¡°No hicimos ninguna fiesta¡±
Los estudiantes confinados en una residencia de Barcelona niegan haber vulnerado las normas pero asumen que en convivencia y en plena vida universitaria "es inevitable compartir espacios¡±
Andrea tiene todo el tiempo del mundo, pero nada que hacer. Mira por la ventana de su habitaci¨®n, en lo m¨¢s alto del colegio mayor Penyafort, en Barcelona, donde se encuentra confinada despu¨¦s de que un brote haya paralizado el centro. La joven es una de los aproximadamente 200 residentes que est¨¢n en cuarentena en sus habitaciones. Otros 150 estudiantes aguardan en sus domicilios particulares. ¡°Ahora dedicar¨¦ m¨¢s tiempo a la universidad¡±, explica en conversaci¨®n telef¨®nica desde su dormitorio.
La vida en el Penyafort cambi¨® la semana pasada. El martes 6 de octubre se notific¨® el primer positivo en el centro. El rastreo posterior descubri¨® a otros residentes infectados. ¡°Mientras escrib¨ªa los correos a las familias, me iban notificando m¨¢s casos¡±, recuerda Montse Lavado, directora del centro. El departamento de Salud activ¨® el viernes un dispositivo para realizar m¨¢s test all¨ª y los resultados fueron demoledores: medio centenar de positivos a falta de hacer m¨¢s pruebas. Salud confin¨® a todos los residentes y del bullicio de los pasillos se pas¨® al silencio de los dormitorios. ¡°Los chicos lo est¨¢n llevando bien¡±, agradece la directora.
Lavado y tres residentes consultados niegan que el origen del brote sea una fiesta multitudinaria. ¡°No sabemos de donde viene el virus¡±, confesa Sof¨ªa, tambi¨¦n desde su habitaci¨®n. ¡°No hemos celebrado ni fiestas, ni reuniones ni novatadas¡±. Los j¨®venes, sin embargo, admiten que la vida universitaria y este tipo de centros invitan a la convivencia, y asumen que es dif¨ªcil mantener grupos burbuja. ¡°A veces bajas a fumar con los compa?eros de la residencia, despu¨¦s ves a la gente de la universidad¡, es f¨¢cil que la gente interact¨²e con diversos grupos. Aqu¨ª en el Penyafort se respetan siempre las medidas sanitarias, pero a veces hay alguien que no cumple en alguna parte¡±, apunta Andrea. La direcci¨®n del centro remarca el tipo de convivencia en el colegio mayor. ¡°Esto es una comunidad, no un hotel. Y se crean sentimientos de pertenencia¡±, concreta Lavado.
Lluc lleg¨® procedente de Mallorca el 1 de octubre, empez¨® la universidad el d¨ªa 6 y le confinaron el viernes 9. ¡°Casi llevo m¨¢s d¨ªas en mi habitaci¨®n que fuera¡±, lamenta. Es uno de los positivos. Tuvo fiebre y perdi¨® el olfato y el gusto. ¡°Ahora estoy mejor¡±. Tiene 18 a?os y asegura que sufre m¨¢s por lo que le pueda ocurrir a su familia que a ¨¦l. ¡°Si pienso en m¨ª, me siento tranquilo¡±, explica; ¡°me angustiaba m¨¢s transmitir el virus a mi familia. Ahora, lejos de casa, es diferente¡±. El joven admite que la sensaci¨®n de invulnerabilidad frente al virus, propia de la edad, puede llevar en algunos casos al individualismo. ¡°A veces no cumplimos algunos requisitos sanitarios¡±, admite. Seg¨²n el estudiante, el brote era una posibilidad propia de la pandemia. ¡°Esto es como una casa de 200 personas. A veces comes con unos y a veces con otros. Es como el metro, que te juntas con gente distinta¡±. Sof¨ªa coincide: ¡°Somos como una familia. Es un poco inevitable compartir espacios¡±.
El confinamiento ha cambiado los h¨¢bitos de los residentes y la log¨ªstica del centro. El servicio de limpieza se ha ¡°cuadriplicado¡±, seg¨²n la directora, y las comidas se reparten de habitaci¨®n en habitaci¨®n. ¡°Nos la dejan en la puerta, y cuando terminamos dejamos las cosas otra vez all¨ª¡±, explica Lluc. Los j¨®venes conviven en su habitaci¨®n con sus pantallas. La mayor¨ªa no tiene televisor, pero el ordenador y el m¨®vil est¨¢n pr¨¢cticamente siempre activos. ¡°Tengo muchos proyectos de clase, y no me sobra mucho tiempo¡±, explica Sof¨ªa estudiante de dise?o en el Instituto Europeo de Dise?o. Andrea parece tom¨¢rselo con m¨¢s calma: ¡°Hago deporte con alguna sesi¨®n guiada, realizo las tareas de la universidad, miro La isla de las tentaciones¡ lo que se puede¡±. Y cuando el aburrimiento le alcanza, saca la cabeza por su ventana.
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