Divide y vencer¨¢s¡ ?hasta romper el feminismo?
No podemos olvidar que somos mujeres y deber¨ªamos defender que ¡°la uni¨®n hace la fuerza¡±
Divide y vencer¨¢s¡±, ya lo dijo Julio C¨¦sar, y, antes que ¨¦l, algunos militares griegos menos conocidos. Y lo aplicaron con tino los ingleses demostrando c¨®mo su imperio colonial se hac¨ªa fuerte generando disidencias entre los distintos grupos en la India. Y ah¨ª siguen, divididos a d¨ªa de hoy. La t¨¦cnica funciona, qu¨¦ duda cabe, y cualquier pol¨ªtico, soci¨®logo u opinador con qu¨®rum suficiente lo sabe y no duda en utilizarla.
Cre¨ªamos que las mujeres est¨¢bamos alejadas de estas cuitas, centradas en reclamar derechos que llevan siglos sin reconocernos, ayudando a nuestras iguales a escapar de la trata, pendientes de reclamar legislaciones que impidan comprar ni?os a placer, o ayudando a aquellas que sufren violencia machista, entre otras mil reivindicaciones.
Lo cre¨ªamos, digo, y entonces lleg¨® buena parte del postureo que rodea al feminismo en estos ¨²ltimos tiempos y un d¨ªa le¨ªmos en Twitter: ¡°Hemos reorganizado el equipo de este ministerio para que haya una presencia visible de mujeres pertenecientes a colectivos racializados. Eso significa que no asumir¨¦ la Direcci¨®n General¡±. El tuit era de Alba Gonz¨¢lez Sanz, de Unidas Podemos. Renunciaba de este modo a liderar el ¨¢rea de Igualdad de Trato y Diversidad ?tnico-racial, dependiente del Ministerio de Igualdad. Su sustituta fue Rita Bosaho. ?M¨¦ritos? Muchos, a buen seguro, similares a su antecesora, en cualquier caso, salvo ¡ªcosas del divide y vencer¨¢s¡ª que, se?alaron desde el partido: ¡°Es una persona racializada¡±. ?Acab¨¢ramos! Prueba superada. Parec¨ªa que poco ten¨ªa que hacer una persona de ¡°raza blanca¡± contra una ¡°racializada¡± a la que se presupone todo tipo de contratiempos personales y laborales. Igual sucedi¨® en la convocatoria del 8-M en Barcelona Juntas y diversas, ni menci¨®n a las mujeres ni a las trabajadoras.
Antes de seguir, aclarar¨¦, que todas las personas, incluidas las percibidas o definidas como blancas, claro est¨¢, est¨¢n racializadas, porque todas pertenecemos a una raza, la humana. O a una apariencia catalogada en un contexto cultural y su historia. Obvio. Huelga decir que no parece apropiado utilizar este t¨¦rmino para referirnos ¨²nicamente a personas ¡°no blancas¡± y que ese rasgo no hace a nadie m¨¢s adecuada para ning¨²n puesto de trabajo. Mientras que su uso s¨ª que es¡ digamos, un tanto racista.
Pero estamos en tiempos de la minor¨ªa, y de la minor¨ªa de la minor¨ªa, y seguro que me recriminar¨¢n que no piense en la discriminaci¨®n que sufren las mujeres negras, o gitanas o... Por supuesto, igual que hay que pensar y reivindicar los derechos de las kellys, las trabajadoras de las f¨¢bricas o las prostitutas, muchas de las cuales, a pesar de ser de vistas como ¡°blancas¡±, seguro que han vivido situaciones de desprotecci¨®n iguales o mayores que algunas de las ¡°racializadas¡±. ?Acaso merece menos cuidado una prostituta rusa que una somal¨ª?
Recientemente desde el Parlament, ERC se sumaba al ¡°divide y vencer¨¢s¡± y con el presidente Roger Torrent a la cabeza reclamaba en su Plan de Igualdad no la igualdad de los sexos, sino ¡°la diversidad representada en t¨¦rminos de edad, de racializaci¨®n, de diversidad funcional o de orientaci¨®n sexual e identidad de g¨¦nero¡±. Una queja parecida le¨ªamos en el informe de On s¨®n les dones, donde ya no era importante solo la presencia de mujeres en los medios de comunicaci¨®n, sino la participaci¨®n de personas ¡°no blancas¡±. En realidad, puestos a pedir: ¡°?D¨®nde est¨¢n las mujeres gitanas? ?D¨®nde est¨¢n las mujeres afrodescendentes? ?D¨®nde est¨¢n las mujeres musulmanas? ?D¨®nde est¨¢n las mujeres latinoamericanas no blancas? ?D¨®nde est¨¢n las mujeres asi¨¢ticas?¡±.
A?os reclamando nuestro derecho a que no conste el sexo en el DNI para que resulte que en las ofertas del trabajo que salgan del Parlament, o se reclamen en los medios, tengan que tener en cuenta el deseo sexual, la raza o la creencia religiosa.
De nuevo al inicio: ¡°Divide y vencer¨¢s¡±. T¨² eres blanca, me dir¨¢n, queri¨¦ndome situar en un lugar privilegiado, restando legitimidad a mis reivindicaciones feministas y banalizando la discriminaci¨®n que sufro como mujer. Pero es que no podemos banalizar el racismo desde el feminismo, igual que no podemos dejar que nos traten de hom¨®fobas por oponernos a los vientres de alquiler, ni de tr¨¢nsfobas cuando defendemos que la mujer es el sujeto del feminismo. Igual deber¨ªamos alejarnos de tanto relativismo cultural mal entendido y centrarnos en las reivindicaciones que nos ata?en y unen a todas las mujeres, porque las opresiones las vivimos aqu¨ª, en Estados Unidos o en Somalia, porque si dividimos nuestro colectivo en peque?os colectivos no conseguiremos alcanzar nuestras demandas. Por eso, no podemos olvidar que somos mujeres y que las feministas deber¨ªamos defender que ¡°la uni¨®n hace la fuerza¡±, porque no queremos que nos enfrenten, queremos estar unidas.
Carmen domingo es escritora.
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