El misterioso pintor del Palau G¨¹ell
Una exposici¨®n reivindica a Aleix Clap¨¦s, colaborador de Gaud¨ª y autor de una obra llena de personalidad y dramatismo
La sala m¨¢s impresionante del Palau G¨¹ell, uno de los primeros edificios que Gaud¨ª realiz¨® para su mecenas Eusebi G¨¹ell, es el Sal¨®n Central, sanctasanct¨®rum del edificio, un lugar dedicado a los actos sociales, sala de m¨²sica y capilla. La decoraci¨®n de las puertas de acceso, los cuatro plafones situados en las esquinas de este espacio cuadrangular (70 de planta y 17,5 metro de alto) y las pinturas que decoran las enormes puertas de la capilla son obra de Aleix Clap¨¦s (Vilassar de Dalt, 1846 - Barcelona, 1920), un creador que trabajo a caballo de la Renaixen?a y el Modernismo, tan reconocido y valorado en su ¨¦poca, finales del siglo XIX y comienzos del XX, como desconocido en la actualidad.
A Gaud¨ª sus coet¨¢neos lo tildaron de visionario y loco por crear edificios que se escapaban de lo racional; unas construcciones que, con el tiempo, han acabado ganando una relevancia que pocos imaginaban. Pero estas obras son resultado de un trabajo en equipo en el que Gaud¨ª lo supervisaba todo, pero dejaba a hacer a otros artesanos y creadores. Uno de ellos fue Clap¨¦s, amigo de Gaud¨ª durante tres d¨¦cadas y colaborador suyo que realiz¨®, entre otras, todas las pinturas que decoraron el Palau G¨¹ell y las del vest¨ªbulo y los patios interiores de La Pedrera. Autor de un universo lleno de figuras dram¨¢ticas que superan incluso, al propio Gaud¨ª en lo irracional y mist¨¦rico, sus obras no se hab¨ªan reunido hasta ahora. La exposici¨®n Aleix Clap¨¦s. El enigm¨¢tico pintor de G¨¹ell y Gaud¨ª, comisariada por el historiador y cr¨ªtico de arte, Josep Casamartina y por el especialista en el pintor, Carlos Alejandro Lupercio, ha abierto sus puertas (hasta el 30 de mayo) en el Palau G¨¹ell coincidiendo con el centenario de su fallecimiento.
La muestra tiene dos partes. La primera permite ver las pinturas que Clap¨¦s realiz¨® para las diferentes estancias del Palau G¨¹ell. Como la enorme H¨¦rcules buscando las Hesp¨¦rides. ¡°Para suavizar la medianera que daba a La Rambla, G¨¹ell encarg¨® dos murales a Clap¨¦s inspirados en L¡¯Atl¨¢ntida de Verdaguer, de los que solo se lleg¨® a realizar uno¡±, explica Casamartina, delante del trabajo previo; un enorme lienzo que se exhibe en el vest¨ªbulo del Palau, tras la cesi¨®n en comodato que hizo el MNAC en 2015, despu¨¦s estar enrollado 90 a?os.
La riqueza decorativa del Palau G¨¹ell hace que algunas de las obras de Clap¨¦s pasen desapercibidas. Como los plafones pintados para las puertas de entrada al Sal¨®n principal y los de la capilla. ¡°Mientras los de la puerta de entrada, pintados sobre madera, son casi abstractos, siendo dif¨ªcil incluso ver cu¨¢l es el tema pintado; los de las puertas de la capilla, sobre cobre y zinc, est¨¢n mucho m¨¢s acabados y definidos y son retratos¡±, contin¨²a Casamartina que se?ala que en uno de ellos se autopint¨® Clap¨¦s y en otro represent¨® a Gaud¨ª.
En el interior de la sala destacan cuatro grandes murales situados en los cuatro ¨¢ngulos de este enorme espacio coronado por una c¨²pula; alegor¨ªas de personajes vinculados con la familia de G¨¹ell, como santa Isabel de Hungr¨ªa o Jaume Balmes.
Clap¨¦s que fue admirado por su trabajo y recibi¨® buenas cr¨ªticas, adem¨¢s de ser amigo de artistas como Casas y Rusi?ol, quiz¨¢ por ser el pintor preferido de Eusebi G¨¹ell, recibi¨® encargos de las ¨¦lites barcelonesas para que los retratara; unas obras que se pueden ver, por primera vez juntas, en la segunda parte de la muestra, situada en la buhardilla del Palau. Como el retrato de Josep M. Bocabella, promotor inicial de la Sagrada Familia, de 1892 y el retrato de una mujer, posiblemente, Isabel L¨®pez Bru, de 1890, entre otros muchos.
En la exposici¨®n pueden verse dos piezas del mobiliario que Clap¨¦s hizo para la Casa Ibarz, uno de los ejemplos de ebanister¨ªa m¨¢s sorprendentes y fant¨¢sticos del modernismo catal¨¢n. ¡°Son los ¨²nicos muebles que se le atribuyen, pero no hay nada que lo acredite¡±, explica el comisario, que cree que la mano de Gaud¨ª en estos sillones, sof¨¢s y c¨®modas dignas de una pel¨ªcula de Disney es mayor que la que se ha dicho hasta ahora. ¡°La tapicer¨ªa bordada no hay duda de que es de Clap¨¦s, el resto es un trabajo compartido con los ebanistas y Gaud¨ª¡±, plantea.
Respetado y admirado, Clap¨¦s falleci¨® totalmente arruinado a los 74 a?os mientras pintaba unos murales en el Instituto Mental de la Santa Creu, en Horta. ¡°No se sabe si estaba ingresado all¨ª o simplemente le encargaron estos trabajos¡±, concluye Casamartina que reconoce que son todav¨ªa muchas las lagunas que hay sobre este artista.
?Autor de la puerta de La Pedrera?
Gaud¨ª quer¨ªa cubrir los vest¨ªbulos y los patios interiores de La Pedrera (1906-1912) de cer¨¢mica, como hab¨ªa hecho con la Casa Batll¨®. Pero considerando que ser¨ªa m¨¢s barato opt¨® por que se pintaran. Le encargaron a Clap¨¦s las partes m¨¢s nobles y a un pintor m¨¢s modesto y econ¨®mico el resto. Clap¨¦s no trabaj¨® aqu¨ª solo, estuvo acompa?ado de tres colaboradores j¨®venes: Iu Pascual, Xavier Nogu¨¦s, y su futura esposa, Teresa Lostau, que realizaron temas extra¨ªdos de tapices renacentistas del Palacio Real de Madrid. Los tres tambi¨¦n decoraron, imitando tambi¨¦n tapices, el piso ocupaba el c¨®nsul de Argentina.
Pero la historia no acab¨® bien. Seg¨²n Casamartina y Lupercio, ¡°intereses todav¨ªa no esclarecidos propiciaron que el due?o de la casa, Pere Mil¨¤, impusiera que fuera Clap¨¦s quien lo decorara todo¡±. Gaud¨ª, enfadado, abandon¨® la obra a punto de terminar y a falta de algunos elementos como la puerta de entrada. Seg¨²n Ricard Opisso, colaborador de Gaud¨ª, fue Clap¨¦s el que la realiz¨®.
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