Un confinamiento ¡®por lo bajini¡¯
La mayor¨ªa de los visitantes que cada verano acuden al Puerto de Santa Mar¨ªa, en C¨¢diz, no han fallado este a?o. El ¡®pesca¨ªto¡¯, las playas y las bodegas, tampoco
Todo es igual y todo es diferente en El Puerto en este verano de pandemia. La cola delante de la churrera de la plaza ¡ªesto es, el mercado¡ª, es la de siempre, pero m¨¢s larga, por aquello de mantener las distancias; en los Pepes, el caf¨¦ y los molletes son los mismos pero han habilitado menos mesas; los padres y las madres siguen arrastrando a los ni?os, la sombrilla y la neverita hacia alguna playa, donde les va a costar aparcar lo mismo que cada a?o aunque se van a encontrar a menos gente; hacia mediod¨ªa y por la noche, el centro del pueblo ir¨¢ absorbiendo a los lugare?os y a los visitantes que buscan el fresco de una ca?a y el deleite de alg¨²n pesca¨ªto frito, pero en lugar de ir de barra en barra, como siempre, la mayor¨ªa se apalancar¨¢n en una mesa (bajo reserva previa para asegurar el tiro); los m¨¢s j¨®venes seguir¨¢n llegando a casa con el sol pero ya no lo har¨¢n desde la discoteca sino desde la playa, desde la calita o desde alg¨²n botell¨®n perdido. ¡°Esto es un confinamiento pero por lo bajini¡±, sentencia Regli, cocinera y alma mater de uno de los templos gastron¨®micos del Puerto.
El Brillante, este peque?o bar-restaurante aparentemente modesto, con una cocina min¨²scula pero enorme donde el at¨²n en manteca (s¨ª: ?en manteca de cerdo!) destaca entre otros atunes, ha estado cerrado desde marzo hasta primeros de julio y, como todo el sector, las ha pasado canutas en una ciudad en la que la restauraci¨®n es uno de los motores econ¨®micos.
El pueblo no vive especialmente de los turistas extranjeros. Alguno se dej¨® ver el domingo siguiendo por la tele la final de la Champions en el pub irland¨¦s de la calle Virgen de los Milagros, pero los guiris que pasan por la costa atl¨¢ntica gaditana prefieren las playas entre C¨¢diz y Tarifa. As¨ª que, este verano, m¨¢s que la falta de clientes, en El Puerto lo duro est¨¢ siendo la dosificaci¨®n de los mismos, porque las hordas de visitantes que casi llegan a triplicar la poblaci¨®n de la ciudad, sobre todo en agosto, no han fallado: son gente de Jerez, de Sevilla o de Madrid que tienen una c¨®moda segunda vivienda en alguna de las urbanizaciones del municipio; no pocos, casoplones en los que podr¨ªan pasar un posible confinamiento tan tranquilos, remoj¨¢ndose en las piscinas y rodeados de lujos.
Tanto los portuenses como los turistas est¨¢n concienciados. Este domingo, d¨ªa playero por excelencia, la marea alta dejaba api?ados (manteniendo ciertas distancias) a los centenares de ba?istas pero con la bajamar la playa se vuelve enorme: apenas queda punteada por sombrillas y toallas y la orilla, por donde caminar chapoteando sobre la arena mojada es un placer, se convierte en un ir y venir de paseantes, todos luciendo mascarilla. De alguna manera, y salvando todas las distancias, m¨¢s que al coronavirus se le teme al enemigo de todos los veranos: el viento de levante ¡ªdel interior, caliente y violent¨ªsimo¡ª.
El pasado s¨¢bado cerr¨® un chiringuito de una de las playas m¨¢s exclusivas, en la urbanizaci¨®n Vistahermosa, por un caso de coronavirus entre la plantilla y, un d¨ªa antes, el estrellado cocinero ?ngel Le¨®n tambi¨¦n decidi¨® cerrar su restaurante, Aponiente, por tres contagios. ¡°La gente est¨¢ concienciada¡±, insiste un empresario hostelero portuense jubilado. ¡°Es lo que tienen que hacer¡±. La responsable de un bar de desayunos en la calle Larga lo tiene claro: ¡°Si ahora alguna de nosotras di¨¦ramos positivo en una PCR, bajar¨ªa la persiana inmediatamente¡±.
Hay m¨¢s respeto que miedo entre la poblaci¨®n. Entre la aut¨®ctona y entre la for¨¢nea. Las medidas de seguridad se cumplen en la mayor¨ªa de los lugares. Pero lo cierto es que se hace raro ver la barra de Er Beti, uno de los bares del centro m¨¢s frecuentados, semivac¨ªa; uno no se acostumbra a tener que reservar con tres d¨ªas de antelaci¨®n para ir a cenar a una venta en la carretera de Rota, o en la de Sanl¨²car, y encontr¨¢rsela casi desangelada; y se hace raro que las bodegas hayan reducido tanto el n¨²mero de personas en cada visita¡ Pero, por suerte para la econom¨ªa local y para las expectativas de los visitantes, la inmensa mayor¨ªa de establecimientos siguen abiertos, el pesca¨ªto frito no falta en las cartas, los finos de El Puerto siguen igual de fresquitos y de embriagadores y la playa, si el levante no decide fustigar con arena los cuerpos al sol, a¨²n es un oasis donde refrescarse.
¡®Pesca¨ªto¡¯ frito y vino fino
Poblaci¨®n: 88.405 habitantes (2019). Seg¨²n c¨¢lculos municipales, en verano la cifra se acerca a los 300.000.
Econom¨ªa: pesca, industria vitivin¨ªcola, turismo.
Actividades: como una de las cunas del pesca¨ªto frito, obliga a tapear: una pav¨ªa de merluza en Casa Paco; un hosti¨®n en Romerijo; una tosta de sardina en la barra del Faro; una carne mechada en Er Beti; unas almejas a la marinera en La Cervecer¨ªa¡ Visita a bodegas: Caballero (con recorrido por el Castillo de San Marcos), Guti¨¦rrez Colos¨ªa, Osborne¡ el fino es la estrella de la zona. Se echa de menos el vaporcito, que un¨ªa C¨¢diz con El Puerto varias veces al d¨ªa pero se hundi¨® en 2011.
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