El derecho al ocio educativo
Tras constatar el ¨¦xito de la experiencia en verano sabemos que es posible hacer compatible el ocio con las medidas higi¨¦nicas y sanitarias que la pandemia exige
Por qu¨¦ ahora no puedo jugar con mis amigas de P3?¡±, se preguntaba Keisy (7 a?os); ¡°?Por qu¨¦ el esplai est¨¢ cerrado si, como en la escuela, aprendemos muchas cosas?¡±, comentaba Vanesa (7 a?os); ¡°Casi todos los parques son para ni?os peque?os, ?Por qu¨¦ no hacen parques para los j¨®venes?¡±, cuestionaba Aina (11 a?os). Todas estas preguntas y muchas m¨¢s ponen de relieve la opini¨®n de los ni?os y j¨®venes en el d¨ªa en que celebramos el 31 aniversario de la aprobaci¨®n de la Convenci¨®n de los Derechos de la Infancia por parte de las Naciones Unidas. Una fecha significativa porque es el art¨ªculo 31 el que nos habla del derecho al juego y al ocio. Un derecho que desde hace semanas se ha visto muy afectado en Catalu?a con el cierre de la mayor¨ªa de servicios y actividades que conforman el ocio educativo como las extraescolares o los centros de esplai y, de rebote, otras actividades como las colonias escolares o en familia.
Por suerte, ayer la Generalitat anunci¨® un Plan de desescalada que parece que permitir¨¢ ¡ªsi los indicadores siguen mejorando¡ª la progresiva vuelta a la presencialidad de las actividades de ocio educativo. Pero al margen de los altibajos de las medidas que se vayan anunciando, hoy, 20 de noviembre, queremos recordar que el juego y el tiempo libre son un Derecho de la Infancia con may¨²sculas.
Dice el pedagogo Francesco Tonucci que los aprendizajes m¨¢s importantes de la vida se adquieren jugando. Es m¨¢s, considera que el juego deber¨ªa tener el mismo reconocimiento que el trabajo de los adultos. A?ado que el ocio, adem¨¢s, aporta bienestar f¨ªsico y emocional y eso, en un momento tan extraordinario como el actual, no se puede obviar de ninguna manera. Son m¨¢s necesarios que nunca los espacios de calor, aquellos que acarician y refuerzan el cuidado y el v¨ªnculo afectivo. Espacios para oxigenarse, para correr y saltar, para re¨ªr y crear, para disfrutar y dejar a parte las angustias y los miedos. Porque los ni?os y ni?as tambi¨¦n tienen miedos y malestar.
Por todo ello decimos que los espacios de ocio son un bien esencial en la vida de los ni?os y las ni?as. Naturalmente su seguridad y protecci¨®n va por delante, eso nadie lo cuestiona, pero tras constatar el ¨¦xito de la experiencia en verano sabemos que s¨ª es posible hacer compatible el ocio con las medidas higi¨¦nicas y sanitarias que la pandemia exige.
Por otra parte, ahora que empezamos a vislumbrar las terribles consecuencias sanitarias, sociales y econ¨®micas que nos deja esta pandemia, hay que recordar que la educaci¨®n en el tiempo libre siempre ha sido y ser¨¢ un aliado contra las desigualdades de oportunidades entre ni?os y j¨®venes. Afrontamos nuevos retos y desaf¨ªos que no se solucionan limitando (y cerrando) el acceso a los recursos que precisamente pueden ser parte de la soluci¨®n. Si algo es incuestionable es que las entidades educativas de ocio hacemos comunidad y somos motor de ciudadan¨ªa activa y comprometida.
Hoy, en el d¨ªa universal de los Derechos del Ni?o, reivindicamos el derecho al ocio en la vida de los ni?os y j¨®venes. Las monitoras y los monitores estamos a la altura y velamos por todas las medidas de seguridad y protocolos y trabajamos para que los ni?os y ni?as puedan disfrutar de su infancia y que su voz sea escuchada.
Carles Xifra es director de Innovaci¨®n y contenidos de Fundesplai.
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