Una cultura maltrecha espera ser considerada de verdad esencial
La pandemia y once meses de par¨¢lisis, cierres dr¨¢sticos y aforos restrictivos en continuo cambio, llevan al sector a vivir una de las peores situaciones de su historia
El pr¨®ximo consejero de Cultura que ocupe el Palau Marc ¡ªpor donde han pasado seis consejeros en los ¨²ltimos cinco a?os¡ª se encontrar¨¢ ante un sector econ¨®mico, que representaba el 3,4% del PIB y el 4,9% de la ocupaci¨®n, inmerso por la pandemia en una crisis sin precedentes. Seg¨²n el ¨²ltimo informe del CoNCA, los efectos del coronavirus han acabado con los brotes verdes que permit¨ªan ver como en los primeros meses de 2020 se superaba para siempre la crisis que el sector sufr¨ªa desde 2008.
El crecimiento de hace un a?o en el sector editorial, de m¨¢s del 2%; teatral, del 6%; discogr¨¢fico, del 16% y de los videojuegos, del 17%, que hab¨ªan llevado a facturar en dos meses un total de 45 millones de euros, as¨ª lo permit¨ªan ver. Pero el dr¨¢stico cierre de marzo de cines, teatros, salas de conciertos y la suspensi¨®n de todas las actividades hizo que la facturaci¨®n cayera en picado hasta los 8 millones, una ca¨ªda que el paso de los meses no ha hecho nada m¨¢s que empeorar: 5.000 empresas culturales est¨¢n en ERTE, afectando a 60.000 trabajadores; mientras que los afiliados a la Seguridad Social en la cultura han bajado el 14,4%, mientras que el total catal¨¢n ha sido del 4,4%.
Las medidas de contenci¨®n activadas por el Departamento de ?ngels Ponsa representan una inyecci¨®n de 51 millones de euros, ¡°una gota de agua en el desierto¡±, seg¨²n la oposici¨®n. Ayer, en plena campa?a electoral, se anunciaron 18,7 millones m¨¢s, 4,5 de ellos para profesionales y t¨¦cnicos que no se puedan acoger a ninguna otra que dar¨¢ el Departamento de Trabajo. Unas cantidades m¨ªnimas comparadas con los efectos demoledores que deja la pandemia: medio mill¨®n de euros semanales de p¨¦rdidas por el cierre de las salas de cine; 88 millones menos tras la suspensi¨®n de 17.000 conciertos de m¨²sica y 10 millones m¨¢s de p¨¦rdidas, por el cierre del Liceo y el Palau cada uno. Museos como MNAC y el Macba ¡ªque han perdido el 70% de sus visitantes¡ª han dejado de ingresar alrededor de dos millones de euros cada uno. Y el teatro ha tenido que cancelar unas 5.300 funciones, perdiendo 30,5 millones de ingresos y casi un mill¨®n de espectadores. Hay actores que se han visto obligados a acudir a bancos de alimentos para poder subsistir.
A la cultura, que ha demostrado una gran voluntad para adaptarse a las medidas restrictivas del momento; con continuos cambios de apertura y cierre y de aumento y disminuci¨®n de aforos, adem¨¢s de incorporar todo lo necesario para garantizar la seguridad de los p¨²blicos y visitantes, le ha sorprendido ver como en los debates celebrados entre los nueve candidatos a presidir la Generalitat a partir del 14 de febrero, ni se les ha citado.
No es de extra?ar que el sector desconf¨ªe de la pol¨ªtica. Para evitar nuevos cierres por la pandemia el Parlament declar¨® el 22 de septiembre, la cultura como bien esencial; equipar¨¢ndola a la educaci¨®n y la sanidad, pero la declaraci¨®n no estuvo acompa?ada de un marco normativo que la desarrolle. Por eso, al mes, el 29 de octubre, el Procicat oblig¨® a bajar la persiana a las salas de cine y conciertos, teatros y auditorios, mientras que museos, archivos, salas de exposiciones y galer¨ªas solo podr¨ªan abrir al 33% de su aforo y las bibliotecas solo podr¨ªan ofrecer su servicio de pr¨¦stamo. La cultura, pese a su esencialidad se inclu¨ªan dentro de ¡°actividades de mayor riesgo de transmisi¨®n¡±.
Esa paradoja la ha vivido, como ning¨²n otro, el ¨¢mbito del libro: el buen momento creativo de las letras en catal¨¢n (con nuevas hornadas de autores notables y un prestigio reconocido en el ¨¢mbito de la traducci¨®n) contrasta con un sector industrial muy molesto tras el episodio de enero del cierre de las librer¨ªas por las restricciones sanitarias al no consider¨¢rselas comercio b¨¢sico, pese a la declaraci¨®n de esencialidad. Renac¨ªa una perplejidad que se dio ya en julio, cuando tampoco se aceptaron los formatos de zonas perimetradas con medidas higi¨¦nicas para el finalmente nonato Sant Jordi de verano, que deb¨ªa servir para mitigar las p¨¦rdidas del tradicional 23 de abril.
Editores y autores apuestan porque la Administraci¨®n act¨²e a partir de ayudas concretas, como las que en los dos ¨²ltimos a?os se han destinado al fomento y traducci¨®n de obras de ensayo y, m¨¢s recientemente, al c¨®mic, as¨ª como la compra de ejemplares para bibliotecas. De fondo, el nuevo consejero deber¨¢ encarar un doble reto antiguo que la crisis del coronavirus ha hecho emerger de manera dram¨¢tica y urgente: la digitalizaci¨®n de la cadena de libro (especialmente, de las librer¨ªas) y la necesidad de dotar de mayor musculatura un sector donde se da peligrosamente en exceso la microempresa. Informa Carles Geli.
Revisando los programas electorales en lo ¨²nico en que las formaciones coinciden es en la necesidad de aumentar los presupuestos destinados a la cultura para pasar de los actuales 0,7% al 2% (Barcelona destina el 7% de su presupuesto) y as¨ª conseguir que los recursos por persona pasen de los actuales 39 euros a los 200 de otros pa¨ªses del entorno (en Espa?a son 28).
Entre las reivindicaciones del sector est¨¢ la necesidad de una ley de mecenazgo, dentro de los m¨¢rgenes que permitan las competencias de la Generalitat; un censo de artistas y profesionales para conocer de forma exacta cu¨¢ntas personas viven y trabajan en la cultura catalana, algo que puede ayudar tambi¨¦n a luchar contra la precariedad laboral del sector; otra de sus pandemias. Tambi¨¦n se reclama la rebaja del IVA cultural hasta el 4% y rebajas para impuestos como el IBI y el IAE, adem¨¢s de un bono cultural de 200 o 300 euros que garantice universalizar la cultura y reactivar el consumo cultural, tambi¨¦n por los suelos.
La gran esperanza para la cultura catalana para financiarse (adem¨¢s de poder contar con los 20 millones prometidos por el Ministerio de Cultura a Barcelona en concepto de capitalidad que ir¨¢n destinados a financiar museos y equipamientos), es conseguir parte de los 1.000 millones que la Uni¨®n Europea destina a Fondos Europeos para reactivar la cultura tras la pandemia.
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