Sed valientes y ser¨¦is felices
Los actos de graduaci¨®n marcan el camino de una generaci¨®n llamada a ser protagonista
Nadie te ense?a a montar en bicicleta, sino que se aprende de forma progresiva y dif¨ªcilmente se te olvida aunque no practiques de forma regular; otra cosa es que no sepas circular como pasa habitualmente por Barcelona. Al inicio se necesita la ayuda de dos ruedecitas y al final no queda m¨¢s remedio que saber mantener la estabilidad despu¨¦s de ser empujado al vac¨ªo: se empieza por tomar el manillar con las dos manos, m¨¢s adelante se puede probar con una sola y cuando ya se es muy atrevido se corre sin ninguna, los codos y las rodillas pelados y ensangrentados y tambi¨¦n alg¨²n diente partido o perdido, se?ales de una batalla ganada en la infancia y al mismo tiempo el comienzo de una aventura de adulto sin un manual de instrucciones, igual que cuando se obtiene el diploma de graduado, un acto que se ha repetido los ¨²ltimos d¨ªas en distintas universidades, tambi¨¦n en la de Vic.
Me invitaron a ser el padrino de la promoci¨®n 2017-2021 y para preparar el discurso que ahora cuento encontr¨¦ ayuda en Blanquerna, donde me ense?an cada d¨ªa, y en el amigo ilustrado Adri¨¢n Paenza. Los licenciados no han llegado al final del camino, por m¨¢s que dispongan de un m¨¦todo y un esp¨ªritu cr¨ªtico para afrontar la vida, sino que su desaf¨ªo consistir¨¢ en caer y levantarse, igual que cuando iban en bicicleta, convivir con la incertidumbre, resolver los problemas que se le presentan a cada generaci¨®n de titulados, y m¨¢s a la ¨²ltima, la que ha empalmado la crisis econ¨®mica con la pand¨¦mica. La decepci¨®n es may¨²scula porque el mercado inmobiliario y laboral est¨¢n imposibles, la deuda p¨²blica es enorme; hay controversia por la gesti¨®n del cambio clim¨¢tico; se duda sobre el modelo democr¨¢tico liberal y existe una creciente desafecci¨®n hacia el sistema pol¨ªtico y social; no es f¨¢cil motivar a los j¨®venes, tampoco a los de Vic.
Pero no hay que renunciar al j¨²bilo de la graduaci¨®n, sino que es mejor solemnizar el momento por ¨²nico, recuerdo de una jornada especial que muy bien podr¨ªa funcionar como dep¨®sito de energ¨ªa para cuando se presenten las dudas y los protagonistas se pregunten si no se habr¨¢n equivocado de especialidad y hasta de universidad, faltos de confianza y autoestima en Vic, Barcelona o Madrid.
A modo de consuelo recomiendo la clase magistral que I?aki Gabilondo ofreci¨® hace dos a?os cuando fue investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Sevilla. El periodista donostiarra cit¨® una encuesta que el semanario Le Nouvel Observateur realiz¨® entre hombres y mujeres de unos cincuenta a?os, de formaci¨®n medio-alta y con puestos profesionales de responsabilidad para averiguar c¨®mo se percib¨ªan tantos y tan vertiginosos cambios habidos en los ¨²ltimos a?os. El resumen de las respuestas ven¨ªa a decir: ¡°Me prepararon para un mundo que ya no existe, adquir¨ª conocimientos que ya no valen y he tenido que adiestrarme en el manejo de herramientas complej¨ªsimas. Hago lo que puedo, pero creo que voy rezagado respecto a mis colegas. Finjo que domino m¨¢s de lo que domino y temo ser descubierto en flagrante impostura¡±. La apostilla del semanario fue: ¡°Tranquil¨ªcese, todos nos dijeron lo mismo¡±.
La situaci¨®n ha empeorado con el tiempo y se suceden los textos period¨ªsticos que buscan respuestas sobre c¨®mo es ser joven en 2021, los ¨²ltimos publicados por EL PA?S. No me atrevo a discutir ahora sobre la sociedad heredada por los hijos, y menos polemizar sobre si es peor o mejor que la recibida por cuantos cumplimos hace tiempo los sesenta, sino que abogo por el pacto intergeneracional con los que se acaban de graduar pasados los 20. Harto ya de envejecer mal, me gustar¨ªa ser compa?ero de viaje de aquellos que recogieron su diploma en Vic, sentirles cerca y animarles a ser protagonistas en unos tiempos que de alguna manera evocan tambi¨¦n mis a?os de estudiante en busca de trabajo a finales de la d¨¦cada de los 70.
A los de mi quinta toca ayudar sin dar la vara, apelando a la cultura del esfuerzo y la rebeld¨ªa
Aunque el v¨¦rtigo es distinto porque la angustia es mayor por el empeoramiento econ¨®mico y social, nosotros tambi¨¦n vivimos con inquietud una ¨¦poca en la que se impon¨ªa un marco distinto: pasamos de una dictadura a la democracia, de hijos de payeses y obreros a universitarios, de la calle del pueblo a las plazas de Barcelona, de vivir en familia a compartir pisos con seis y siete compa?eros estudiantes mientras altern¨¢bamos las aulas con las faenas m¨¢s espor¨¢dicas. No sab¨ªamos entonces si aquella fiebre juvenil nos servir¨ªa al menos para no tener que regresar a casa derrotados para verg¨¹enza de unos padres que nunca dieron marcha atr¨¢s, sino que nos invitaron a conquistar el mundo por 25 pesetas la noticia, el precio que cobr¨¢bamos en aquel semanario llamado El 9 Nou al que muchos no daban ni un a?o de vida y que hoy tiene una salud de hierro.
Nos animaba la posibilidad de publicar un texto incluso en grupos period¨ªsticos en quiebra y que por supuesto no pagaban a los colaboradores; tampoco nos importaba simultanear una carrera de cinco a?os con 16 meses de mili; y algunos nos conformamos con tres d¨ªas de viaje de novios porque viv¨ªamos agarrados a una m¨¢quina de escribir y tem¨ªamos que nos la quitaran. La vida era tan dura como divertida y nos sent¨ªamos unos afortunados porque nos mov¨ªa la ilusi¨®n y la ambici¨®n, hasta que se acab¨® la fiesta. Ahora se nos reprocha que fu¨¦ramos unos ego¨ªstas por construir un mundo con fecha de caducidad, resumido en la etapa de la transici¨®n, y que condenamos a nuestros descendientes.
Tengan o no raz¨®n, y seguramente la tienen, se impone montar un nuevo modus vivendi, un modelo de producci¨®n y de negocio para otra forma de consumo en unas condiciones m¨¢s complejas que nunca. Lo tienen muy dif¨ªcil, pero tambi¨¦n es una oportunidad ¨²nica para los que ahora recogen las acreditaciones, j¨®venes que son mucho mejores que nosotros porque est¨¢n m¨¢s preparados y tienen m¨¢s talento, adem¨¢s de estar dispuestos a ampliar continuamente su formaci¨®n t¨¦cnica y human¨ªstica. Saben, a fin de cuentas, que el 50% de los actuales oficios cambiar¨¢n en 30 a?os y por tanto el desaf¨ªo exige no parar de aprender.
?nicamente necesitan un empuj¨®n para salir de esta gran sala de espera en la que estamos atrapados y acabar con la nostalgia de aquellos que solamente reniegan del pasado y temen por el futuro. A su favor juega que disponen de medios suficientes para hacerse visibles y llegar hasta los que tienen el dinero y el poder; se trata de que sean protagonistas y que la fiesta sea la mecha que encienda la pasi¨®n y acabar con la nostalgia y la tristeza. A los dem¨¢s nos toca ayudar sin dar la murga, simplemente con dignidad, apelando a la cultura del esfuerzo y la rebeld¨ªa y tambi¨¦n a los sabios como Paenza. Sumar y no restar para vencer la precariedad y la vulnerabilidad. No disponemos de un manual de instrucciones ni de un GPS, pero sabemos montar en bicicleta. As¨ª que felicidades a los graduados y gracias por dejarnos sentir part¨ªcipes de una jornada de la que muchos de nosotros nunca disfrutamos.
Sed valientes, no teng¨¢is miedo y ser¨¦is felices.
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