¡°Pierdo 15.000 euros al mes por cada tienda cerrada¡±

El martes, Aina Rub¨ª no las ten¨ªa todas consigo. Por Whatsapp comentaba con sus compa?eros la evoluci¨®n diaria de la Rt ¡ªla velocidad de transmisi¨®n del virus¡ª y las sensaciones no eran positivas. La tasa de contagio sub¨ªa y se aproximaba al 0,90, el umbral fijado por el Govern para frenar su plan de desescalada ante el riesgo de que la curva epid¨¦mica vuelva a descontrolarse. Una l¨ªnea roja para el comercio, medroso de afrontar tan limitado la campa?a navide?a en la que se juega m¨¢s del 30% de la facturaci¨®n anual. El miedo de Rub¨ª llegaba por partida doble: como responsable de la joyer¨ªa familiar y presidenta de la asociaci¨®n de comerciantes de L¡¯Illa. La mayor¨ªa de las tiendas de los centros comerciales llevan cerradas desde el 30 de octubre.

¡°El a?o est¨¢ siendo p¨¦simo y adem¨¢s ya nos hemos perdido dos semanas de una campa?a de Navidad en la que pens¨¢bamos que facturar¨ªamos la mitad, porque este a?o habr¨¢ mucha venta online¡±, explicaba antes de que el Govern anunciara que, efectivamente, el inicio de la segunda fase de la desescalada, prevista para este lunes, tendr¨¢ que esperar.

Los argumentos de Rub¨ª no son diferentes de los del resto de afectados por el cierre forzado de los centros comerciales. Acusan al Govern de crear un agravio comparativo con el resto de tiendas, pero, sobre todo, no entienden por qu¨¦ ellos no pueden levantar la persiana y, en cambio, grandes superficies como El Corte Ingl¨¦s o Ikea s¨ª tiene ese permiso, pese a hacerlo con aforo limitado. Advierten de los efectos que puede tener el cierre sobre los 70.000 empleados del sector y sobre su viabilidad econ¨®mica si desaparecen las pymes, que ocupan tres de cada cuatro locales en los centros comerciales.

¡°Los grandes han podido abrir todos y los peque?os no hemos podido abrir ninguno¡±, se queja Jordi Casas, cogerente de la cadena de zapater¨ªas Casas. ¡°Los centros comerciales, que tienen el aforo controlado, no pueden abrir. No entendemos esta condena. Han actuado con brocha gorda cuando ten¨ªan que aplicar cirug¨ªa fina¡±, explica este botiguer, que tiene 10 de sus 60 tiendas en centros comerciales. Aprovechando que conclu¨ªan dos contratos han decidido cerrar dos locales. ¡°Por cada tienda que no podemos abrir perdemos 15.000 euros de promedio cada mes y eso con todos los descuentos que nos hayan podido hacer en los alquileres. Es insoportable¡±, lamenta.

Excepto el sector de la alimentaci¨®n, que ha resistido bien a la crisis, las tiendas sufren como nunca la ca¨ªda del consumo. Hasta octubre, el comercio al detalle acumulaba una ca¨ªda del 8,9%, aunque ¨¢reas como las del equipamiento de la persona se dejaba ya un 33%, seg¨²n el Idescat.

El conjunto de las grandes superficies est¨¢ en una situaci¨®n similar. Arrastran una reducci¨®n del 10% hasta octubre, aunque ese desplome aumenta al 23,8% si no se tiene en cuenta la alimentaci¨®n. Los centros comerciales acumulan 17 semanas de cerraz¨®n administrativa en 2020, con unas pocas excepciones. Solo pueden abrir las tiendas de alimentaci¨®n, las de productos de higiene y de otros servicios esenciales. Y tambi¨¦n aquellos locales que ofrezcan alg¨²n servicio de comercio electr¨®nico o cuya puerta de acceso d¨¦ directamente a la calle, como es el caso de Rub¨ª. ¡°Es igual, el tr¨¢fico se ha esfumado. Esta ma?ana han entrado cinco personas cuando antes pod¨ªan ser 25 o 30. Ten¨ªamos dos tiendas en L¡¯Illa y las hemos unido en una¡±, relata.

La asfixia del alquiler

El problema que agrava la presencia en centros comerciales es el del alquiler, que puede llegar ¡ªse?alan los empresarios consultados¡ª a cuadriplicar los costes de una tienda en el exterior. En una situaci¨®n de bonanza, la capacidad para atraer compradores que tienen los centros comerciales compensa la inversi¨®n mensual. Pero en la situaci¨®n actual, con una pandemia mundial y la obligaci¨®n de cerrar las instalaciones, la situaci¨®n se antoja financieramente asfixiante.

Algunos operadores de grandes superficies vieron desde el principio que, si apretaban mucho a sus inquilinos, les acabar¨ªan ahogando y rebajaron rentas. Otros se sumaron a esa v¨ªa tras un decreto de la Generalitat que obligaba a rebajar los alquileres de forma proporcional a las restricciones impuestas, con un m¨¢ximo del 50%. ¡°Ten¨ªamos por encima de un 80% de acuerdos cerrados para rebajar las rentas antes de que el Govern aprobara su decreto¡±, explica V¨ªctor Garc¨ªa, responsable en Catalu?a de la Asociaci¨®n de Centros Comerciales. Pero el alquiler se ha convertido en un coste fijo igualmente dif¨ªcil de soportar.

El joyero Francesc Casanovas conoce bien el impacto de las restricciones. De sus 20 tiendas, 17 ¡ªlas que est¨¢n en centros comerciales en Catalu?a¡ª est¨¢n casi cerradas. Casi porque para intentar evitar la ruina total han activado un servicio de click & collect, compra por internet y recogida en tienda que act¨²a como respirador asistido. ¡°Nos da un 30% de facturaci¨®n y nos permite que la empresa sobreviva¡±, explica el gerente de la cadena Fina Garcia. Y apunta sus n¨²meros de noviembre: ¡°Hemos perdido 100.000 euros, 60.000 por alquileres. Si a eso le a?ades lo que hemos dejado de ganar en facturaci¨®n, el total es de 130.000 euros. Marzo y abril todav¨ªa fueron peores¡±.

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