La en¨¦sima mutaci¨®n de Converg¨¨ncia
El tr¨¢nsito de CDC a Junts per Catalunya es la historia de un intento por mantener la hegemon¨ªa
Los militantes de Junts per Catalunya, la nueva formaci¨®n ¡ªaunque mantenga el nombre de otra anterior¡ª liderada por el t¨¢ndem Carles Puigdemont-Jordi S¨¤nchez, conocer¨¢n el pr¨®ximo jueves el borrador de la ponencia pol¨ªtica que se aprobar¨¢ el 4 de octubre. El texto esbozar¨¢ la vocaci¨®n del partido m¨¢s all¨¢ del hiperliderazgo del expresident, fugado de la justicia. Pero Junts es, adem¨¢s, el ¨²ltimo intento de organizar el espacio dejado por la extinta Converg¨¨ncia Democr¨¢tica de Catalunya (CDC), la en¨¦sima mutaci¨®n de un gen que lucha por mantener la hegemon¨ªa pol¨ªtica en ese territorio.
La idea del ¡°gen convergente¡± fue acu?ada hace a?os por la prensa catalana para explicar los cambios dentro de ese espacio, que le han permitido mantener elevadas cotas de poder. La m¨¢xima expresi¨®n de esa hegemon¨ªa fueron los a?os dorados del pujolismo en la Generalitat y en Madrid, basada en pactar a derecha e izquierda, a cambio de traspasos y arreglos econ¨®micos.
¡°El gen convergente es perfectamente capaz de destruir su propio partido para sobrevivir¡±, asegur¨® en 2017 el periodista Enric Juliana. Y Junts per Catalunya es ese ¨²ltimo intento para dar el impulso final al envite contra el Estado, a¨²n implosionando sus ra¨ªces. Llega despu¨¦s de sucesivas transformaciones de la marca original ¡ªCDC¡ª, primero como respuesta forzada a las causas por corrupci¨®n y luego como resultado de las luchas intestinas derivadas del proc¨¦s independentista.
El sucesor de Pujol. La mutaci¨®n estaba en marcha al abrirse el mel¨®n sucesorio de CDC en el a?o 2000, cuando el patriarca, Jordi Pujol, decidi¨® ceder su sitio y apunt¨® a Artur Mas. ?Sobrevivir¨ªa el proyecto sin el responsable de seis victorias consecutivas? El Gobierno tripartito de PSC, ERC e ICV (2003-2010) fue una traves¨ªa en el desierto para Artur Mas, pero le sirvi¨® para hacer evolucionar el partido de orden de su padrino y avanzar a una formaci¨®n con una pol¨ªtica econ¨®mica homologable a la del PP, l¨ªder en las recetas de la austeridad.
El cerco de la justicia. Los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que ya estaban en el aire en 2005 (cuando socialista Pasqual Maragall espet¨® a Mas su c¨¦lebre ¡°Tienen un problema, y se llama 3%¡±) y los de la familia Pujol terminaron por dar la estocada a CDC. La confesi¨®n de Pujol fue demoledora. M¨¢s a¨²n los indicios de corrupci¨®n del caso Palau, que en 2015 ya eran claros y acabaron en condena: el partido cobr¨® 6,6 millones en comisiones ilegales a cambio de la adjudicaci¨®n de obra p¨²blica. El equilibrio entre poner en valor el legado de los dirigentes hist¨®ricos y alejarse de los malos olores de la corrupci¨®n est¨¢ de fondo en todas las mutaciones posteriores de Converg¨¨ncia.
Las fracturas del ¡®proc¨¦s¡¯. Rota la federaci¨®n de CiU a causa del proc¨¦s ¡ªUni¨° no quiso acompa?ar a CDC en la deriva separatista¡ª, llegaron las elecciones auton¨®micas de 2016. Converg¨¨ncia volvi¨® a quedar escondida, esta vez en la f¨®rmula de Junts pel S¨ª (junto a ERC), con la que gran parte del independentismo intent¨® dar el salto definitivo pero que qued¨® lejos del 50% de los votos. Mas, forzado por la CUP, cedi¨® la presidencia de la Generalitat al entonces desconocido alcalde de Girona, Carles Puigdemont.
Nace el PDeCAT. En plena carrera acelerada del proc¨¦s, que culminar¨ªa con la fallida declaraci¨®n de independencia de 2017, Puigdemont impuls¨® la creaci¨®n del Partit Dem¨®crata Europeo Catal¨¤ (PDeCAT). Pero un tercio de los militantes de CDC que participaron en la consulta de mayo de 2016 rehus¨® enterrar a la antigua formaci¨®n. Las distintas familias del partido acabaron enfrentadas, y la designaci¨®n de Marta Pascal como coordinadora cre¨® una fractura con los m¨¢s cercanos al independentismo que se saldar¨ªa con otra nueva marca: la fundaci¨®n del primer Junts per Catalunya.
El PDeCAT, te¨®ricamente el heredero directo de CDC, no se ha presentado nunca a unas elecciones con sus propias siglas. En las elecciones de 2017, tras la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n, Pascal cedi¨® ante Puigdemont para elaborar esa lista llamada Junts per Catalunya, una f¨®rmula abierta, llena de independientes y con poco peso de neoconvergentes. Una coalici¨®n que acab¨® sometida a los designios del expresident, fugado a finales de octubre de 2017 a Waterloo (B¨¦lgica) para no ser juzgado.
Un partido para el ¡®expresident¡¯ pr¨®fugo. Puigdemont y Pascal terminaron enfrentados y el expresident pr¨®fugo incluso cre¨® otra formaci¨®n, La Crida, para forzar una fusi¨®n. El ahora eurodiputado logr¨® defenestrar a Pascal en 2018 y nada imped¨ªa por fin alinear a la formaci¨®n con sus ideas. Pero no fue as¨ª. Puigdemont quer¨ªa una confluencia total pero ha encontrado una direcci¨®n combativa que insiste en defender el legado convergente. Artur Mas guarda un silencio sepulcral. Algunos de los pol¨ªticos presos por sedici¨®n y malversaci¨®n, hist¨®ricos de CDC, apoyan a Puigdemont, que fue ungido presidente de la nueva Junts per Catalunya la semana pasada, con un 99% de los votos. Es la en¨¦sima mutaci¨®n, y el ¨²ltimo CIS catal¨¢n ya muestra una remontada y un empate t¨¦cnico con ERC para unas elecciones auton¨®micas a¨²n sin convocar.
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