¡°?Me est¨¢n quemando la furgoneta!¡±
As¨ª fueron los momentos m¨¢s tensos del ataque a la comisar¨ªa de la Guardia Urbana de la Rambla de Barcelona
El centro de Barcelona se convirti¨® en una verdadera batalla campal. Era el 29 de septiembre de 2010, hab¨ªa una convocatoria de huelga general y unos encapuchados aprovecharon las movilizaciones para prender fuego a un coche de la Guardia Urbana que desviaba el tr¨¢fico en plaza Universitat. Ese fue el ¨²ltimo gran ataque con ¡°fuego y piedras¡± al que se enfrent¨® la polic¨ªa municipal barcelonesa. Hasta el pasado s¨¢bado, cuando la furia contra el cuerpo policial volvi¨® a recrudecerse en la novena jornada de protestas, en la capital catalana, tras el encarcelamiento del rapero Pablo Has¨¦l.
El s¨¢bado, pasaban pocos minutos de las 20.00 cuando centenares de personas subieron la Rambla cogiendo desprevenidos a los agentes. ¡°Los movimientos de los manifestantes se iban radiando por un canal de la emisora. No ten¨ªa sentido. La l¨®gica hac¨ªa pensar que se ir¨ªan hacia Via Laietana [sede de la jefatura superior de la Polic¨ªa Nacional] pero empezaron a subir la Rambla. Unos pocos romp¨ªan los cristales de un banco a varios metros de la comisar¨ªa pero parec¨ªa que sub¨ªan tranquilos. De golpe, empezaron a llovernos piedras enormes y botellas¡±, revela un agente de la Guardia Urbana que se encontraba custodiando la comisar¨ªa de la polic¨ªa municipal en la Rambla. ¡°Entonces escuchamos por la radio: ¡®lanzan un c¨®ctel molotov¡¯. Estall¨® contra un ¨¢rbol, pero al segundo nos lanzaron una bengala roja, un l¨ªquido y, de golpe, una llamarada, fuego. Por la radio se escuch¨® un grito del compa?ero conductor que estaba dentro del veh¨ªculo: ¡®?Me est¨¢n quemando la furgoneta!¡¯¡±, recuerda el agente.
El ataque a la furgoneta de la Unidad de Refuerzo para las Emergencias y la Proximidad (UREP) ¨Clos antidisturbios de la Guardia Urbana, sin funciones de orden p¨²blico y cuyas funciones se limitan a proteger edificios y reforzar a otros agentes del cuerpo¨C dur¨® apenas unos segundos. El agente que estaba dentro del veh¨ªculo huy¨® por la puerta del copiloto. La Brigada M¨®vil (Brimo) de los Mossos ¨Clos antidisturbios que s¨ª tienen funciones de orden p¨²blico¨C subieron por la Rambla con el altavoz emitiendo el ya familiar mensaje: ¡°Atenci¨®n, atenci¨®n, les habla la polic¨ªa. Dejen de lanzar objetos. Intervenci¨®n policial inminente¡±. Los manifestantes huyeron hacia arriba arrasando con escaparates de oficinas bancarias, mobiliario urbano y sillas y mesas de terrazas de bares. El propio conductor de la furgoneta apag¨® las llamas con un extintor.
Los antisistema se acercaron tanto a la comisar¨ªa que en dos de las furgonetas de la Guardia Urbana los atacantes hab¨ªan pintado dos s¨ªmbolos anarquistas. No era una fotograf¨ªa tan impactante como la de septiembre de 2010 pero la imagen de la guerrilla urbana convirtiendo el centro de Barcelona en el escenario de la batalla y poniendo en apuros a la polic¨ªa ya era una victoria para un movimiento anarquista que se hab¨ªa mantenido en un segundo plano durante las protestas de las ¨²ltimas semanas.
EL PA?S ha hablado con varios de los agentes de la Guardia Urbana que fueron testigos directos del ataque a la comisar¨ªa. Todos prefieren el anonimato y lamentan el papel al que ha quedado relegada la unidad de antidisturbios del cuerpo municipal.
¡°La manifestaci¨®n del s¨¢bado fue extra?a. A pocos minutos de que comenzara la concentraci¨®n ya tuvimos conocimiento de que los Mossos hab¨ªan interceptado a j¨®venes con botellas de aguarr¨¢s en las inmediaciones de plaza Universitat¡±, revela uno de los agentes. La protesta fue convocada por varios colectivos aunque no estaba comunicada a Interior y, por tanto, nadie se responsabilizaba de la misma. Hasta 4.000 personas se concentraron pidiendo la libertad de Pablo Has¨¦l pero no solo eso. Tambi¨¦n se movilizaron exigiendo la amnist¨ªa de los condenados por el proc¨¦s, la regularizaci¨®n de los alquileres, parar los desahucios, acabar con la monarqu¨ªa, abolir la ley de extranjer¨ªa, derogar la reforma laboral¡ y mil y una causas. A la protesta acudieron padres de familia, j¨®venes, diputados auton¨®micos de la CUP, entre ellos Eul¨¤lia Reguant y Carles Riera¡ Tambi¨¦n acudieron varios j¨®venes que los agentes preguntados describen como vestidos con indumentaria y est¨¦tica ¡°anarquista¡±, ¡°okupa¡± o ¡°antisistema¡±.
Tanto los Mossos d¡¯Esquadra como la Guardia Urbana hab¨ªan calculado posibles rutas de la protesta pero, desde el principio, la marcha sorprendi¨® a los agentes. Tras una pancarta con el lema ¡°Hasta que caigan. Nada que perder. Todo por ganar¡±, comenz¨® la protesta que baj¨® por la ronda de Sant Pere y gir¨® por la calle de Sep¨²lveda. Los agentes ten¨ªan desde primera hora preparada la protecci¨®n de la Jefatura de la Polic¨ªa Nacional en Via Laietana pero, ante el trayecto de la marcha, comenzaron a movilizarse para proteger la comisar¨ªa de los Mossos de la plaza de Espanya. Tras varios giros, la marcha se adentr¨® en el Raval por la calle Sant Antoni Abad. ¡°Eso ya era un mal presagio. Los manifestantes antisistema prefieren barrios con calles peque?as como el Raval o Gr¨¤cia porque les permite much¨ªsima movilidad. Act¨²an y desaparecen entre callejones¡±, asegura un agente de la Guardia Urbana que sigui¨® de paisano toda la protesta y que sabe que en espacios tan peque?os es m¨¢s f¨¢cilmente detectable.
Pronto comenzaron a escucharse ruidos de cristales rotos de las oficinas bancarias. No eran ataques improvisados. Los antisistema ten¨ªan martillos con puntas dise?adas para romper vidrios. Las acciones eran r¨¢pidas y los cajeros ard¨ªan en segundos despu¨¦s de que esparcieran sustancias acelerantes como el aguarr¨¢s. Otra de las caracter¨ªsticas de la protesta es que, a diferencia de otras jornadas, ten¨ªan pocas contemplaciones con los medios de comunicaci¨®n. Sab¨ªan que pod¨ªan ser identificados tras aparecer en alg¨²n v¨ªdeo o imagen y no dudaban en apartar c¨¢maras y, directamente, amenazar a los periodistas.
La protesta lleg¨® hasta pocos metros de la comisar¨ªa de los Mossos d¡¯Esquadra de Nou de la Rambla. All¨ª, decenas de agentes con escudos estaban preparados para intervenir. No hizo falta. Los manifestantes giraron por el Portal de Santa Madrona y all¨ª fueron directos a la Rambla. En segundos, el caos. Media docena de j¨®venes destrozaron la oficina de CaixaBank, en el n¨²mero 30 de la Rambla. Poco despu¨¦s, dos furgonetas de la Urbana y dos de los Mossos cubrieron la puerta de la comisar¨ªa de la polic¨ªa local en el n¨²mero 43 del paseo. Dentro de la comisar¨ªa hab¨ªa dos furgonetas m¨¢s en el pasillo y dos en la parte trasera del edificio. En cada furgoneta cuatro o cinco agentes vestidos de antidisturbios y muchos guardias uniformados para dirigir el tr¨¢fico a los que se hab¨ªa entregado cascos y escudos por si los manifestantes se hac¨ªan fuertes y protagonizaban un asalto a la comisar¨ªa. ¡°Ten¨ªamos esa opci¨®n o cerrar la comisar¨ªa y haberles dejado que la pintaran y lanzaran objetos contra la fachada¡±, lamenta uno de los polic¨ªas.
As¨ª aguantaron los agentes el lanzamiento de objetos, las pintadas, la bengala y la furgoneta en llamas. La Brigada M¨®vil de los Mossos subi¨® r¨¢pidamente y pronto los antisistema se dispersaron hacia arriba, por la Rambla. ¡°El conductor de la furgoneta sali¨® ileso pero no fueron formas de actuar policialmente. Deber¨ªamos haber estado fuera de nuestra comisar¨ªa como hicieron los Mossos en Nou de la Rambla. O haber salido cuando intentaron atacar. Son estrategias que toman los mandos pero a los agentes nos da la sensaci¨®n de que nos intentan esconder. Prefieren reparar cristales rotos y borrar pintadas a dejarnos hacer nuestro trabajo. Solo estamos para dar coberturas a agentes de paisano y proteger edificios municipales y el s¨¢bado ni siquiera pudimos defender nuestra comisar¨ªa¡±, lamenta un agente de la UREP.
A finales de octubre una manifestaci¨®n posterior al desalojo de la casa Buenos Aires de Vallvidrera acab¨® con los cristales del Consistorio rotos. ¡°Los mandos nos obligaron a huir. No era la primera vez. Adem¨¢s, vemos que en las manifestaciones cada vez hay m¨¢s violencia y atacan a compa?eros que est¨¢n regulando el tr¨¢fico¡±, lamenta un agente.
¡°El problema del s¨¢bado fue de orden p¨²blico. Est¨¢ claro que la Guardia Urbana somos un objetivo de estos manifestantes. La premisa deber¨ªa ser que no puedan acceder a la Rambla. Es peligroso para nosotros, para ellos y para todo el mundo¡±, advierte un mando de los agentes.
El conductor de la furgoneta que a punto estuvo de arder con ¨¦l dentro regres¨® a su trabajo al d¨ªa siguiente ileso. La autora del incendio fue detenida minutos m¨¢s tarde de la agresi¨®n. Tras el ataque, la comisar¨ªa de Rambla volvi¨® a la normalidad. El paseo m¨¢s ic¨®nico de la capital catalana hab¨ªa quedado totalmente arrasado.
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