Un mes de cortes de luz en el Raval
En las semanas con los d¨ªas m¨¢s cortos del a?o, los vecinos de tres calles sufren interrupciones y bajadas de tensi¨®n
Desde el 11 de noviembre. Hace m¨¢s de un mes que los vecinos y comerciantes de tres calles del Raval de Barcelona sufren cortes de luz. A cualquier hora del d¨ªa o de la noche. Sin aviso. Y pueden ser de un rato o de hasta 12 horas. Ahora llevan tres d¨ªas que no se va la electricidad, pero sufren bajadas de tensi¨®n que apagan todo lo que est¨¢ enchufado. Y ocurre no en todos los edificios, ni en todos los pisos de un mismo bloque.
Con el calendario situado justo en los meses de menos luz del a?o y con fr¨ªo, los afectados est¨¢n hartos. Muchos son mayores que viven solos y tienen problemas de salud y movilidad. El origen de los cortes es que se ha solapado una aver¨ªa en una finca con unas obras de mejora en la calle; y cuando Endesa ha alimentado a los abonados con otras l¨ªneas, ha habido sobrecargas.
Los vecinos de un edificio de la calle de Sant Antoni Abad ofrecen un abanico de perfiles de perjudicados. Alma Cuevas, del segundo, compra comida al d¨ªa ¡ªporque no se f¨ªa¡ª y sufre por su madre Rosa, que vive en el tercero. Tambi¨¦n est¨¢ pendiente de Domingo Gonz¨¢lez, que tiene 85 a?os y vive solo, en el tercero. El mismo rellano donde vive Emdici Suingue, de origen brasile?o, con su pareja. Trabajan desde casa para una radio y en producci¨®n audiovisual. Dos veces no han podido emitir. En el local de los bajos est¨¢ Zamil Hoshen, de Bangladesh. Acababa de reformar el colmado y ha instalado neveras y congeladores nuevos de trinca. A dos puertas, Carme Soldevila, tiene una peluquer¨ªa canina y una agenda donde no ha dejado de apuntar los cambios de hora para sus clientes y donde en muchas p¨¢ginas se lee ¡°sin luz¡± en grandes letras.
Ya no es que la luz sea necesaria para iluminarse, es que en un mundo digital y en una ciudad es imprescindible para casi todo lo que uno pueda pensar. Comenzando por lo f¨¢cil: ver la tele, calentar agua, poner una lavadora, que funcione la nevera. Pero en un mundo en pandemia y medio confinados, tambi¨¦n para tener tiro de wifi y teletrabajar, cargar ordenadores, m¨®viles, o utilizar el tel¨¦fono fijo porque la mayor¨ªa de modelos ya van enchufados. Por no volver a las necesidades m¨¢s b¨¢sicas, como calentarse o hacer la cena. Estas ¨²ltimas semanas, cuentan los afectados, si no eras previsor y ten¨ªas la cena lista por la tarde, si la electricidad se marchaba tarde hab¨ªa que correr, porque a las 10 cierran los restaurantes y hay toque de queda.
Endesa explica que han coincidido una aver¨ªa con unas obras de mejora, y se producen sobrecargas en la red
Los afectados relatan que los primeros d¨ªas Endesa les avis¨®, aunque no siempre se produc¨ªa el apag¨®n a la hora anunciada. O era m¨¢s largo de lo previsto. Aseguran que dejaron de avisarles y que, al pasar los d¨ªas, la atenci¨®n telef¨®nica empeor¨®: primero contactaban con operadores, luego ya no... Espont¨¢neamente comenzaron a hacer caceroladas, hasta que la semana pasada bajaron a la calle y la cortaron.
Desde la compa?¨ªa, una portavoz explica que la primera aver¨ªa se produjo en una finca de la calle dels Salvador, donde aguas fecales da?aron unos cables. All¨ª hubo que abrir una primera rasa. Pero en paralelo hay obras de mejora ya previstas en Sant Antoni Abad. Mientras la incidencia dels Salvador se resolvi¨® el jueves pasado, las otras se prolongar¨¢n durante tres semanas. Sobre las bajadas de tensi¨®n, aclara que no dan aviso al centro de control. La tercera calle con abonados afectados es Cendra. Las mismas fuentes recuerdan que en el Raval hacer obras es complejo por la densidad de poblaci¨®n, porque es complejo obtener permisos del Ayuntamiento y porque a la m¨ªnima las intervenciones requieren cortar calles.
De hecho, Alma Cuevas, se?ala en pocos metros parches de asfalto de otras incidencias. ¡°Aqu¨ª, sal¨ªan chispas hasta por la alcantarilla. Esta fue hace poco tambi¨¦n. Esto ¡ªuna caja¡ª est¨¢ como cuando era chica. El problema es de falta de inversi¨®n, las l¨ªneas son antiguas y somos muchos, pero no quieren invertir, nos tienen abandonados¡±. El ¨²ltimo mes a Cuevas se le ha estropeado el ordenador y la tele, cuenta mientras sube las escaleras para ver a su madre, Rosa. La mujer, de 73 a?os, no pierde la sonrisa pero se queja de muchas tardes no puede ver la tele o escuchar m¨²sica. Le chifla Elvis Presley y tiene un fot¨®n enmarcado. ¡°Tengo la radio de pilas y me han comprado estas linternas¡±, explica con su perro Toi al lado. Cuando se va la luz, del tel¨¦fono sale una voz grave: ¡°Aviso, no hay suministro el¨¦ctrico¡±. Desde que comenzaron los cortes no ha bajado a la calle.
¡°Somos muchos afectados, pero no quieren invertir¡±, lamenta un vecino
Arriba vive Domingo Gonz¨¢lez. Su piso da al interior y ya es oscuro en condiciones normales. ¡°Si es de d¨ªa bajo a la calle, ?qu¨¦ voy a hacer en casa?¡±, pregunta y bromea que tiene que utilizar los tres by-pass que lleva en el coraz¨®n. ¡°Si no, el m¨¦dico me ri?e¡±. Gonz¨¢lez lamenta que no le cojan el tel¨¦fono. ¡°Para cobrar no tienen problema ninguno¡±, reprocha. Tanto ¨¦l como Rosa tienen teleasistencia.
En la puerta de enfrente, Emdici describe las ¨²ltimas semanas como ¡°un infierno, todo imprevisible, desesperante, no sab¨ªamos si podr¨ªamos trabajar, conectarnos, tenemos cuatro ordenadores, tres m¨®viles e impresora¡±. ¡°Llegamos a Barcelona, una ciudad que se vend¨ªa como un hub de tecnolog¨ªa y hay menos constancia de suministro aqu¨ª que en una ciudad de campo donde viv¨ªa en Brasil¡±, lamenta y asegura que ¡°el Raval es un barrio de gente muy buena, pero un polvor¨ªn por sus carencias¡±. ¡°En un servicio esencial el gobierno deber¨ªa controlar la atenci¨®n al cliente¡±, a?ade.
En los locales, Zamil Hoshen acababa de reformar la tienda cuando comenzaron los cortes. ¡°Los primeros d¨ªas Endesa respond¨ªa, pero luego ya no, cada vez que salta sufro por el g¨¦nero congelado, hay 6.000 euros en comida y todav¨ªa no he podido ahorrar para comprar si se estropea¡±, dice y cuenta que algunos d¨ªas se enchuf¨® a compatriotas de otras tiendas de la misma calle que s¨ª ten¨ªan luz.
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