La vida con retraso
Ahora mismo la pandemia nos ha puesto frente a nuestra precariedad. ?Sabremos aprender de la experiencia? No nos llamemos a enga?o. Las tendencias que marcaran el futuro vienen de antes
¡°Siento que la vida me va con retraso¡±. Esta frase es de Noelia, una enfermera auxiliar de 33 a?os, en un reportaje de EL PA?S sobre la crisis de los j¨®venes. Los datos le dan la raz¨®n: la edad media de emancipaci¨®n de los espa?oles (es decir, de sentirse en condiciones para montarse una vida aut¨®noma) est¨¢ en los 30 a?os, la edad media en que las mujeres tienen el primer hijo est¨¢ en los 32,3 (un r¨¦cord mundial) y el n¨²mero de hijos por mujer (1,1) compite con Corea del Sur y con Jap¨®n para el t¨ªtulo de m¨¢s bajo del mundo. No es extra?o, con estas cifras, que el n¨²mero de nacimientos venga cayendo en picado desde 2015. ?Qu¨¦ hacer para que estas vidas no se retrasen?
Hay unas fracturas sociales y de g¨¦nero que, como dicen las encuestas, discriminan las opciones de cada unoHay unas fracturas sociales y de g¨¦nero que, como dicen las encuestas, discriminan las opciones de cada uno
La frase de Noelia viene hermanada con otra noticia de estos d¨ªas: los divorcios de mayores de 60 a?os se disparan (un 125% en diez a?os). Ambos fen¨®menos tienen que ver en el aumento de la esperanza de vida en la que Espa?a tambi¨¦n est¨¢ en la vanguardia: 83,5 a?os en 2019, (con una ca¨ªda por la pandemia de la covid en 2020 (82,4 a?os) que no tardar¨¢ en recuperarse) De estos datos, podr¨ªamos deducir, que los j¨®venes tienen prisa para llegar y los mayores para relanzarse porque han descubierto que tienen margen para seguir. Sin duda, una sociedad no puede moverse con los mismos criterios cuando la esperanza de vida al nacer es de 68 a?os (como era aqu¨ª en los a?os sesenta) que cuando es casi de 84. Precisamente una de las sorpresas de los a?os sesenta ¡ªsimbolizada por las revueltas del 68¡ª fue la irrupci¨®n de la juventud como sujeto pol¨ªtico. El tr¨¢nsito de la infancia a la emancipaci¨®n empezaba a alargarse, respecto a tiempos en que a los 20 a?os muchos ya estaban aparejados y en cr¨ªa, como ocurre en pa¨ªses con la esperanza de vida muy baja.
En aquellos a?os sesenta hubo una coincidencia de factores que hizo posible que algunas generaciones nacieran marcadas por cierta fe en el progreso. La ilusi¨®n se apag¨® pronto. Pero la llegada de John Kennedy a la presidencia de Estados Unidos, de Kruschev al poder en Mosc¨², la entrada de Fidel Castro en la Habana, la descolonizaci¨®n, y la elecci¨®n de Juan XXIII en el Vaticano hicieron en pensar, en un momento de bonanza econ¨®mica en Occidente, que el happy end era posible. Y aunque la fantas¨ªa dur¨® poco dio gasolina a unas generaciones para poner en cuesti¨®n los modelos culturales, morales y pol¨ªticos dominantes en la guerra fr¨ªa. Astucias de la historia, por las v¨ªas que se abrieron entonces acab¨® col¨¢ndose m¨¢s tarde la revoluci¨®n neoliberal. Y se retom¨® la peor de las ficciones, la que m¨¢s desastres ha creado: la creencia de que no hay l¨ªmites y de que todo es posible, que nos condujo al socav¨®n de la crisis del 2008.
Ahora mismo la pandemia nos ha puesto frente a nuestra precariedad. ?Sabremos aprender de la experiencia? No nos llamemos a enga?o. Las tendencias que marcaran el futuro vienen de antes. Y es sintom¨¢tico el entusiasmo con el que, desde hace unos pocos d¨ªas, sectores econ¨®micos y empresariales proclaman el inicio de una gran recuperaci¨®n. ?Para qui¨¦n? Puede que el crecimiento se dispare despu¨¦s del par¨®n generalizado de este a?o. ?Para llevarnos a d¨®nde? ?Una nueva aceleraci¨®n para acabar estrell¨¢ndose otra vez en las oscuridades de una crisis? ?Qu¨¦ va hacerse para sacar a los j¨®venes de la falta de perspectivas actual? ?Y para amueblar el futuro ganado por la gente mayor?
Un proyecto de futuro no puede ignorar que la vida es mucha m¨¢s larga y que todas las franjas se ampl¨ªanUn proyecto de futuro no puede ignorar que la vida es mucha m¨¢s larga y que todas las franjas se ampl¨ªan
La ca¨ªda sostenida de la tasa de natalidad anuncia una reducci¨®n de los componentes de la franja joven. Pero ?qu¨¦ se les ofrece? La realidad es que hay unas fracturas sociales ¡ªantes llamadas de clase¡ª y de g¨¦nero que, como dicen las encuestas, discriminan enormemente las opciones de cada uno. Y todo joven sabe que, en la meritocracia, el eufemismo ideol¨®gico de nuestro tiempo, el acceso al trabajo y a la emancipaci¨®n va muy dopado por el principio family&friends, como dicen los americanos.
Del mismo modo que en la parte alta de la pir¨¢mide de edad (los mayores de 60 a?os ya son el 26% de la poblaci¨®n espa?ola) la posibilidad de gozar de esta nueva vejez est¨¢ muy condicionada por la salud y la situaci¨®n personal. No todos pueden permitirse siquiera divorciarse. Un proyecto de futuro no puede ignorar que la vida es mucha m¨¢s larga y que todas las franjas se ampl¨ªan. Lo cual obliga cambiar muchas cosas. Empezando por dar reconocimiento a los j¨®venes y a los viejos, a los que a veces se les trata como si fueran prescindibles.
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