Un enigm¨¢tico palacete policial II
La obsesi¨®n es gratificante para los periodistas, como el que persigue las tres cerezas en la m¨¢quina tragaperras
Las obsesiones no son buenas. Todo el mundo lo sabe. Pero si se es periodista, la obsesi¨®n es gratificante. Como el que persigue las tres cerezas sin descanso en la tragaperras, el periodista busca un nombre, una calle, un tel¨¦fono, un barrio, el dato del dato¡ Cualquier cosa que se convierta en un hilo del que estirar para llegar a aquella informaci¨®n que hace semanas que se resiste. Puede llevar incluso a la persecuci¨®n y al acoso de personas que probablemente cuando ven la llamada del periodista obsesionado, estampar¨ªan el m¨®vil contra la pared. No conozco a periodistas no obsesos con la informaci¨®n, por m¨¢s tonto y banal que sea el asunto a tratar.
La obsesi¨®n lleva a los recogidos jardines de Vil.la Cec¨ªlia, que debe su nombre a la mujer de Eduardo Conde, que fund¨® El Siglo, los primeros grandes almacenes de Barcelona. Al fondo del parque, la que fuese casa privada de Conde (1909) ahora es el Casal de Sarri¨¤, donde est¨¢ el archivo del distrito. Con la felicidad del obsesionado, hay que subir a la primera planta para ver el expediente del palacete de la calle de Iradier n¨²mero 9-11, convertido a principios de la dictadura franquista en una comisar¨ªa, un uso que sigui¨® vigente hasta el a?o pasado.
¡°Lo m¨¢s interesante son los planos¡±, dice el archivero. Est¨¢n plegados, en una carpeta que sufri¨® humedades y hay que abrirlos con sumo cuidado. La decepci¨®n es may¨²scula para quien busca datos y no entiende nada de l¨ªneas ni trazados. En ese archivo, que para poder consultarlo se ha pedido hora con d¨ªas de antelaci¨®n, no hay respuesta a ninguna de las preguntas de la obsesi¨®n: ?Qui¨¦n decidi¨® convertir el palacete de Iradier en un edificio policial? ?Cu¨¢ndo? ?Por qu¨¦? ?En qu¨¦ condiciones? Unas dudas ya expresadas en una cr¨®nica anterior, escrita el d¨ªa de Navidad, sobre el mismo tema.
Los tiempos modernos llevan a teclear en Google, a bucear en los datos y en las webs, a exprimir hasta el final los boletines oficiales y sus hist¨®ricos, BOE, gacetas municipales, DOGC¡ Pero la experiencia demuestra que la respuesta a las preguntas la tienen las personas. No hay nada como la memoria viva de alguien y su ayuda para caminar hacia lo que queramos saber. Como pasa con Maribel Blanco, quien m¨¢s sabe de la Polic¨ªa Nacional en Catalu?a. Su llamada reaviva la obsesi¨®n por el palacete policial, m¨¢s conocido como la Casa del Duc de Prim o la Torre de San Fernando, con la fachada, las escaleras y el vest¨ªbulo protegidos por el Ayuntamiento. Ha encontrado algunos datos del edificio de la calle de Iradier que hasta 2005 fue una comisar¨ªa de la Polic¨ªa Nacional; hasta 2020, una comisar¨ªa de los Mossos d¡¯Esquadra y que hoy aguarda, ante un at¨ªpico silencio institucional, un nuevo uso.
Los legajos rescatados por Maribel contienen parte de la historia del enigm¨¢tico palacete policial de la calle de Iradier 9-11, en el distrito de Sarri¨¤-Sant Gervasi, una de las zonas m¨¢s nobles de la ciudad. Construido en 1918, propiedad de Emilio Heydrich, un empresario cubano alem¨¢n, se construy¨® en forma de dos casas unidas entre s¨ª, a manos del arquitecto Joaquim Lloret. Hasta aqu¨ª, nada que no recoja la Wikipedia. La carpeta revela que fue el propio Heydrich quien en 1941 firm¨® un contrato de alquiler con la polic¨ªa para una de las dos casas que conforman el palacete.
¡°Contrato de inquilinato¡±, reza el documento, fechado el 1 de julio de 1941, entre la Jefatura de Polic¨ªa de Barcelona, y el empresario, que entonces tiene 76 a?os. Por 850 pesetas (unos 5 euros), se alquila una de las dos viviendas que conforman el palacete. El contrato especifica claramente su uso: ¡°Destino exclusivo a oficinas y servicios de la comisar¨ªa de la zona sin que pueda d¨¢rsele otra aplicaci¨®n que a juicio del propietario pueda perjudicarla¡±. Tambi¨¦n se autoriz¨® a la polic¨ªa para habilitar dos calabozos en la planta baja de la casa, que siguen all¨ª, aunque en desuso.
La comisar¨ªa de la Polic¨ªa Nacional permaneci¨® activa m¨¢s de 60 a?os. El amplio ¡°chalet¡± en la zona ¡°residencial de lujo¡± contaba con tres plantas. En la baja, estaban las oficinas de la XI compa?¨ªa de la 43 Bandera de la Polic¨ªa Armada; en el entresuelo, las dependencias de la comisar¨ªa, en el principal, los dormitorios y otros servicios de la compa?¨ªa y en los s¨®tanos, los calabozos, la calefacci¨®n, la caldera, un dep¨®sito de carb¨®n y la barber¨ªa de la polic¨ªa. M¨¢s adelante, tambi¨¦n se expedir¨ªan DNIs.
La historia se enreda en 1947, cuando Emilio Heydrich muere y deja en herencia el palacete a su ¨²nico hijo vivo y dos nietos. Estos inicialmente la venden a la el¨¦ctrica Flix, sabiendo que las dos casas est¨¢n alquiladas a dos usuarios distintos (en las hemerotecas consta que vivi¨® all¨ª un tiempo una familia God¨®). El precio fue de 700.000 pesetas (unos 4.200 euros). Y posteriormente, en 1967, se vende de nuevo a la familia Prim. Ah¨ª es cuando la polic¨ªa pide ejercer el derecho de retracto, es decir, de comprar ellos el palacete. Defienden que ¡°conviene mantener la instalaci¨®n de los servicios en dicha finca por reunir las condiciones necesarias siendo dif¨ªcil, por no decir imposible, conseguir otro edificio de an¨¢logas caracter¨ªsticas dentro del distrito, adem¨¢s del elevado coste que supondr¨ªa el alquiler del nuevo local¡±.
El tema acaba en los juzgados, en el 71 se deniega la resoluci¨®n voluntaria del contrato de arrendamiento y finalmente el 11 de marzo de 1982 el Ministerio de Hacienda compra el palacete entero, dando cumplimiento a una orden ministerial del 16 de diciembre de 1981. En el preciado legajo no consta por cu¨¢nto dinero se compra. S¨ª dice que en 1991 se expide el certificado de demanialidad, conforme se trata de un bien p¨²blico. La siguiente compraventa no se comunica hasta 2005, cuando la Generalitat, actual propietaria, paga, por esa y dos comisar¨ªas m¨¢s, 14 millones de euros.
Para los periodistas obsesionados, personas como Maribel Blanco, adscrita al gabinete de prensa, son esenciales. Tras 41 a?os como funcionaria de la administraci¨®n p¨²blica, lo sabe todo. ¡°?Maribel, qui¨¦n llev¨® esta investigaci¨®n hace 20 a?os?¡±, ¡°?Ah! ?S¨ª! Localizo al inspector y te digo¡±. Y as¨ª, siempre. Ahora dice que se jubila. Habr¨¢ que verlo. Tambi¨¦n lo hace Antonio Navarro, el jefe de prensa del cuerpo en Catalu?a, siempre afable y dispuesto a pesar de dif¨ªciles relaciones entre los medios, que siempre quieren m¨¢s, y gabinetes, que suelen querer menos. Sin ellos, ser¨¢ m¨¢s complicado conocer las historias como la del palacete de Iradier. El edificio est¨¢ vac¨ªo, pero sigue insolente dejando cabos sueltos con los que obsesionarse: ?en qu¨¦ se concretar¨¢ su uso institucional por parte de los Mossos? ?Por decisi¨®n de qui¨¦n? ?Qu¨¦ uso tuvo durante la Guerra Civil?...
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