Dos clases de ciudades
En los teatros de ¨®pera se juntan los mejores y m¨¢s variados oficios del mundo; las instituciones colaboran para su desarrollo; y se proyecta la fuerza de la emoci¨®n l¨ªrica m¨¢s all¨¢ de la interpretaci¨®n misma
Hay dos clases de ciudades: las que tienen un teatro de ¨®pera ¡ªcomo Barcelona (El Liceu), Sabadell (La Far¨¤ndula) y una docena de ciudades espa?olas m¨¢s¡ª y las que todav¨ªa no lo tienen. Es una distinci¨®n capital. Por varias razones.
Una es que, en los teatros de ¨®pera, se juntan los mejores y m¨¢s variados oficios del mundo y lucen: electricistas, maquilladores, zapateras, carpinteros, sastras, m¨²sicos, cantantes, mec¨¢nicos, iluminadoras, recepcionistas, afinadores, restauradores, ingenieras de sonido, atrecistas, dibujantes, pintores, figurinistas, bailarinas, directores de escena, libretistas y compositoras, regidores, escen¨®grafos, core¨®grafas, tramoyistas, peluqueras, taquilleros, afinadoras, cineastas, c¨¢maras y muchos m¨¢s. En el Liceu, un teatro del que soy abonado, siempre les quedo muy agradecido a todos. Hoy toca escribir de la magia de la ¨®pera, de las gentes que la hacen realidad en tiempos de pandemia, de distancia y zozobra, de quienes har¨¢n posible en Barcelona el Don Giovanni de Mozart dentro de unos d¨ªas. Que sepan que su ciudad cuenta con ellos. Igual en Sabadell, La flauta m¨¢gica, del 21 al 25 de este mes de octubre; y luego en Sant Cugat del Vall¨¨s, Reus, Barcelona y Manresa, m¨¦rito innegado de la Assocaci¨® d¡¯Amics de l'?pera de Sabadell.
Otra raz¨®n es institucional: en el Consorcio del Liceu se encuentran y colaboran (no siempre: hemos vivido peque?eces idiosincr¨¢ticas) las cuatro Administraciones ¡ªel Estado, la Generalitat, el Ayuntamiento y la Diputaci¨®n¡ª. El teatro ayuda a fomentar comportamientos educados, si no cooperativos, pues no es de recibo asistir a la primera funci¨®n de Don Giovanni avinagrado ¡ªmucho menos enfadado¡ª por la presencia de los dem¨¢s compa?eros del palco; hay que saber comportarse, al menos durante unas horas la m¨²sica y el teatro nos serenan a todos. O casi. Nos fue de poco el pasado 1 de octubre: las autoridades asistieron a la segunda funci¨®n de Il Trovatore, el 4 de octubre, no a la primera, el 1, que ese d¨ªa no les vimos quienes asumimos pacientes el riesgo aburrido de que, a la salida, nos dieran voces o nos incendiaran un contenedor: quemar es m¨¢s f¨¢cil que cantar.
Una tercera raz¨®n es la fuerza de la emoci¨®n l¨ªrica, proyectada m¨¢s all¨¢ de la interpretaci¨®n misma. Pude comprobarlo el 27 de septiembre, cuando el Liceu abri¨® sus puertas para dar entrada al p¨²blico despu¨¦s de m¨¢s de seis meses de cierre forzoso y se alz¨® el tel¨®n: Sondra Radvanovsky, una soprano formidable, se emocion¨® ante el aplauso del p¨²blico que la recib¨ªa otra vez y, por mucho que sea una profesional consumada, la emoci¨®n no fue fingida. En dos a?os escasos esta mujer habr¨¢ cantado La mamma morta en el Liceu tres veces inolvidables. Habr¨¢ de volver a cantar las tres reinas ¡ªAna Bolena, Mar¨ªa Estuardo e Isabel I¡ª, tres roles de Donizetti que la han hecho justamente famosa, el 23 de diciembre, dos d¨ªas antes de Navidad. Hagan y h¨¢ganse un regalo. Con ella cantaba el otro d¨ªa el gran tenor polaco Piotr Beczala, otro int¨¦rprete muy querido en Barcelona.
Los teatros de ¨®pera lo est¨¢n pasando muy mal, como en general el mundo de la cultura teatral y musical. En Nueva York, el Metropolitan Opera House, cuyo presupuesto anual rondaba los 300 millones de d¨®lares, estar¨¢ cerrado durante toda esta temporada. Adem¨¢s, ha tenido que transigir un pleito y pagar tres millones y medio de d¨®lares a James Levine, un director de orquesta ca¨ªdo en desgracia por imputaciones de acoso sexual, pero que, despedido con malas palabras por el teatro, le puso un pleito por difamaci¨®n y alguna raz¨®n deb¨ªa tener, pues le han pagado a modo. Quiz¨¢s la gesti¨®n podr¨ªa ser mejorable en aquella orgullosa casa, pero no es tiempo de puyas: en esta pandemia, todos los teatros del mundo sufren con sus ciudades, pues respiran y se asfixian con ellas. Broadway tambi¨¦n ha cerrado esta temporada. En el Metropolitan prometen reabrir en septiembre de 2021 con el estreno mundial de Fire Shut Up in My Bones, de Terence Blanchard, un compositor afroamericano. Los apuros son ubicuos: en el Reino Unido, la Royal Opera House de Londres vende un retrato pintado por David Hockney por algo as¨ª como 10 millones de libras, para hacer caja.
La ¨®pera es cara: el Liceu ha iniciado la temporada con un presupuesto de 44 millones de euros, un diez por ciento menos que el a?o pasado. An¨ªmense a visitarlo, asistan a una funci¨®n, de ¨®pera o de otro espect¨¢culo. Los hay tan buenos o mejores. Como los oficios que los hacen posibles.
Pablo Salvador Coderch es catedr¨¢tico em¨¦rito de Derecho Civil en la UPF.
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