Reencuentros familiares, bares llenos o miedo a quedarse atr¨¢s: el mapa emocional ante el cambio de fase
Espa?a tiene ganas de volver a algo que huela a normalidad. As¨ª se despidieron hosteleros, j¨®venes y vulnerables de las restricciones que han acabado esta noche
¡°?Alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual!¡±. Al filo de la una y media, una multitud coreaba a gritos en la Puerta del Sol de Madrid. Celebraban el fin del toque de queda y se entiende que el resultado era el de la PCR. La madrugada del s¨¢bado al domingo marcaba la ca¨ªda del estado de alarma y la juerga inund¨® varias capitales espa?olas. En Barcelona, cientos de personas se reun¨ªan en varios puntos, entre ellos la puerta del Tribunal Superior de Justicia, bebiendo y bailando sin mascarillas ni distancia. Las fiestas eran como un monstruo de mil cabezas: se regeneraban cada vez que la guardia urbana obligaba a dispersarlas. En la playa hubo una macrofiesta con un botell¨®n al estilo de fin de a?o. De Murcia a Salamanca, se repitieron escenas similares.
M¨¢s all¨¢ de quienes se saltan todas las precauciones l¨®gicas, Espa?a tiene ganas. Ganas de salir de fiesta, pero tambi¨¦n de reencontrarse con la familia. Ganas de viajar y de trabajar. De volver, m¨¢s de un a?o despu¨¦s, a algo que huela a normalidad. En Sevilla, las universitarias M¨®nica y Sandra, 21 y 22 a?os, respectivamente, se enteraron este mismo s¨¢bado de que ya no ten¨ªan toque de queda y de que podr¨ªan ir a una discoteca hasta las dos. Cenicientas, pero al contrario, comentaban: ¡°Saber que puedes volverte a casa sin estar pendiente del reloj es un alivio¡±. Por razones bien distintas Emisol Prieto, de 70, celebraba en Madrid que ya no haya restricciones de movilidad: su final feliz es poder visitar en M¨¢laga a su hija Mar y pisar la playa. En septiembre le diagnosticaron un c¨¢ncer y quimioterapia en plena ola de contagios. Aunque su hija ha podido viajar gracias a un salvoconducto laboral, ella no ha vuelto a coger el AVE. Ya vacunada de la primera dosis y sin necesidad de papeles cuenta los d¨ªas para comprarse un billete: ¡°Se acab¨® la espera¡±.
El sentimiento es el mismo en los restaurantes de Barcelona y las discotecas de C¨¢diz. De los hoteles levantinos a las pulper¨ªas gallegas, el ¨¢nimo este s¨¢bado ante el fin del estado de alarma era de anticipaci¨®n ante un nuevo principio, con alguna duda en el aire. ¡°[En la hosteler¨ªa] hay mucha expectaci¨®n de c¨®mo se funcionar¨¢ a partir de ahora, de si la pandemia habr¨¢ cambiado los h¨¢bitos solo de forma provisional...¡±, explicaba Eduard Urgell, director general de Angrup, con 17 restaurantes en Barcelona que abrir¨¢n de nuevo esta noche.
En Valencia, donde seguir¨¢ habiendo toque de queda a partir de medianoche, la gran novedad es el fin del cierre territorial y la entrada de turistas espa?oles a los que esperan como agua, literalmente, de mayo. El Ayuntamiento de Gandia, ¡°la playa de Madrid¡±, colgar¨¢ este viernes un gran cartel en la A-3 con un efusivo ¡°Bienvenid@s¡± estampado sobre una orilla que invita a olvidarse del hartazgo pand¨¦mico. ¡°Es una forma de darles la bienvenida despu¨¦s de tanto tiempo y de mostrar que no hay nada de la madrile?ofobia esa que dicen algunas¡±, explica el concejal de Turismo y Playas, Vicent Mascarell.
Sin embargo, Espa?a no es un ente uniforme. ¡°No hay un solo estado de ¨¢nimo¡±, dice el profesor de Sociolog¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, Josep Lobera, que identifica cuatro actitudes frente al fin del estado de alarma. Primero estar¨ªan los que quieren ¡°recuperar el tiempo perdido¡±, los m¨¢s expansivos. ¡°Son los que saldr¨¢n en los telediarios, llenando los restaurantes y viajando a la playa¡±, dice. Ser¨¢n ¡°los m¨¢s visibles¡± y tambi¨¦n los que m¨¢s convienen al sistema: ilustran la luz al final del t¨²nel, el resurgir de la econom¨ªa y la euforia de los anunciados ¡°felices a?os veinte¡±.
En el segundo grupo, est¨¢n los aliviados, optimistas, pero sin tanta ansia. Seg¨²n las ciencias sociales, es previsible que en estos grupos la ¡°conveniencia de creer que todo ha acabado rebaje la percepci¨®n de riesgo y, por tanto, las medidas de prevenci¨®n¡±.
Un tercer grupo ser¨ªan los precavidos: quienes, por ser vulnerables o por miedo al virus, mantengan las precauciones, porque entienden que lo que acaba, como advierten los epidemi¨®logos, es el estado de alarma no el riesgo de contagio. Tambi¨¦n en ese grupo estar¨ªan aquellos que hayan descubierto en la ¡°nueva normalidad¡± un estilo de vida m¨¢s acorde a sus necesidades, quienes saborean el teletrabajo o el frenazo de la vida prepand¨¦mica.
Y luego est¨¢ el cuarto grupo, el que m¨¢s interesa al soci¨®logo Lobera: los que se quedan atr¨¢s y en vez de euforia, sienten crecer su ansiedad. ¡°En el confinamiento y el estado de alarma todos ten¨ªamos m¨¢s o menos las mismas reglas, ahora habr¨¢ gente que ve que su vida no vuelve a la normalidad, que ha perdido familiares, el trabajo, que se ha distanciado de amistades o tiene una crisis de salud mental a ra¨ªz de la pandemia o ha visto transformado alg¨²n aspecto central de su vida¡ Imaginemos un atasco, cuando todo el tr¨¢fico est¨¢ parado, nadie pita, pero si un carril arranca, surge la ansiedad y empieza a sonar el claxon de los que no se mueven¡±. Este grupo del carril lento es m¨¢s significativo de lo que podr¨ªa parecer, advierte el soci¨®logo. ¡°El optimismo trae una cola de gente que no lo va a disfrutar¡±.
As¨ª, el mapa emocional de Espa?a ante el fin del estado de alarma no depende solo de las restricciones que se impongan en las distintas comunidades. En Madrid, que ya ten¨ªa las medidas m¨¢s laxas, que no haya toque de queda no afecta a Benjam¨ªn Garc¨ªa, padre de tres ni?os en Villaverde, que ara?a algunos ingresos recogiendo chatarra y es voluntario y beneficiario de la despensa vecinal del barrio de Orcasitas: ¡°Yo no salgo ni los fines de semana. Cenamos en casa, sacamos un poco al perrillo a la calle y pa¡¯ dentro. Me da igual que Madrid la abran o la cierren¡±.
A pesar de sus 21 a?os, Inmaculada P¨¦rez, tampoco est¨¢ euf¨®rica. Ha dejado su empleo para hacerse cargo de dos personas con grado tres de dependencia: su t¨ªa, de 50 a?os, y su abuela, de 74. ¡°Mucha gente tiene ganas de normalizar su vida, pero deben de comprender que hay muchas personas de riesgo y que el virus no ha desaparecido todav¨ªa pese a las vacunas, tenemos que mantener el mismo cuidado¡±, alerta. Cruz S¨¢nchez, 76 a?os, est¨¢ relanzando las visitas de la asociaci¨®n cultural Oriens de la que es vicepresidenta, pero con poca gente y al aire libre. ¡°Prefiero guiarme por la sensatez, tengo miedo de que esto se dispare¡±, admite. ¡°Hasta que no estemos todos vacunados, yo no voy a estar tranquila¡±.
Muchas reservas
En la golpeada hosteler¨ªa, el fin del estado de alarma es un hito. Esta semana los tel¨¦fonos de los restaurantes de Barcelona no han parado. Para hacer reservas para cenar y tambi¨¦n para recuperar a trabajadores que estaban en ERTE. ¡°Nos est¨¢n entrando bastantes reservas. No es un alud, pero est¨¢ bien¡±, dice Eduard Urgell, director general de Angrup. En el grupo Sagardi, con 14 restaurantes en la capital catalana, poder servir cenas se ha traducido en aperturas de algunos locales cerrados y en la ampliaci¨®n de horarios de otros. Antes de la pandemia en el grupo trabajaban 300 personas; la desescalada permitir¨¢ que 100 trabajadores salgan por completo del ERTE. ¡°Esas llamadas son las mejores, cuando les dices que pueden volver¡±, apunta Juan Carlos Arriaga, director comercial del grupo.
Otros se han quedado sin embargo por el camino: el sector sostiene que la ¡°mortandad¡± de los negocios no ser¨¢ inferior al 25%. El director del gremio catal¨¢n, Roger Pallarols, se felicita por la apertura nocturna, con un pero: ¡°Ya veremos qu¨¦ pasa despu¨¦s del bum del cliente local. Las semanas son largas y aqu¨ª solo se suele salir los fines de semana. Por eso, hace falta que vuelva el turismo¡±.
En la Comunidad Valenciana esperan mucho movimiento para el pr¨®ximo fin de semana de turistas nacionales, los extranjeros tendr¨¢n que esperar, porque ¡°los turoperadores lo han aplazado todo a final de junio¡±, sostiene Toni Mayor, presidente de la patronal Hosbec, que apunta otro problema: ¡°Hay un cacao entre las distintas medidas regionales¡±.
En Galicia, Santiago de Compostela se prepara para que vuelvan los peregrinos. ¡°Todo el mundo quiere venir¡±, celebra Aurora Costas, directora de operaciones del Monte do Gozo, el hospedaje m¨¢s grande de los caminos jacobeos, con 1.000 plazas. Despu¨¦s de 11 a?os de espera desde el anterior A?o Santo Compostelano, 2021 promet¨ªa, antes de la pandemia, batir r¨¦cords. Pero en los cuatro primeros meses cada semana llegaban apenas ¡°de uno a tres caminantes, desesperados porque encontraban todo cerrado¡±, describe Costas. Ahora las reservas empiezan a multiplicarse. El albergue de Monte do Gozo ha recuperado ya a la mayor¨ªa de sus trabajadores y este s¨¢bado pon¨ªan a punto la flamante pulper¨ªa. Espera peregrinos sobre todo espa?oles y portugueses, pero tambi¨¦n italianos u holandeses. A partir de junio se nota un incremento en las reservas de grupos, aunque ninguno del tama?o de los que ya han llamado buscando alojamiento para 2022, hasta 4.000 personas.
Pero no todos los hosteleros est¨¢n celebrando. En Baleares apenas se notar¨¢n cambios con la finalizaci¨®n del estado de alarma ya que se mantiene el toque de queda y la limitaci¨®n a seis personas de los encuentros sociales a pesar de tener la segunda incidencia m¨¢s baja del estado (60 casos por cada 100.000 habitantes). Una de las pocas ventanas de aliento: en Mallorca e Ibiza se podr¨¢ ofrecer servicio en terrazas hasta las 22.30 frente a las 17.00 obligadas hasta ahora. ¡°A nosotros el toque de queda nos mata¡±, dice Jos¨¦ Noguera, gerente de Bagu Grill House.
Los interiores de la restauraci¨®n seguir¨¢n cerrados hasta el 23 de mayo, pero en el ocio nocturno, que suma 14 meses de cierre ininterrumpido, ni siquiera hay una fecha para el optimismo. Las grandes discotecas de Ibiza seguir¨¢n clausuradas. ¡°El celo de la comunidad es excesivo porque no llegamos a la temporada. El ¨¢nimo se mantiene alto, pero las finanzas de la gente est¨¢n muy bajas¡± afirma el presidente de la Asociaci¨®n Balear de Ocio Nocturno, Miguel P¨¦rez. Para empeorar el descontento de los hosteleros de Baleares, el Reino Unido ha impuesto a quien regrese de Espa?a una cuarentena de 10 d¨ªas, tomando como referente la incidencia media nacional. ¡°Esta decisi¨®n supone un nuevo palo en las ruedas¡±, dice la presidenta de la Federaci¨®n Hotelera de Mallorca, Mar¨ªa Frontera.
En el otro extremo, la excepci¨®n andaluza, donde los locales nocturnos pudieron abrir este s¨¢bado hasta las dos de la ma?ana, tras estar cerrados desde el 16 de agosto. ¡°Afrontamos esta reapertura con ilusi¨®n, pero con mucha prudencia porque la polic¨ªa va a estar muy pendiente de que se cumplan los aforos¡±, explica ?scar Carracedo, presidente de la Asociaci¨®n de Discotecas de Sevilla. La patronal Andaluc¨ªa de Noche calcula que han cerrado 1.027 del total de 2.465 locales nocturnos y que las p¨¦rdidas medias por local son de entre 250 y 400.000 euros. ¡°Mucha de la plantilla se ha tenido que reconvertir, ten¨ªa djs que ahora son comerciales y tienen miedo a volver y que tengamos que volver a cerrar¡±, sostiene Carracedo. Muchas discotecas ni si quiera se plantean abrir todav¨ªa. ¡°Con las limitaciones de aforo, sin poder tener las pistas de baile abiertas, nos sale muy caro el mantenimiento¡±, explica Rub¨¦n Rivero, presidente del sector en C¨®rdoba. Olivia Val¨¦re, una instituci¨®n de la noche marbell¨ª, considera que la apertura es ¡°un regalo envenenado¡±. ¡°En menos de una semana no puedo preparar la log¨ªstica... y a las 2.00 es cuando la gente empieza a llegar¡±, dice. ¡°Espero estar en funcionamiento en junio, ahora es imposible¡±.
Chal¨¦s, familias, botell¨®n
En el restaurante La alegr¨ªa de la huerta, en la playa de la Malvarrosa de Valencia, a la felicidad por el aumento de reservas (¡°los sacrificios han sido para bien¡±, dice la gerente Mar¨ªa ?ngeles Miralles) se une la personal: Susi P¨¦rez, la cajera de 46 a?os, por fin va a conseguir que sus tres hermanos que viven en Illescas (Toledo) conozcan a su nieta. ¡°No es lo mismo el comunicarse por WhatsApp y por v¨ªdeollamadas que el contacto directo¡±, dice.
M¨¢s all¨¢ de la econom¨ªa, miles de familias se volver¨¢n a reunir o podr¨¢n disfrutar de nuevo de sus segundas residencias. En Vitoria, Carolina Tricio llenaba a media tarde el maletero del coche con el que ten¨ªa planeado viajar esta noche a su segunda residencia en O?a, Burgos. ¡°Pasaremos la frontera un minuto despu¨¦s de la media noche cumpliendo todas las normas, no me puedo aguantar¡±, dec¨ªa tras cinco meses sin poder disfrutar de su principal v¨ªa de escape. Jes¨²s Lapuerta tambi¨¦n prefiri¨® ¡°escapar con la familia a Noja¡± de madrugada consciente de que la autopista que une Bilbao con los pueblos del litoral de Cantabria podr¨ªa colapsarse.
¡°Despu¨¦s de siete meses sin poder viajar, lo previsible es que se monte una gorda, aunque la meteorolog¨ªa no va a ser especialmente buena este domingo¡±, auguraba este s¨¢bado el secretario general del sindicato mayoritario de la Ertzaintza, ERNE, Roberto Seijo. Pese al ¨¦xodo posible, la Ertzaintza no hab¨ªa previsto este s¨¢bado ning¨²n un dispositivo especial. Tampoco los servicios de emergencia ni los Antidisturbios ten¨ªan planes espec¨ªficos ante el cambio de fase.
¡°Acabamos de pedir refuerzos¡±, admit¨ªa por la tarde un agente de la Guardia Portuaria de Barcelona viendo que la situaci¨®n en la playa de la Barceloneta estaba m¨¢s descontrolada de lo previsto. En la orilla, iban creciendo los grupos de j¨®venes rodeados de paquetes de latas cerveza. ¡°No esper¨¢bamos esto tan pronto¡±, dec¨ªa el agente, mientras los j¨®venes, sin distancia de seguridad, aplaud¨ªan a los grupos de m¨²sica que amenizaban la ca¨ªda del sol. ¡°Iremos a casa a cenar, pero a medianoche volvemos fijo¡±, promet¨ªan unas chicas. Sobre la arena, la fiesta por el fin del estado de alarma ya hab¨ªa empezado. Y al final, se li¨®.
Con informaci¨®n de Berta Ferrero, Luis de Vega, Pedro Gorospe, Bernat Coll, Blanca C¨ªa, Eva Saiz, Silvia R. Pontevedra, Ferran Bono y Luc¨ªa Boh¨®rquez.
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