Un gram¨®fono er¨®tico
El curioso objeto, que se daba por perdido, se exhibe en la exposici¨®n Jamais, en el Museo Picasso. Es peque?a pero bonita y un ejemplo de c¨®mo hace atractivo un objeto especializado
Si no han visto a¨²n la exposici¨®n Jamais en el Museu Picasso, vayan. Es peque?a pero bonita, y un ejemplo de c¨®mo hacer atractivo un tema especializado gracias al conocimiento y la inventiva de Emmanuel Guigon, director del museo. ?l encontr¨® este objeto surrealista que se daba por perdido gracias a dos im¨¢genes in¨¦ditas de Nick de Morgoli de 1947 en una de las cuales aparece Picasso con el famoso gram¨®fono manipulado por ?scar Dom¨ªnguez, una de las piezas m¨¢s atractivas de la Exposici¨®n Internacional del Surrealismo, que tuvo lugar en la Galerie Beaux-Arts de Par¨ªs en 1938. Lo ten¨ªa en una caja Catherine Hutin, hija de Jacqueline Roque, la ¨²ltima mujer del pintor malague?o, que lo recibi¨® como regalo de su amigo. La muestra no solo exhibe el curioso objeto, sino que explora en detenimiento aquella fant¨¢stica iniciativa, que consta en el libro L¡¯art de l¡¯exposition como una de las 30 exposiciones ejemplares del siglo XX.
En 1938, el grupo surrealista estaba medio disuelto y Andr¨¦ Breton quiso, con este evento, reagruparlo de alguna forma y abrir la puerta a nuevos miembros, como la checa Toyen, el chileno Roberto Matta, Meret Oppenheim, Hans Bellmer, Joseph Cornell o Richard Oelze. Los organizadores eran Andr¨¦ Breton y Paul ?luard; el ¡°generador-¨¢rbitro¡± era Marcel Duchamp; el iluminador, Man Ray, y el responsable ¡°de aguas y matorrales¡±, Wolfgang Paalen. Se entraba por un patio donde estaba el Taxi lluvioso de Salvador Dal¨ª y se pasaba por un espacio titulado Las calles m¨¢s bellas de Par¨ªs, donde cada artista hab¨ªa transformado un maniqu¨ª femenino a su manera. Duchamp lo convirti¨® en andr¨®gino, con chaqueta, corbata y sombrero masculinos; Andr¨¦ Masson encerr¨® la cabeza femenina en una jaula de mimbre y tap¨® su boca con una flor, mientras que ?scar Dom¨ªnguez at¨® un sif¨®n a un brazo del maniqu¨ª enroll¨¢ndolo con una espesa cuerda.
La pieza se exhibi¨® en la Exposici¨®n Internacional del Surrealismo en la Galerie Beaux-Arts de Par¨ªs en 1938
Entonces se pasaba a la pieza central, tan oscura que los visitantes deb¨ªan contemplar los cuadros con unas linternas que se les facilitaban a la entrada. Del techo colgaban 1.200 sacos de carb¨®n (que en realidad no era tal, por si ca¨ªan sobre la cabeza de alguien) ideados por Duchamp, mientras en medio de un suelo cubierto de hojas secas hab¨ªa un estanque con nen¨²fares. Un brasero de chapa simbolizaba la amistad mientras cuatro camas enormes -una en cada esquina- recordaban la importancia que los surrealistas otorgaban al amor, todo ello en medio de un olor a caf¨¦ torrefacto. Las paredes estaban repletas de cuadros, colgados muy juntos, de Max Ernst, Mir¨®, Dal¨ª, Tanguy y el resto del grupo.
El famoso gram¨®fono es de la marca Paht¨¦ de cuya bocina surgen unas elegantes piernas femeninas
La exposici¨®n se abr¨ªa por la noche, los invitados hab¨ªan de ir en tenue de soir¨¦e y durante la inauguraci¨®n tuvo lugar la performance de la bailarina H¨¦l¨¨ne Vanel, a quien de alguna manera esta muestra rinde homenaje. Vanel empez¨® a bailar en los a?os veinte y fund¨® una escuela de danza con Lo?s Hutton en Saint-Paul-de-Vence. Un cr¨ªtico dijo de ella que ¡°ten¨ªa el cuerpo de bailarina m¨¢s bello del mundo, un cuerpo flexible, esbelto, moreno¡±. Aqu¨ª, medio desnuda, recorri¨® la sala a grandes pasos, se meti¨® en el estanque y salpic¨® a los elegantes asistentes al acto, y sobre todo imit¨® los gestos de las hist¨¦ricas, un tema muy apreciado por los surrealistas.
En cuanto al famoso gram¨®fono, es un gram¨®fono marca Path¨¦ de cuya bocina -met¨¢fora de una falda- surgen unas elegantes piernas femeninas, y el brazo no termina en una aguja sino en una mano dispuesta a acariciar, no tanto unos pechos, como dijeron los cr¨ªticos, sino m¨¢s bien unas nalgas hechas de yeso, que giran como si fuera un disco. As¨ª que Dom¨ªnguez construy¨® un cuerpo desmembrado, cin¨¦tico y er¨®ticamente muy ambiguo: sin duda, su mejor objeto surrealista. En la exposici¨®n, las magn¨ªficas fotograf¨ªas de Raoul Ubac, Denise Bellon, Josef Breitenbach, Pierre Jahan, Gaston Paris, Roger Schall y Georg Reisner dan cuenta de todo ello, a lo que se a?ade la prensa de la ¨¦poca, mayoritariamente jocosa con la exposici¨®n, y cinco segundos del noticiero Gaumont, que se proyect¨® sin duda un d¨ªa despu¨¦s.
Un gui?o inteligente cierra la muestra: como Picasso era tan listo como malvado y tan ciclot¨ªmico como payaso, una fotograf¨ªa de ¨¦l mismo haciendo de ?scar Dom¨ªnguez, imitando al grandull¨®n pintor canario con nariz de clown y mueca tragic¨®mica, nos hiela sangre. Est¨¢ hecha en verano de 1957 y el 31 de diciembre de aquel mismo a?o Dom¨ªnguez puso fin a su vida cort¨¢ndose las venas. Su ¨²ltimo cuadro se titulaba, precisamente, Le Clown.
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