Ahora, confluencia nacionalista
La apuesta con m¨¢s posibilidades de romper la base electoral del independentismo es la confluencia de la derecha nacionalista que rechaza seguir a Torra y Puigdemont
Nada apunta a que una m¨ªnima normalizaci¨®n de la pol¨ªtica catalana pueda provenir del campo independentista, que sigue dando tumbos enredado en una inextricable madeja de ensue?os, contradicciones y el drama de las c¨¢rceles y el exilio. Al mismo tiempo, sin embargo, no hay indicios de que frente a ¨¦l vaya a articularse una alternativa clara y potente capaz de alcanzar la mayor¨ªa de gobierno en unas elecciones al Parlament. Ni por la derecha, ni por la izquierda.
Todo puede cambiar, sin embargo, si se reconstruye por lo menos una parte electoralmente ¨²til del espacio pol¨ªtico anta?o ocupado por Converg¨¨ncia Democr¨¤tica. Una operaci¨®n de este tipo es a estas alturas la posibilidad m¨¢s veros¨ªmil de que el independentismo pierda la mayor¨ªa en el Parlament y, en consecuencia, suelte el tim¨®n de la pol¨ªtica catalana. Este c¨¢lculo es el que anima a varios grupos y partidos formados en torno a exdirigentes de la propia Converg¨¨ncia y sus afines, que rechazan la pol¨ªtica de Quim Torra y Carles Puigdemont. En 1976, tras la dictadura, se trataba de converger para ganar a la izquierda. Ahora se trata de confluir para rectificar el rumbo del soberanismo.
Considerados estos grupos de uno en uno, todos son peque?os y ninguno tiene una muy clara preeminencia sobre los otros. Pero si se suman, cuentan con una baza que puede resultar atractiva para la parte del electorado que durante d¨¦cadas apoy¨® al partido de Jordi Pujol creyendo, con raz¨®n hasta 2012, que este era el que representaba a la derecha democr¨¢tica y catalanista pero no independentista. Esta baza consiste en presentar como garant¨ªa el hecho de haber abandonado la aventura independentista cuando sus excompa?eros de partido se dejaron arrastrar a ella.
Al mismo tiempo que una baza, este perfil puede ser tambi¨¦n un lastre, y no precisamente ligero, porque los dos partidos de la antigua Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) no han desaparecido por la expansi¨®n del independentismo sino por la explosi¨®n de la corrupci¨®n. Lo que los ha borrado del mapa son las sentencias judiciales por esc¨¢ndalos en la financiaci¨®n de los dos partidos, mezclados a menudo con beneficios individuales. Este h¨¢ndicap es, probablemente, lo que dificulta una recomposici¨®n a partir de estos integrantes. A pesar de ello, sin embargo, lo cierto es que el espacio sociopol¨ªtico catalanista moderadamente conservador, anticomunista o antisocialista que Pujol supo atraer y unificar en 1980 sigue existiendo y est¨¢ esperando a que alguien con credibilidad se ofrezca a representarlo.
Hay ah¨ª una oportunidad e incluso una necesidad. Porque no todo el electorado de CiU ha hecho el tr¨¢nsito hacia las sucesivas coaliciones independentistas pilotadas, siempre en posiciones de control, por la c¨²pula de Converg¨¨ncia en alianza con Esquerra Republicana. Les ha seguido el grueso de su electorado, pero no la totalidad. Y ahora est¨¢ ya muy claro para todo el mundo que aquella apuesta fue un error y ha cosechado un fracaso sin paliativos. Y un desastre para Catalu?a. De manera que los hu¨¦rfanos del centroderecha catalanista siguen ah¨ª. Ni Ciudadanos ni el PP pretenden ser opciones para los electores catalanistas.
Otra cosa es si las plataformas con las que en estos ¨²ltimos a?os han intentado llenar ese hueco tienen credibilidad suficiente o no. El m¨¢s consistente de estos proyectos es, sobre el papel, el dise?ado por el Partit Nacionalista de Catalunya, que cuenta con la que fue la coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, y otros exdirigentes de Converg¨¨ncia, como Carles Campuzano y Xavier Xucl¨¤, y aparecen como nuevo posible bander¨ªn de enganche para nacionalistas pragm¨¢ticos al estilo de lo que en su momento representaron Miquel Roca en Converg¨¨ncia o Duran Lleida en Uni¨®. Esta es una clara diferencia con otros pol¨ªticos que han creado sus plataformas despu¨¦s de protagonizar largas carreras saltando de un partido a otro y de una ideolog¨ªa a otra, cada vez m¨¢s a la derecha, como Antoni Fern¨¢ndez Teixid¨® y Manuel Valls. Fern¨¢ndez Teixid¨® pas¨® del trotskismo al Centro Democr¨¢tico y Social (CDS) de Adolfo Su¨¢rez, luego a la Converg¨¨ncia de Jordi Pujol y ahora al liberalismo con Lliures. Valls pas¨® del socialismo franc¨¦s, con el que lleg¨® incluso a jefe de gobierno, al
liberalismo anticatalanista de Ciudadanos, con el que en 2019 obtuvo una plaza de concejal en el Ayuntamiento de Barcelona. Otro grupo interesado en la recuperaci¨®n de la derecha catalanista es Units per Avan?ar, una alianza de exdemocristianos y exsocialistas encabezada por Ramon Espadaler, ¨²ltimo secretario general de la extinta Uni¨® Democr¨¤tica. Despu¨¦s de concurrir a las elecciones auton¨®micas de 2017 y municipales de 2019 integrados en candidaturas del PSC, ahora se ofrecen para confluir con exconvergentes y liberales. Confluir, esta es la idea, para rebanar la base electoral independentista.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.