El nuevo mapa e¨®lico en Catalu?a: parques m¨¢s reducidos pero molinos el triple de grandes
Arrecian las cr¨ªticas por la sobresaturaci¨®n de estas infraestructuras, con molinos tres veces m¨¢s grandes
El desarrollo del mapa e¨®lico catal¨¢n se encomienda al avance de la tecnolog¨ªa para poder cumplir con el calendario, fijado por la Generalitat, que permita dar alcance al compromiso de atender la demanda de electricidad con energ¨ªas renovables antes de 2030. Pese a la evoluci¨®n de la maquinaria, molinos tres veces m¨¢s grandes que evitan el diseminado masivo de torres en parques m¨¢s peque?os, los proyectos siguen cargando de parques e¨®licos a comarcas, b¨¢sicamente de Lleida y de Tarragona, donde arrecian las quejas por la sobresaturaci¨®n de este tipo de infraestructura energ¨¦tica.
Al despliegue de la energ¨ªa e¨®lica en Catalu?a le acucian las prisas. Cumplir el objetivo, comprometido por el Govern, de que en 2030 el 50% del consumo de electricidad provenga de origen renovable ha puesto el foco en la necesidad de acelerar la implantaci¨®n de infraestructura e¨®lica y fotovoltaica. Las renovables, incluso si se toma en cuenta la energ¨ªa hidr¨¢ulica, la solar y la termoel¨¦ctrica, cubrieron un 15,8% de la demanda el¨¦ctrica el a?o pasado en Catalu?a.
El avance tecnol¨®gico para sacar provecho de la fuerza del viento juega contra el calendario, ya que la implantaci¨®n de m¨¢quinas m¨¢s potentes posibilita mayores rendimientos sin necesidad de tener tantas hect¨¢reas disponibles. Es el caso de lo sucedido en el parque de Trucafort, en la frontera del Baix Camp con el Priorat, donde una obsoleta infraestructura de 91 molinos se va a sustituir por 7 aerogeneradores de ¨²ltima generaci¨®n, que producir¨¢n m¨¢s potencia que la vieja instalaci¨®n.
¡°En 20 a?os hemos aprendido mucho¡±, refiere Jaume Morr¨®n, gerente de Eoliccat, la asociaci¨®n que representa a unas 40 empresas del sector. Menos aparatos instalados pero el triple de grandes. Las viejas torres no llegaban a los 40 metros de altura, las nuevas se elevan hasta los 82 y, sumando la longitud de la pala, el molino alcanza los 150 metros, una talla similar a la de la Torre Agbar.
Pero con m¨¢quinas m¨¢s altas y m¨¢s potentes no se solucionan todas las contrariedades. La ubicaci¨®n de los parques e¨®licos aviva el debate sobre el agravio comparativo por la saturaci¨®n de infraestructuras energ¨¦ticas que sufren las comarcas del sur. Catalu?a tiene actualmente instalados 811 molinos, que producen 1.269 megavatios (MW) de electricidad.
En las Terres de l¡¯Ebre hay 328 molinos y, juntando el global de todas las comarcas de Tarragona, se cuentan 521 aerogeneradores, el 64,2% de todos los que hay en Catalu?a. ¡°Las empresas que invierten en energ¨ªa e¨®lica tienen claro que un molino hay que ponerlo donde hay viento¡±, apunta Morr¨®n, antes de apostillar que ¡°los elaboradores de vino no plantan vi?as en el S¨¢hara¡±.
La ponencia de energ¨ªas renovables, integrada por representantes de distintos departamentos de la Generalitat con competencias en medio ambiente, energ¨ªa o urbanismo, se encarga de filtrar los nuevos proyectos e¨®licos. En el ¨²ltimo a?o han entrado 83 expedientes para construir nuevos campos de aerogeneradores. Entre todos supon¨ªan m¨¢s de 700 molinos, una infraestructura suficiente para generar 3.376 MW. Al hacer el cribaje, la ponencia de energ¨ªas renovables detect¨® una duplicidad de molinos en varios expedientes. Distintos proyectos propon¨ªan mismos enclaves. Por este motivo, y por causas de ineficacia o improcedencia, ha tumbado el 45% de los expedientes que ha revisado. El n¨²mero de molinos viables y con visto bueno queda ligeramente por encima de los 250, unos 1.600 MW.
Eoliccat alega que se ver¨¢n m¨¢quinas e¨®licas en zonas impensables hasta hace poco. ¡°La tecnolog¨ªa ha evolucionado y permite instalar molinos en zonas donde, hace 10 a?os, a nadie se le hubiera ocurrido poner uno¡±, dice Jaume Morr¨®n. Se?ala el caso de la Segarra, territorio en expansi¨®n e¨®lica. En las comarcas de la llanura de Lleida, al filo de la frontera con la provincia de Tarragona, se proyecta la instalaci¨®n de 114 nuevos molinos, por delante de los 64 que hay aprobados en las Terres de l¡¯Ebre, los 41 de la Catalu?a central (fundamentalmente la comarca del Anoia), los 28 del Camp de Tarragona y los 10 que se han previsto instalar en el Alt Empord¨¤, en Girona.
La patronal de la industria e¨®lica considera que deber¨ªan ser muchos m¨¢s parques para lograr los objetivos fijados para las renovables. Victor Cus¨ª, presidente de Eoliccat, insiste en que es necesario alcanzar a contrarreloj 4.000 MW de e¨®lica. Una afirmaci¨®n que no convence a varios ayuntamientos, colectivos de vecinos, empresarios agr¨ªcolas y asociaciones ecologistas de zonas que ya sufren una alta concentraci¨®n de parques.
¡±Podemos estar a favor de las renovables, pero tiene que hacerse de acuerdo con la gente del territorio¡±, apunta Joaquim Paladella, alcalde de Batea, en la Terra Alta. El pueblo, 2.000 vecinos, tiene 12 molinos en activo y hay otros 21 proyectados. ¡°Aqu¨ª nos ganamos la vida con la vi?a y con el paisaje, no con los molinos¡±, indica. Un discurso que ya cuaj¨® a?os atr¨¢s en el Priorat, donde el sector vin¨ªcola siempre fue reacio a la instalaci¨®n de aerogeneradores.
Paladella critica que los parques ¡°no generan empleos¡± y que tienen un impacto econ¨®mico cuestionable. Al propietario del terreno donde se planta el molino se le paga entre 3.000 y 6.000 euros al a?o y los ayuntamientos recaudan los impuestos de actividades econ¨®micas (IAE) y el de bienes inmuebles (IBI).
El Ayuntamiento de Batea cobra 180.000 euros anuales por un canon que en su d¨ªa pact¨® con la empresa explotadora de los 12 molinos del municipio. ¡°Cada a?o lo llevan al juzgado alegando que no procede. De momento las sentencias siempre nos han dado la raz¨®n¡±, celebra el alcalde, Joaquim Paladella. El recelo que hay en Batea con los molinos es generalizado en la Terra Alta, donde se ha creado una plataforma contra la instalaci¨®n de nuevas torres e¨®licas. En el Baix Camp ha habido actos de protesta por el parque del Vedat del Pany, y los manifestantes llegaron a plantarse frente a las excavadoras. El rechazo se repite en el Alt Camp, con la oposici¨®n en Puigpelat o Alcover, y en la Segarra afloran los primeros movimientos en contra.
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