C¨®mo ser polic¨ªa en tres meses
Valentin Gendrot se infiltr¨® dos a?os en la gendarmer¨ªa francesa. Vio abusos y suicidios de agentes, burocracia y racismo, falta de medios y de preparaci¨®n. El periodista lo cuenta en ¡®Poli¡¯
Valentin Gendrot acudi¨® a Youtube en busca del tutorial para hacerlo. Como har¨ªa cualquiera con cualquier chisme, si no fuera porque lo necesitaba para poner la Sig Sauer SP 2022 a punto, su pistola oficial. Una consecuencia m¨¢s de sus escasos tres meses de formaci¨®n como auxiliar de la polic¨ªa francesa, donde se cruz¨® con aspirantes declaradamente pronazis y despu¨¦s patrull¨® con polic¨ªas racistas o con antecedentes penales, que apalean impunemente camellos de poca monta en furgonetas oficiales obsoletas, compa?eros violentos que se acaban comprando su propio material ante la falta de recursos: guantes, chalecos, linternas¡ y algunos, hasta su arma. Gendrot lo sabe porque ha estado dos a?os infiltrado en el cuerpo policial franc¨¦s. Lo cuenta en Poli (Principal de los Libros), s¨¦ptimo trabajo de investigaci¨®n de este periodista de 32 a?os, una de las estrellas (an¨®malamente, presencial) de la jornada que cierra este domingo el festival BCNegra en Barcelona.
De sus primeros 20 disparos en pr¨¢cticas, s¨®lo ocho alcanzaron el blanco; no import¨® que tenga problemas de visi¨®n en un ojo o que acabara 27? de una promoci¨®n de 54 tras unas pruebas de acceso con apenas elementales preguntas de lectura, escritura y c¨¢lculo. Casi la mitad de los 4.500 auxiliares que han trabajado en Par¨ªs han pasado a polic¨ªas en los ¨²ltimos 20 a?os. Unos 12.000 han recibido hoy esa formaci¨®n light en toda Francia. ¡°No hay ex¨¢menes psicol¨®gicos, por lo que no se detecta nada; la polic¨ªa francesa acumula en todo un retraso de 10 ¨® 15 a?os con relaci¨®n a la vida real actual¡±, constata Gendrot. ¡°Apenas hay tres horas dedicadas a la violencia de g¨¦nero, que es de los casos que m¨¢s se dan diariamente, pero de ellas, dos corresponden a una pel¨ªcula que pasan¡¡±, ejemplifica.
El desfase es aplicable tambi¨¦n a lo material: comisar¨ªas con goteras, luces fundidas y mobiliario ruinoso, falta de material para los polic¨ªas que acaban autoabasteci¨¦ndose por seguridad personal¡ ¡°Cobras 1.340 euros, 1.280 si no est¨¢s en Par¨ªs: ?qui¨¦n quiere exponerse sobre el terreno con los pies en la mierda todo el d¨ªa en estas condiciones? La polic¨ªa francesa contrata a quien puede¡±, dice con espeluznante y sobria sinceridad, como el seco estilo del propio libro.
La mayor parte de las horas de patrulla de Gendrot como miembro de la comisar¨ªa del Distrito 19 (quiz¨¢ el m¨¢s peligroso de Par¨ªs: drogas, prostituci¨®n, delincuencia por doquier; 400 personas trabajando en ella) se destinaban a multar o detener a vendedores ambulantes sin licencia. La explicaci¨®n: las presiones de los mandos para llegar a un n¨²mero de arrestos y alcanzar as¨ª espectaculares estad¨ªsticas y promesas pol¨ªticas, en el marco de una competencia entre comisar¨ªas y una burocracia exasperante. ¡°Los polic¨ªas est¨¢n aplastados entre cumplir objetivos y rellenar formularios: haces una detenci¨®n y has de pasar al menos un par de horas rellenando protocolos de la a a la z hasta que puedes volver a patrullar¡±.
Clanes enfrentados
A la obsesi¨®n por esas ratios se une la percepci¨®n de que el sistema judicial no acompa?a. ¡°Los propios polic¨ªas creen que no funciona y entonces se toman la justicia por su mano: apalean sin provocaci¨®n previa para escarmentar y luego sueltan a los delincuentes en otro distrito para aligerar el suyo¡±, admite.
Sorprende constatar en el libro un punto de desaf¨ªo juvenil hacia la polic¨ªa en la calle, fen¨®meno parejo al que se ve estos d¨ªas en media Europa como respuesta a los confinamientos por la pandemia. ¡°Al menos en Par¨ªs hace ya un tiempo que la din¨¢mica es como de clanes enfrentados, directamente no se gustan: utilizan ambos la misma palabra, ¡®los bastardos¡¯, para referirse a los otros; hoy son almas irreconciliables y no veo soluci¨®n porque no hay di¨¢logo entre la polic¨ªa y las bandas juveniles¡±.
No cree tanto Gendrot que la situaci¨®n de la gendarmer¨ªa francesa sea fruto de que es una polic¨ªa low cost hija de la l¨®gica del turbocapitalismo como ¡°ese atraso global¡± econ¨®mico, pero tambi¨¦n sociol¨®gico, mental, en la que est¨¢ inmersa. Pero s¨ª admite que hay un resultado nefasto de todo ello: en 2019, en Francia se suicidaron 59 polic¨ªas, un 60% m¨¢s que el a?o anterior. Tiene claras las causas: ¡°No reciben reconocimiento y apoyo a su labor ni por parte de la opini¨®n p¨²blica ni de las instituciones, tampoco soporte psicol¨®gico para hacer este trabajo, tras la alerta yihadista pueden llevar sus armas a casa y en muchos casos tienen problemas personales¡±.
Contacto diario con la miseria
?l tampoco escap¨® a ello: admite que durante los seis meses que espec¨ªficamente estuvo en la comisar¨ªa su humanidad y empat¨ªa disminuyeron, llegando al nadir cuando encubri¨® uno de los casos de abuso policial en un informe. ¡°Es puro principio de vasos comunicantes: el contacto diario con la miseria social, moral y humana es tal que es dif¨ªcil sustraerse a ella; es una violencia cotidiana que provoca ansiedad y un desgaste mental dif¨ªciles de explicar¡±.
Pero no se arrepiente del falso testimonio, que defiende en aras de haber podido seguir con la infiltraci¨®n y denunciar los hechos p¨²blicamente. ¡°Estaba superado y petrificado por los acontecimientos; en el periodismo de infiltraci¨®n, uno nunca sabe d¨®nde va a poner los pies; adem¨¢s, tampoco pod¨ªa hacer mucho m¨¢s porque los polic¨ªas se cubren entre ellos¡±. Una actitud que, en el libro, destilan ya diversos episodios de violencia racista de sus compa?eros que, sin embargo, no cree generalizada: ¡°En mi brigada, de 32 miembros, los racistas eran cinco o seis, lo que ocurre es que contaminan el comportamiento de todo el cuerpo, cre¨¢ndose una ley del silencio¡ La polic¨ªa francesa es como la aldea de Ast¨¦rix, un pueblo encerrado ah¨ª, irreductible; alguien ya me hizo saber que con el libro no conseguir¨ªa tocarles un pelo a los polis¡±.
El aviso tiene visos de verdad. La salida de Poli provoc¨® una investigaci¨®n de la fiscal¨ªa y de la Inspecci¨®n General de la Polic¨ªa, la polic¨ªa de la polic¨ªa. ¡°Declar¨¦ cuatro horas el pasado octubre; en principio, deber¨ªa haber un careo, pero veremos: no tengo acceso al proceso; la sensaci¨®n es que todo quedar¨¢ entre ellos¡±.
A¨²n reponi¨¦ndose del episodio, Gendrot ya le da vueltas al material que acumul¨® en su estancia en el hospital psiqui¨¢trico de la Prefectura de Polic¨ªa de Par¨ªs, su primer destino durante 15 meses tras pasar las pruebas. Al estilo de lo que hicieran sus admirados Nellie Bly, Albert Londres y Gunter Wallraff. Porque, hasta hoy, no ha recibido ninguna oferta profesional interesante. ¡°No s¨¦ de ning¨²n peri¨®dico o medio que me pagara dos a?os por infiltrarme en la polic¨ªa o en cualquier otro sitio¡±, dice quien ya hizo lo propio en un supermercado de Lidl y una f¨¢brica de Toyota y que plasm¨® en otro libro, Los encadenados. Una redacci¨®n de un medio informativo igual ser¨ªa otro campo de infiltraci¨®n. ¡°Quiz¨¢, no las conozco, como tampoco a muchos periodistas: es una de las pocas ventajas de ser aut¨®nomo¡±.
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