Incondicionales del ¡®proc¨¦s¡¯ en horas bajas
Los partidarios de Puigdemont siguen creyendo que la declaraci¨®n unilateral de independencia es posible a pesar de verse contrariados desde 2015
El independentismo que cree en el milagro no ha muerto. El expresidente Carles Puigdemont lidera a quienes mantienen viva esa llama. El pasado jueves 1 de octubre a trav¨¦s de las redes sociales lanz¨® su mensaje desde Waterloo: ¡°Catalu?a ahora puede ratificar la decisi¨®n tomada hace tres a?os¡± ¨Den el refer¨¦ndum de 2017¨D, ¡°con el Estado espa?ol o sin contar con ¨¦l¡±. Esa reiterada pretensi¨®n de dar verosimilitud a lo que hasta ahora no ha superado los l¨ªmites de la ficci¨®n cuenta con un respaldo de votos dif¨ªcil de precisar. Ser¨¢, no obstante, el reclamo que nuevamente utilizar¨¢ Junts per Catalunya en las elecciones catalanas previstas para febrero de 2021.
Con ello tratan de aglutinar a los incondicionales del procesismo: quienes creyeron que los comicios de 2015 eran plebiscitarios y se ganaron; que la independencia era cosa de 18 meses y que se cumplir¨ªa el mandato de la consulta del 1 de octubre de 2017. Electoralmente no les ha ido mal, pues con ese bander¨ªn de enganche Junts per Catalunya logr¨® hacerse con la hegemon¨ªa independentista en los comicios de hace tres a?os que convoc¨® Mariano Rajoy blandiendo el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n y que auparon al ahora inhabilitado Quim Torra a la presidencia. Pero hay s¨ªntomas de cambio.
En la pr¨¢ctica el pensamiento independentista m¨¢gico ha paralizado las instituciones catalanas. Javier Pacheco, secretario general de CC OO de Catalu?a, afirma que ¡°si hay una mayor¨ªa procesista con Puigdemont a la cabeza se mantendr¨¢ la confrontaci¨®n, cuando lo que es necesario es definir modelos de concertaci¨®n, di¨¢logo social y consenso parlamentario¡±. ¡°Ahora hay que aprovechar la fuerza de la inversi¨®n p¨²blica de la mano de esos 140.000 millones de euros que llegar¨¢n de la Uni¨®n Europea¡±, a?ade Pacheco.
En la sociedad catalana parece que algo se mueve. El pasado viernes el Centre d¡¯Estudis d¡¯Opini¨®, el CIS catal¨¢n, hizo p¨²blica una encuesta en la que el 58,5% de los consultados aseguraban que el Govern no sabe c¨®mo resolver los problemas. El Ejecutivo de Torra suspend¨ªa en el estado del autogobierno, actuaciones en materia econ¨®mica, lucha contra el paro, pol¨ªticas contra las desigualdades sociales, lucha contra la temporalidad de los contratos, vivienda, seguridad ciudadana y justicia.
No es extra?o que se aferre al vulgar materialismo una parte de la ciudadan¨ªa independentista que ha visto como se han incumplido las promesas esbozadas por el inhabilitado presidente de la Generalitat: no ha restituido a los consejeros cesados por la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155; no ha hecho ning¨²n gesto concreto ¨Dm¨¢s all¨¢ de lo meramente verbal¨D respecto a la sentencia contra los 12 l¨ªderes independentistas; no ha convocado otro refer¨¦ndum tras la sentencia del proc¨¦s; no ha llevado a los tribunales la actuaci¨®n de los mossos durante los disturbios por la sentencia de los l¨ªderes independentistas; y ha acabado acudiendo a una mesa bilateral con el Gobierno central sin mediador ni orden del d¨ªa. El ¨²ltimo episodio fue dar por agotada la legislatura en enero de 2020, declarar perdida la confianza en sus aliados de Esquerra Republicana. Ocho meses despu¨¦s remodel¨® el Govern.
Dentro del independentismo hay quien suscribe la orteguiana creencia de que el esfuerzo in¨²til conduce a la melancol¨ªa. Afirmaciones como las de Torra de que ¡°la autonom¨ªa es un obst¨¢culo para la independencia¡±, suenan tan err¨¢ticas como las del fallecido el l¨ªder popular Manuel Fraga sobre el cond¨®n en tiempos de sida: ¡°una barrera para el placer y una telara?a para el contagio¡±. Lo cierto es que ahora la pandemia y el cansancio han reducido la participaci¨®n en las manifestaciones de apoyo a Quim Torra tras su inhabilitaci¨®n, a pesar de que coincidieron con las movilizaciones por el tercer aniversario de la consulta de octubre de 2017. Y ya se sabe que la tensi¨®n es el t¨®nico que precisa el puigdemontismo para sobrevivir. Y puede reavivarse en cualquier momento, lo que obliga a moverse al Gobierno central. Eso opinan tanto el sindicalista Javier Pacheco como el polit¨®logo Llu¨ªs Orriols, quienes aseguran que tanto los indultos como la revisi¨®n del delito de sedici¨®n en el C¨®digo Penal destensar¨ªan la situaci¨®n. ¡°El cortoplacismo trazado por v¨ªnculos carism¨¢ticos da la victoria a Junts per Catalu?a sobre Esquerra¡± a?ade Orriols, para quien ¡°ERC deber¨ªa subir su autoestima, pues en las encuestas recupera la intenci¨®n de voto que perdi¨® frente a Puigdemont en 2017¡å.
Desde Esquerra hay quienes aportan dosis de realismo: ¡°Tengo el convencimiento de que ning¨²n l¨ªder independentista se cree que seamos rep¨²blica y tengamos un mandato¡±, asegura un dirigente. Y remacha: ¡°ERC necesita que se aprueben los presupuestos del Estado, pues el oto?o y el invierno se presentan socialmente complej¨ªsimos¡±. La citada fuente reconoce que los indultos y la reforma del C¨®digo Penal contribuir¨ªan al acuerdo.
En los comicios de febrero pr¨®ximo, el independentismo ¨Dque ahora cuenta con el 47,8% de los votos¨D podr¨ªa superar el umbral del 50%, al optar por la abstenci¨®n parte del electorado espa?olista, que no se siente amenazado como en 2017. JuntsxCat aprueba este fin de semana su ponencia pol¨ªtica que plantea, si rebasan ese umbral, pedir a la Uni¨®n Europea su mediaci¨®n para forzar al Gobierno a autorizar un refer¨¦ndum. En cualquier caso, la inc¨®gnita estriba en saber qui¨¦n se har¨¢ con la hegemon¨ªa y si ERC resistir¨¢ la tentaci¨®n de mirarse en el espejo de Junts.
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