨¦n es verdad que esperar a que los presupuestos p¨²blicos se hagan cargo de este panorama es irreal. Debemos impedir que la parte m¨¢s d¨¦bil se haga cargo de la factura. As¨ª, debemos mantener a la baja las tasas universitarias (compromisos del gobierno al margen), revisar si el curso pr¨®ximo deben aplicarse recargos de matr¨ªcula, no perder puestos de trabajo y estabilizar a los profesionales universitarios.
Es urgente una ley de mecenazgo para que las universidades inviertan en su talento. Hacerlo de tal manera que la econom¨ªa local se vea sacudida, que hacer mecenazgo sea reconocido y las universidades dispongan de amplios sectores de desarrollo local de impacto muy r¨¢pido. Las universidades deben ser uno de los catalizadores m¨¢s potente del talento inclusivo, desde las cuestiones sanitarias, a las del medio ambiente, a nuevas f¨®rmulas de organizaci¨®n jur¨ªdico-econ¨®micas.
Las universidades tenemos que ayudar a la creaci¨®n de puestos de trabajo. Deberemos romper con la antigua consideraci¨®n de la transferencia de resultados de la investigaci¨®n y conocimientos como el pariente pobre. No habr¨¢ excusa para no resolver este reto con urgencia. El impulso en la creaci¨®n de riqueza a partir de la investigaci¨®n y de la innovaci¨®n tendr¨¢ que dejar de ser un mantra repetido hasta el aburrimiento. Ahora es el momento de dejar de decir y de empezar a hacer. Las universidades de ¨¦xito ser¨¢n aquellas que tengan la capacidad de innovaci¨®n m¨¢s desarrollada.
Las universidades nos debemos poner manos a la obra.
Joan Guardia Olmos es doctor en Psicolog¨ªa por la Universidad de Barcelona.
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