Garc¨ªa M¨¢rquez o el valor supremo de la palabra
Imanol Arias vuelve al teatro en Barcelona con la adaptaci¨®n de ¡®El coronel no tiene quien le escriba¡¯
El valor de la palabra, la fantas¨ªa y el arte de narrar, dejando al desnudo el alma y el car¨¢cter de los personajes en su lucha contra la miseria y la injusticia, convierten a la novela que Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez considera su mejor obra, El coronel no tiene quien le escriba, en un apasionante (y cargado de peligros) objeto de deseo teatral. La adaptaci¨®n dirigida por el cineasta Carlos Saura sortea, con razonable ¨¦xito, muchos de esos peligros en un montaje producido por Jos¨¦ Velasco que cuenta con el gancho medi¨¢tico del actor Imanol Arias como imprescindible aliado para atraer al p¨²blico.
La novela corta escrita en 1961 por el premio Nobel colombiano es una lecci¨®n de vida que cobra especial valor en estos tiempos de miedos e incertidumbres agitados por la pandemia. El anciano coronel que lleva quince a?os esperando una carta que nunca llega es un personaje que deja profunda huella. La dignidad es su arma irrenunciable para plantar cara a la miseria, el hambre y la injusticia que el obstinado militar y su mujer, asm¨¢tica, soportan sin agachar la cabeza.
Esa exaltaci¨®n del amor, la ternura y la fe en el ser humano llega al espectador a trav¨¦s de la fuerza arrolladora de la palabra. En la adaptaci¨®n teatral se han perdido personajes epis¨®dicos y descripciones cargadas de poes¨ªa - el relato de Garc¨ªa M¨¢rquez es prodigioso en la evocaci¨®n de ambientes y el retrato de personajes- pero se mantiene viva la semblanza del coronel M¨¢rques Mej¨ªa, abuelo del autor, que esper¨® en vano la pensi¨®n que le correspond¨ªa como veterano de la guerra de los Mil D¨ªas hasta su muerte, en 1937.
Carlos Saura opta por una puesta en escena sencilla -una mesa, unas sillas, una mecedora- para dibujar con cierto estilo na¨ªf la humilde casa en la que pasan sus penurias en soledad el coronel y su mujer, alimentando a un gallo de pelea (aparece en un plasma, todo un acierto) que es su ¨²ltima esperanza para ganar algo de dinero. La soledad es un tema tan esencial en la narraci¨®n como el coraje en la defensa de la dignidad humana.
Los dibujos proyectados sobre el fondo del escenario, pintados a mano por el propio Saura -firma tambi¨¦n el vestuario-, facilitan un cambio ¨¢gil de escenas, bien sea la estafeta de correos a la que cada viernes acude el viejo y fam¨¦lico militar en busca de la ansiada carta, bien la cantina o la plaza del pueblucho.
Imanol Arias ofrece en el teatro Poliorama una interpretaci¨®n del jugoso papel protagonista elaborada a conciencia, con detalles sutiles y certeros trazos a la hora de mostrar tanto el orgullo, la conciencia, la dignidad y la rabia del coronel como su ternura y afilado humor. Es demasiado joven para el papel, pero lo habita con una humanidad, convicci¨®n y entereza que llegan al espectador.
Ana Villa da vida a la mujer del coronel con sinceridad y fuerza contenida, como eficaz contrapunto a la vehemencia del protagonista. En las ¨²ltimas funciones previstas del montaje, del 29 al 30 de mayo, asumir¨¢ el papel Cristina de Inza.
Fran Calvo acierta en el perfil del m¨¦dico, un hombre honesto, generoso y harto de injusticias, y Jorge Basanta perfila con buen tino la miserable actitud del avaricioso Sabas y los pocos escr¨²pulos del abogado. En su triple cometido, Marta Molina otorga relieve a la mujer de Sabas, la cantinera y la dependienta de correos. Y como regalo final, la voz ¨²nica de Chavela Vargas y su arte inimitable, palabra cantada con desgarro y emoci¨®n, como la vida misma que Garc¨ªa M¨¢rquez atrapa en sus palabras.
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