El alcalde republicano m¨¢rtir y el can¨®nigo contrabandista
Miquel Barnadas i Mart¨ªn (1904-1937) y Mart¨ª Torrent Garc¨ªas (aka Garc¨ªa, 1888-1964) nacieron en el mismo pueblo, Ma?anet de Cabrenys, pero sus vidas son opuestas, en todo
Miquel Barnadas i Mart¨ªn (1904-1937) y Mart¨ª Torrent Garc¨ªas (aka Garc¨ªa, 1888-1964) nacieron en el mismo pueblo, Ma?anet de Cabrenys, pero sus vidas son opuestas, en todo. Uno, Barnadas, alcalde republicano m¨¢rtir. El otro, Torrent, can¨®nigo contrabandista y primer capell¨¢n de la prisi¨®n Modelo de Barcelona con el franquismo. Sobre Barnadas, Joan Verg¨¦s ¡ªque en Twitter se presenta como tenaz horticultor y paciente regidor en Espolla¡ª ha autoeditado una biograf¨ªa novelada, Guspira de passions. Sobre Torrent, en 2016, Jos¨¦ Francisco Mar¨ªn public¨® en Tierra de Nadie, editorial jerezana, una trabajada investigaci¨®n sobre la peripecia de quien en 1945 ya era ¡°capell¨¢n mayor¡± de las prisiones franquistas y que recibir¨ªa una canonj¨ªa de la catedral de Barcelona.
A prop¨®sito de este personaje, Quim Fors y Santi Barrera, vecinos de Tordera, donde empieza la carrera pol¨ªtica y eclesi¨¢stica del cura, han realizado un documental: Preg¨¤ries de poder: desemmascarant moss¨¨n Mart¨ª Torrent. Se abre con unas im¨¢genes del NO-DO con Torrent recibiendo una condecoraci¨®n del franquismo. Incluye documentos gr¨¢ficos, recreaciones de determinados episodios y diez testimonios. Entre ellos, los historiadores que han trabajado la figura del can¨®nigo. ¡°Nuestra pretensi¨®n es describir el camino hacia el poder que recorri¨® Torrent, el papel de una determinada Iglesia y su connivencia con el franquismo. Precisamente la voz m¨¢s cr¨ªtica con esta Iglesia que se escucha en el documental es la de Hilari Ragu¨¦¡±, comenta Barrera.
El escritor Carlos Rojas, de alma ma?anetenca, hizo una descripci¨®n sangrante de este personaje en La fiera literaria: ¡°el reverendo can¨®nigo fue codicioso, lujurioso, gourmand y gourmet. Amas¨® una fortuna con el contrabando y mantuvo un muy poblado har¨¦n¡±. Y explica que a su entierro fueron antiguas amantes ¡°con sus bordes de la mano¡±. Hay dos episodios particularmente rese?ados de su vida. Uno, el libro ?Qu¨¦ me dice usted de los presos? (1942) donde teoriza que el condenado a muerte tiene la ¡°incomparable fortuna¡± de saber cu¨¢ndo morir¨¢ y puede prepararse para comparecer ante Dios, limpio de pecado mortal. El libro trae su firma, pero el historiador Vicent Comes atribuye la autor¨ªa a Luis de Luc¨ªa, que fue ministro de la CEDA. Fue encarcelado por la Rep¨²blica por sus convicciones conservadoras. Con el franquismo, su rechazo a la insurrecci¨®n militar le supuso una condena a muerte que le fue conmutada. El libro se cocin¨® mientras Luc¨ªa estaba en la Modelo.
En los a?os cuarenta y en lugares de frontera una industria era el contrabando. En Ma?anet hab¨ªa dos pandillas principales. Sus vecinos contempor¨¢neos pon¨ªan Torrent en la c¨²pula de una de ellas que, curiosamente, nunca cay¨® en ninguna operaci¨®n policial. En todo caso, los pasadores que, adem¨¢s, hac¨ªan tareas de confidentes sobre los movimientos de frontera, ten¨ªan una apreciable libertad de movimientos. Y si todo se estropeaba, Mart¨ª Torrent ya procuraba que la vida de detenido fuera corta y sin angustias.
Desde la influencia que ten¨ªa, hac¨ªa favores. Eso s¨ª, selectivo con los beneficiarios. A una persona de mi familia, maestra interina, le propuso ser maestra de prisiones. Ella, sin convencimiento, fue a Madrid, donde se hac¨ªa la oposici¨®n. Pero una vez en el aula de examen pens¨® que no lo quer¨ªa ser... y se fue. Torrent la rega?¨® severamente. ¡°?Solamente ten¨ªas que escribir el padrenuestro!¡±, le dijo.
La biograf¨ªa de Barnadas, en cambio, est¨¢ iluminada por su heroico y tr¨¢gico final. Hac¨ªa de taxista ¡ªen 1933, la rifa toc¨® en su casa y pudo comprarse un coche¡ª. Militante de ERC, el julio de 1936 se pas¨® al PSUC y con esta formaci¨®n entr¨® en el ayuntamiento. Lo explica Pere Roura, historiador de la localidad con informaci¨®n muy cercana ¡ªdel caso Barnadas hab¨ªa o¨ªdo hablar mucho a los padres y al abuelo¡ª.
Aquel mismo 1936, con su coche, llev¨® monjas de paisano a Figueres. Tambi¨¦n ayud¨® a dos curas, dej¨¢ndolos en otros destinos. Barnadas respetaba la gente, sus vecinos, y, sobre todo, la vida. En 1937, fue elegido alcalde. El anterior hab¨ªa dimitido ¡°por amenazas de gente forastera¡±, explica Roura. Y se llega a la triste jornada del 15 de marzo, un lunes. Tres coches de la FAI traen un grupo de milicianos que entran al bar de la mutua del pueblo ¡ªque todav¨ªa se llama La Pau¡ª queriendo llevarse unos vecinos, personas que tildaban de derechas. Barnadas se enfrent¨®. Respond¨ªa por ellas. A pesar de que fue a buscar la pistola a su casa... no tuvo defensa. Barnadas hiri¨® un miliciano, pero dos disparos lo abatieron. Eran las cuatro de la tarde. Aquella misma noche, seis vecinos huyeron del pueblo. La investigaci¨®n del asesinato acab¨® con un juicio a once acusados. Algunos fueron encarcelados.
La memoria sobre aquellos hechos y aquel vecino... no se ha perdido. En los a?os sesenta ya se hablaba de alcalde m¨¢rtir y Rafael Sot, que salv¨® el archivo municipal de Ma?anet de las ratas, recordaba en un texto de 1987 que el de Barnadas fue el ¨²nico crimen cometido en el pueblo durante la guerra civil. El 2001, el consistorio le dedic¨® una calle. Y Roura ha escrito que, hace cuatro a?os, Carlos Rojas, amigo de la madre de los hermanos Barnadas, patrocin¨® un documental titulado Els dos fills que em van matar. Uno, Miquel, y el otro Emili, que muri¨® en 1945 en Ma?anet, habiendo enfermado en las prisiones franquistas.
Un recuerdo agradecido acompa?a la memoria de Miquel Barnadas.
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