Sin rastro de delito en la muerte de ancianos en residencias
La Fiscal¨ªa de Barcelona no ve imprudencia y archiva las denuncias de familias por el ¡°abandono¡± de sus mayores y por la negativa a llevarles al hospital en lo peor de la pandemia
A N¨²ria Verd¨² le disgusta que la fiscal¨ªa haya dado carpetazo a su denuncia. El escrito de 13 p¨¢ginas que ha recibido le indica que nadie ¡ªni la directora de la residencia, ni los m¨¦dicos, ni la Generalitat¡ª cometi¨® un delito en la muerte de su padre por coronavirus. Ocurri¨® el 9 de abril de 2020, pocas horas despu¨¦s de que fuera trasladado de la residencia Fort Pienc de Barcelona al hospital de Sant Pau. En el decreto de archivo consta la documentaci¨®n analizada: partes diarios del personal del centro, historial cl¨ªnico, correos electr¨®nicos, comunicaciones con el Sistema de Emergencias M¨¦dicas ¡ªel 061¡ª para pedir el traslado. Incluso la declaraci¨®n, como testigos, de los m¨¦dicos del hospital, quienes confirmaron que el tratamiento ofrecido por la residencia fue correcto, y que ellos habr¨ªan hecho lo mismo.
N¨²ria sigue pensando que ¡°no hicieron todo lo que pudieron¡± por salvar a su padre y que, en lo peor de la pandemia, muchos residentes fueron ¡°abandonados a su suerte¡±. Pero ha obtenido cierto consuelo. Las explicaciones de los m¨¦dicos sugieren que el hombre, de 82 a?os y con patolog¨ªas previas, solo ¡°sufri¨® unas horas¡±, el tiempo que se qued¨® sin ox¨ªgeno antes de ser trasladado. N¨²ria, abogada de profesi¨®n, se siente satisfecha por que se haya investigado a fondo. ¡°Al menos se lo han trabajado. Agradezco ese esfuerzo¡±.
La Fiscal¨ªa de Barcelona recibi¨® casi 50 denuncias ¡ªhomicidio imprudente, omisi¨®n del deber de socorro, lesiones¡ª relacionadas con muertes de ancianos en residencias. La mayor¨ªa ocurrieron en marzo, abril y mayo de 2020, cuando Espa?a se vio sumida en una situaci¨®n ¡°extremadamente complicada¡±, que afect¨® ¡°de forma particularmente grave¡± a los hogares de ancianos, seg¨²n fuentes del ministerio p¨²blico. Los escritos reflejan la rabia, la impotencia y la indignaci¨®n de los familiares, que han buscado en la justicia penal un paliativo al dolor. No han encontrado, tal vez, la respuesta que esperaban.
De las 32 diligencias abiertas (se agruparon los expedientes de un mismo centro), 19 fueron archivadas directamente porque, m¨¢s all¨¢ de un relato personal desgarrador, no hab¨ªa indicio de hechos con trascendencia penal. En el resto de los casos se abri¨® una investigaci¨®n que cont¨® con el apoyo de los Mossos d¡¯Esquadra. Casi todas las denuncias han sido archivadas. Y las que a¨²n no lo han sido correr¨¢n, con toda probabilidad, la misma suerte. ?Por qu¨¦? Porque no puede hablarse, siempre desde la perspectiva del delito, de una imprudencia: el personal de las residencias era consciente de los riesgos que exist¨ªan, no desatendieron a los ancianos, no hay un nexo causal entre su conducta y los fallecimientos.
M¨¦dicos Sin Fronteras denunci¨®, en un informe publicado en agosto del a?o pasado, el ¡°abandono¡± de las personas mayores y las carencias de los centros: falta de recursos, escasa supervisi¨®n sanitaria, poca coordinaci¨®n con las administraciones, ausencia de planes de contingencia. Para la fiscal¨ªa, al menos en los casos analizados, las residencias actuaron, por lo general, ¡°de forma adecuada¡±. Ofrecieron tratamientos acordes con los s¨ªntomas. Es cierto que sufrieron ¡°limitaci¨®n de recursos¡± personales y materiales, pero en definitiva hicieron lo que pudieron. El punto final de la fiscal¨ªa no impide que los familiares presenten sus denuncias en un juzgado de instrucci¨®n o exploren otras jurisdicciones (como la civil) para reclamar.
De los casi 80.000 muertos por coronavirus en Espa?a, el 37,5% (algo menos de 30.000) fueron internos en residencias, con independencia de que fallecieran en su habitaci¨®n o tras ser llevados a urgencias.
La falta de derivaci¨®n a hospitales es la queja m¨¢s repetida en las denuncias examinadas por EL PA?S. En el caso de Paco (nombre ficticio), la residencia pidi¨® su traslado hasta en cinco ocasiones. El 061 lo deneg¨® otras tantas. Horas despu¨¦s, Paco muri¨® en la residencia. Su familia denunci¨® que, por las informaciones que recib¨ªan de la direcci¨®n, el fatal desenlace no era previsible. La fiscal¨ªa ha constatado, con la documentaci¨®n aportada, que el hombre estuvo en constante observaci¨®n y recibi¨® cuidados, por lo que no cabe hablar de homicidio imprudente.
La pandemia destap¨® las costuras del sistema sanitario. La saturaci¨®n de las UCI oblig¨® a establecer filtros. Al examinar los protocolos del Ministerio de Sanidad y de la Generalitat, as¨ª como las comunicaciones entre residencias y hospitales, la investigaci¨®n de la fiscal¨ªa revela c¨®mo fue el proceso de toma de decisiones en la cresta de la primera ola. Es cierto, como muestran las pesquisas, que se descart¨® el traslado de muchos pacientes de alto riesgo (avanzada edad, patolog¨ªas previas). Pero fue por ¡°criterios m¨¦dicos¡± y tras analizar distintos factores. Por ejemplo, si su fragilidad era compatible con medidas m¨¢s ¡°agresivas e invasivas¡± que recibir¨ªa en el hospital. O si el tratamiento iba a ser el mismo en un lugar que en otro. En ¨²ltima instancia, tambi¨¦n se tuvo en cuenta, admite la fiscal¨ªa, la limitaci¨®n de recursos sanitarios.
Adem¨¢s de las quejas por la falta de traslados a hospitales, hay otros dos comunes denominadores en las denuncias: la supuesta desatenci¨®n a los ancianos y la escasa informaci¨®n facilitada a los familiares sobre su estado de salud y su evoluci¨®n. A criterio de la fiscal¨ªa, las residencias ofrecieron atenci¨®n b¨¢sica y cuidados esenciales a los residentes. No hay indicios, en los casos analizados, de abandono. El contexto de aquellas semanas es importante: la pandemia desbord¨® a todos. Por eso, aunque quiz¨¢ las comunicaciones no fueron ni de la cantidad ni de la calidad deseadas, las residencias procuraron ¡°mantener informadas¡± a las familias y habilitaron para ello aplicaciones de mensajer¨ªa y l¨ªneas adicionales.
¡±Todo el mundo quiere pasar p¨¢gina r¨¢pidamente¡±, opina Mar¨ªa Jos¨¦ Carcel¨¦n, portavoz de la Asociaci¨®n Residencias 5+1, sobre la fiscal¨ªa, que archiv¨® tambi¨¦n una denuncia suya que representaba a 200 familiares por considerarla ¡°prospectiva¡±. Coincide con ella N¨²ria ¡ª¡±hay directrices para no marear m¨¢s este tema¡±¡ª, que sigue pregunt¨¢ndose muchas cosas. Por ejemplo, por qu¨¦ el 3 de abril Fort Pienc inform¨® de que manten¨ªa el coronavirus ¡°a raya¡± y, seis d¨ªas m¨¢s tarde, su padre muri¨® por covid. O por qu¨¦ estuvo sin saber nada de ¨¦l desde el d¨ªa 5 ¡ªcuando estaba con fiebre e infecci¨®n¡ª hasta que, el d¨ªa 8, le anunciaron los problemas respiratorios y el traslado inminente. Pudo despedirse de ¨¦l en el hospital. ¡°Le dije que le quer¨ªa. Le acarici¨¦ donde ten¨ªa ropa. Me daba miedo¡±. A¨²n se reprocha por qu¨¦ no le cogi¨® de la mano. Dos semanas despu¨¦s, present¨® la denuncia. ¡°Se lo deb¨ªa. Todos, como sociedad, dejamos un poco de lado a los mayores¡±.
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