Vecinos del Raval okupan la antigua escuela Massana para repartir alimentos
Decenas de activistas entran en el edificio municipal para ayudar a los m¨¢s necesitados con comidas y organizar cursos
La antigua Escola Massana de Barcelona ¨Den la plaza de La Gardunya, justo detr¨¢s de la Boqueria¨D llevaba m¨¢s de tres a?os cerrada a cal y canto. Tiene cuatro plantas repletas de caballetes de dibujo y trastos viejos, repletos de polvo, en unas c¨¦ntricas dependencias municipales. La crisis originada por la pandemia del coronavirus ha motivado a varias decenas de vecinos del barrio del Raval a poner fin a al letargo en el que viv¨ªa este espacio. D¨ªas antes de Sant Joan varios activistas okuparon la antigua escuela para ¡°convertirla en un mont¨®n de cosas, que sirva para ayudar a los vecinos que en estos momentos m¨¢s lo necesitan¡±, asegura uno de los okupas, que prefiere mantener el anonimato.
Los okupas son los integrantes de dos peque?as entidades la Xarxa de Suport Mutu (red de apoyo mutuo) y el Sindicado de la Vivienda del Raval. Cuando el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, oblig¨® a la poblaci¨®n a confinarse, los miembros de estos colectivos ya empezaron a intuir lo que se ven¨ªa encima. ¡°Hay muchos vecinos que trabajan en la econom¨ªa sumergida y de la noche a la ma?ana se quedaron sin recursos. A otros les aplicaron ERTE. En abril tuvieron que pagar el alquiler sin haber cobrado. Empez¨® a ser una emergencia conseguir alimentos¡±, advierten. De esta manera se cre¨® la Xarxa Populars d¡¯Aliments del Raval (Red Popular de Alimentos del Raval) con un funcionamiento diferente al del banco de alimentos ya que sus miembros iban, cada ma?ana, en b¨²squeda de excedentes de mercados o de la industria alimentaria. Comenzaron a utilizar una habitaci¨®n de unos 20 metros en el casal La Galera, pero pronto se qued¨® peque?a para almacenar kilos y kilos de alimentos recuperados.
¡°En abril empiezan a llegarnos vecinos derivados directamente de los servicios sociales que estaban saturados y admit¨ªan que no llegaban. Contamos m¨¢s de 700 personas en el barrio que no ten¨ªan acceso a los alimentos b¨¢sicos. Hoy deben ser m¨¢s de 1.000. Pese a ello, cuando ven¨ªa gente al casal a buscar alimentos, la Guardia Urbana llegaba incluso a identificarlos porque se estaba incumpliendo la normativa del confinamiento¡±, mantiene uno de los miembros de ambos colectivos. El perfil de persona que acud¨ªa en busca de ayuda sol¨ªa ser siempre el mismo: ¡°Mujer, en muchas ocasiones migrante, con hijos a su cargo, sin trabajo y sin pareja¡±.
Los activistas pidieron al Ayuntamiento la cesi¨®n de un espacio para ampliar el almac¨¦n de alimentos pero el Consistorio tardaba en dar una respuesta. Fueron los propios activistas los que crearon su propia respuesta y okuparon La Massana e hicieron p¨²blico la nueva sede de ambas entidades el pasado Sant Joan.
Este martes segu¨ªan las labores de limpieza y retirada de toneladas de polvo del espacio. Uno de los activistas cambiaba una de las cerraduras de un aula. En la planta baja ya hay un lugar para almacenar alimentos que es cinco veces m¨¢s grande que la sala que hab¨ªa en La Galera. ¡°Estamos pendientes de poder tener luz y as¨ª instalar neveras¡±, aseguran. Tambi¨¦n se ha puesto en marcha la Xarxa de Suport Educatiu (Red de apoyo educativo) formada por la entidad Vecinas en Red que durante el confinamiento se preocup¨® por suministrar tablets, libretas y bol¨ªgrafos a los escolares del barrio que no ten¨ªan recursos. De cara al verano pretenden programar actividades para los m¨¢s peque?os como son la lectura de cuentos, ense?ar a ir en bicicleta, artes esc¨¦nicas, etc. En alguna de las antiguas aulas se instalar¨¢ el Sindicado de la Vivienda del Raval, muy activo a la hora de intentar frenar los desahucios judiciales o extrajudiciales que semanalmente se ordenan en el barrio. ¡°Este espacio debe ser un epicentro de curas, creatividad, soporte mutuo y luchas sociales¡±, mantiene uno de los activistas. ¡°La supervivencia consiste en tener comida, techo, papeles y trabajo pero la vida debe ser algo m¨¢s que la supervivencia¡±, advierte.
A solo unos metros este la antigua Massana se encuentra La Tancada. Es una parte de la misma escuela que tambi¨¦n fue ocupada hace dos a?os. En aquella ocasi¨®n la ocupaci¨®n fue para denunciar la Ley de Extranjer¨ªa y el trato que da Espa?a a las personas migrantes. Hoy en la Tancada siguen durmiendo cerca de 40 extranjeros que contin¨²an reivindicando sus derechos. En la nueva ocupaci¨®n son muy pocos los activistas que duermen. Lo hacen ¡°para defender¡± el espacio. ¡°Nuestra intenci¨®n es que no se pernocte pero ahora tenemos que estar atentos por si el Ayuntamiento quiere desalojarnos. De hecho le hemos pedido al Consistorio que nos ceda el uso del espacio durante 30 a?os¡±, mantienen.
Por su parte, el Ayuntamiento califica la ocupaci¨®n como ¡°pol¨ªtica¡± y se muestra partidario a ¡°escuchar las reivindicaciones y trabajar para llegar a acuerdos que faciliten que abandonen el espacio voluntariamente¡±. El Consistorio asegura que busca un espacio para la Xarxa Popular d¡¯Aliments del Raval. Mientras, los activistas se preparan para recibir a los vecinos del Raval en la antigua Escola Massana donde, hasta hace solo unas semanas, se acumulaba el polvo sobre decenas de caballetes de dibujo.
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