Cleopatra reencarna en Mar¨ªa Bayo
La soprano ofrece tres d¨ªas en el Poliorama su espect¨¢culo sobre la reina en el que canta y recita textos y trata de desmitificar al personaje, ¡°una mujer que am¨® con libertad¡±
Reina a los 18 a?os, casada brevemente con dos de sus hermanos (as¨ª eran los Ptolomeos), amante de Julio C¨¦sar, esposa de Marco Antonio y madre de hijos de ambos grandes romanos, ¨²ltima soberana de Egipto, tan unida a la serpiente como Eva, Cleopatra, descrita alternativamente cono femme fatale y estadista, mujer de enorme cultura y puta, es un personaje del que se ha dicho y escrito todo, y su contrario. La han imaginado desde Plutarco, Shakespeare y Bernard Shaw a Cecil B. de Mille y Mankiewicz sin olvidar a Uderzo y Gosciny. Y la han encarnado Theda Bara, la pizpireta Helen Hayes, Claudette Colbert o Elizabeth Taylor.
Ahora lo hace nada menos que Mar¨ªa Bayo en un viaje teatral y musical a la figura de la eterna alejandrina que le ha pavimentado con palabras el dramaturgo Marc Rosich y en el que la soprano navarra mezcla texto y canto para hablar de la reina pero tambi¨¦n de s¨ª misma.
En Divina Cleopatra, que se ofrece en el Teatre Poliorama de Barcelona tres ¨²nicos d¨ªas (3, 5 y 7 de marzo), Bayo se acompa?a por una formaci¨®n inusual, bajo direcci¨®n musical de Dani Espasa (de la direcci¨®n teatral se encarga Rosich): Roman Gottwald (acorde¨®n), Dar¨ªo Barroso (guitarra) y Joan Palet (chelo). ¡°Es un reto, como me gusta a m¨ª: hacer algo diferente¡±, explica en una entrevista telef¨®nica la cantante que ya encarn¨® en los escenarios teatrales a otra diva griega (Cleopatra era de ra¨ªces maced¨®nicas), Mar¨ªa Callas, en la obra Master Class, que se pudo ver en 2018 en el Borr¨¤s. ¡°Aqu¨ª hay m¨¢s m¨²sica, entre texto y texto canto en la primera parte las arias de Cleopatra del Giulio Cesare de Haendel, que he interpretado tantas veces en mi carrera, y otra gran variedad de temas, m¨¢s ecl¨¦cticos, Massanet, Piazzola, Hasse, Kurt Weill, en la segunda¡±.
El texto incluye mon¨®logos de Shakespeare o de Shaw. Del primero, alguno tan hermoso como el de la reina al final de Antonio y Cleopatra. ¡°Antonio ha muerto, todo es ya nada¡±, recita al otro lado de la l¨ªnea Bayo, y es como sentir en el o¨ªdo una r¨¢faga de brisa directamente desde el Nilo. Cleopatra, fuego y aire, como recalcaba Harold Bloom...
Bayo evoca en el espect¨¢culo la primera vez que hizo de Cleopatra, y c¨®mo desde entonces se fue interesando por el personaje, tratando de averiguar qu¨¦ hab¨ªa debajo de la leyenda y los oropeles de Hollywood. ¡°Aqu¨ª hemos querido desmitificar la imagen popular de la vampiresa con serpiente. El problema con Cleopatra es que todo lo que sabemos de ella por las fuentes est¨¢ escrito por hombres, sin duda de haber escrito mujeres tendr¨ªamos una imagen muy distinta¡±. Y no solo hombres, sino enemigos, la mayor¨ªa autores romanos influenciados por la propaganda negra de Octavio Augusto. ¡°La vilipendiaron en una verdadera operaci¨®n de Estado con la que la convirtieron en una simple seductora promiscua y criminal, una egipcia fogosa y pendenciera, cuando era una mujer de car¨¢cter fuerte y muy culta, una erudita que hablaba siete idiomas y estaba versada en estrategia, historia y pol¨ªtica, y era el reto?o de una larga y poderosa dinast¨ªa¡±. La soprano, sin embargo, no niega que Cleopatra utilizara su belleza como instrumento pol¨ªtico, y cualquier artima?a para mantenerse en el tambaleante trono de Egipto.
Muerte sin serpientes
La funci¨®n juega a los paralelismos enlazando las vidas de la reina y la cantante, dos mujeres valientes y fuertes. T¨¦cnicamente, subraya Bayo, el desaf¨ªo de cantar, recitar y hablar es complejo. La soprano y actriz ofrece la muerte de Cleopatra sin serpiente, ¡°hay que echarle imaginaci¨®n¡±, bromea. La escenograf¨ªa se apoya en mobiliario y vestuario art dec¨®. Al preguntarle cu¨¢l es el rasgo que m¨¢s le impresiona de Cleopatra, Mar¨ªa Bayo no lo duda: ¡°Am¨® con libertad¡±.
La cantante ha visitado una sola vez Egipto, pero aprovech¨® para ir de punta a punta del pa¨ªs, de Abu Simbel a Alejandr¨ªa, donde visit¨® las necr¨®polis y catacumbas tras la sombra de Cleopatra. ¡°Sigo con pasi¨®n el misterio del paradero de su tumba¡±, susurra.
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