Epicuro, contra la angustia pand¨¦mica
El sello Vibop recupera ¡®Sobre la felicitat¡¯, que tradujo hace 25 a?os el poeta Jordi Cornudella, que ve en el fil¨®sofo griego una voz hoy pr¨®xima a la del movimiento okupa
Despidos masivos en bancos y grandes empresas, ¨ªndice de paro entre los m¨¢s j¨®venes superiores al 40%, pandemia mundial y, hasta hace poco, ...
Despidos masivos en bancos y grandes empresas, ¨ªndice de paro entre los m¨¢s j¨®venes superiores al 40%, pandemia mundial y, hasta hace poco, una quincena de muertos diarios solo en Catalu?a. En un contexto as¨ª, proponer Sobre la felicitat, del hedonista Epicuro, parece una broma de mal gusto, casi ofensivo. A menos que se sepa que cuando el gran fil¨®sofo griego (341-270 AdC) habla de placeres, mayormente se refiere a los del esp¨ªritu y no a los del cuerpo y que son peque?os placeres; que no remite ¡°a los de los corruptos ni a los que viven en la disipaci¨®n¡±, sino a los destinados ¡°a que no haya dolor en el cuerpo ni perturbaci¨®n en el esp¨ªritu¡±, aclara ¨¦l mismo en sus escritos. ¡°Su hedonismo no es el de los banquetes y org¨ªas, sino el referido al de las necesidades m¨ªnimas del cuerpo, que con bien poco podemos satisfacerlas¡±, desenmascara Jordi Cornudella, editor, poeta y tambi¨¦n traductor de esa obra cl¨¢sica que abord¨® ya hace 25 a?os y que ahora recupera Vibop Edicions, que, con el vino como nexo entre el arte y la creaci¨®n literaria, pilota la periodista Montse Serra.
La edici¨®n ayuda a romper t¨®picos y malentendidos. El op¨²sculo recoge lo poco (un escrito a un antiguo alumno, Carta a Meneceu, y una cuarentena de aforismos, M¨¤ximes capitals) de lo mucho (unos 300 tratados) que elabor¨® en vida el sabio, pero que se da por perdido. Facilita el acceso una traducci¨®n que ¡°va contra el catal¨¢n envarado, esa costra noucentista, esa especie de dialecto que cre¨® la Bernat Metge con el que acercarse a los cl¨¢sicos griegos y latinos¡±, lanza Cornudella. Tampoco hay nota al pie alguna. Y as¨ª es m¨¢s cristalino el mensaje de Epicuro, en el que insiste en que ¡°lo que lleva a una vida feliz no son los banquetes ni los saraos continuos, ni las delicias de jovencitos y mujeres (¡) sino el razonamiento sobrio, que analiza las causas de cada elecci¨®n y de cada rechazo y erradica las opiniones, que son la causa de la perturbaci¨®n m¨¢s grande que se impone al esp¨ªritu¡±.
En esa l¨ªnea, reclama la autosuficiencia como gran bien porque ¡°si no tenemos mucho, con poco nos conformamos, plenamente convencidos que de la abundancia sacan m¨¢s placer los que menos la echan en falta¡±, sostiene quien habla de la inmensa dicha del modesto pan de cebada y el agua cuando hacen falta. Y viene a decir que el placer, por s¨ª mismo, no es malo, pero s¨ª muchas veces ¡°los medios de procurarse ciertos placeres¡±.
Destaca Cornudella dos ideas de Epicuro tanto o m¨¢s importantes que su conocida y malinterpretada visi¨®n hedonista. Por un lado, ¡°su mirada, desde una posici¨®n agn¨®stica-atea, de que los dioses est¨¢n, pero que uno debe de actuar como si no estuvieran porque su plan de vida no es el tuyo¡±. El otro, cree, es su argumentario impecable para dejar de sufrir por la muerte, ¡°el m¨¢s terror¨ªfico de los males¡±, como lo califica Epicuro. ¡°La muerte, a nosotros no nos afecta, por la sencilla raz¨®n de que mientras nosotros somos la muerte no est¨¢ y, en cambio, cuando la muerte est¨¢, nosotros ya no estamos¡±, escribe a Meneceo. Y a vivir plenamente, porque igual que para comer uno no escoge lo m¨¢s abundante sino lo que m¨¢s le gusta, ¡°no es del tiempo m¨¢s largo del que se saca provecho, sino del m¨¢s agradable¡±.
De Espriu a Casasses
¡°Si Salvador Espriu hubiera sido m¨¢s epic¨²reo nos hubi¨¦ramos ahorrado una buena ch¨¢chara, la de su poes¨ªa sobre la muerte¡±, prosigue, iconoclasta, Cornudella, que, en cambio, cree que ¡°la lucha contra todos los miedos, es decir, en favor de todas las libertades¡± que sostuvo Epicuro ¡°ha alimentado a poetas de las ideas como Enric Casasses, para quien es fundamental¡±.
¡°Lo justo es lo m¨¢s imperturbable¡± o ¡°Los golpes de azar, para el sabio, son fugaces porque las cosas m¨¢s importantes y principales se las tiene administradas el raciocinio¡± son sentencias que van pespunteando los escritos de un fil¨®sofo del cual, justo ahora, ¡°hay un momento de sinton¨ªa entre su ¨¦poca y la nuestra¡±. As¨ª, Epicuro vive el final de las ciudades-estado, donde el sentimiento solidario de pertenecer a una comunidad reducida se difumina ante el imperio, ¡°mientras las diferencias entre favorecidos y pobres se acrecientan, reforzando la soledad del individuo¡±, cree Cornudella. Tambi¨¦n cae la educaci¨®n del ciudadano que caracteriz¨® la Academia de Plat¨®n y el Liceo de Arist¨®teles para ¡°dejar paso a la reflexi¨®n del hombre solo y cosmopolita, inmerso en una crisis de alcance universal¡±.
Una peque?a casa con huerto, bautizada El Jard¨ªn, donde an¨®malamente para la ¨¦poca hab¨ªa tambi¨¦n mujeres y esclavos, fue el modelo de magisterio de Epicuro. ¡°Practic¨® una vida igualitaria y comuna, hoy le ver¨ªa cercano a los discursos del movimiento okupa y contra los abusos del capitalismo en temas de vivienda; era muy antimaterialista¡±, sostiene Cornudella, para quien su gran ense?anza ser¨ªa el ¡°piensa por ti mismo¡ Es un tipo que te habr¨ªa convencido por su honestidad y al que te liga el principio de lealtad; tuvo una actitud de rigor y lealtad humana¡±.
A la vida feliz te lleva el razonamiento sobrio, viene a decir Epicuro, cuyo pensamiento ha sobrevivido casi 2.400 a?os, utilizado tanto por Thomas Jefferson como por Karl Marx. O sea, que a una pandemia y a este siglo XXI tambi¨¦n le puede. Ni que sea porque, como ¨¦l mismo dice, ¡°para ocuparse de la salud del esp¨ªritu nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto (¡) Aspirar a la sabidur¨ªa es un deber tanto para el joven como para el viejo¡±. O como apunta en el colof¨®n su traductor: hay que leerle aunque s¨®lo fuera para que, muchas veces, ¡°nos recuerde c¨®mo suelen ser de vanas las oleadas de angustia que nos trastornan por dentro y nos hacen turbios¡±.