Memoria, franquismo y ¡°ley sin democracia¡±
Pablo Casado obvi¨® en el Congreso que la dictadura fue consecuencia de una sublevaci¨®n militar contra la legalidad republicana
El pr¨®ximo 18 de julio estaba prevista la retirada del monumento que conmemora la victoria franquista en la batalla del Ebro en mitad del r¨ªo a su paso por Tortosa. En realidad, el monolito fue instalado para celebrar la campa?a de 25 a?os de paz franquistas, acontecidos en 1964. Franco lo inaugur¨® en 1966. Los j¨®venes ministros de la dictadura, como Manuel Fraga, ten¨ªan la voluntad de blanquear con esa campa?a un r¨¦gimen que, al tiempo que engendraba el represivo Tribunal de Orden P¨²blico (TOP), encaraba el camino del progreso gracias al milagro econ¨®mico espa?ol. Se entraba en una nueva fase de esa larga noche de la ¡°ley sin democracia¡± ¡ªa la que se refer¨ªa hace unos d¨ªas Pablo Casado¡ª tratando de difuminar que era hija de una sublevaci¨®n militar contra la legalidad republicana, algo que el l¨ªder del PP tambi¨¦n obvi¨® en su intervenci¨®n ante el Congreso, en una laguna probablemente atribuible a su apresurado y apa?ado paso por la universidad.
El caso es que ha habido que esperar 44 a?os, desde las elecciones del 15 de junio de 1977, para estar en v¨ªsperas de la retirada del monumento franquista instalado en mitad del Ebro. Estaba previsto que las obras se efectuaran el 18 de julio pr¨®ximo, pero un juzgado de Tarragona las ha paralizado cautelarmente. La memoria es una carrera de fondo en la que algunos esperan que el abandono o la defunci¨®n acaben con el corredor. Las causas de ese estado de cosas hunden sus ra¨ªces en c¨®mo se hizo la transici¨®n democr¨¢tica. Probablemente no pudo ser de otra forma, con unos poderes f¨¢cticos que, como mostr¨® el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, estaban prestos a restaurar por la v¨ªa r¨¢pida esa ¡°ley sin democracia¡± referida por Casado. El ministro de Fomento, Jos¨¦ Luis ?balos, puso el dedo en la llaga al afirmar hace unos d¨ªas: ¡°Cre¨ªmos ingenuamente que la reconciliaci¨®n consist¨ªa en no volver la vista atr¨¢s y nos equivocamos. Fuimos injustos porque no quisimos ver las heridas abiertas. Y solo mirando de frente el pasado seremos capaces de tener un futuro digno. Es hora de que las v¨ªctimas del franquismo dejen de pagar las facturas de nuestra democracia¡±. ?balos pronunci¨® estas palabras ¡ªmuy significativas proviniendo de un partido que ha pasado de puntillas sobre el asunto¡ª en el acto de homenaje a los ferroviarios v¨ªctimas de la represi¨®n (desde expedientes de depuraci¨®n hasta el puro y duro asesinato) que afect¨® al 88% de 90.000 trabajadores totales del sector. Una web y el film Los hijos del hierro documentan el ensa?amiento de la dictadura con el colectivo.
Aunque se asemeje mucho a una pesadilla, todav¨ªa hoy hay sentencias judiciales como la emitida en Oviedo que, en base a un recurso presentado entre otros por el PP y contra lo que sostiene la Ley de Memoria Hist¨®rica, restituyen al ¡°protom¨¢rtir¡± Calvo Sotelo la ef¨ªmera calle Garc¨ªa Lorca; hace perder al p¨¦rfido Charles Darwin su placa en favor de Alf¨¦rez Provisional, o sustituyen las rojas Trece Rosas en beneficio de su antiguo titular, el coronel Aranda, que alcanz¨® celebridad militar gracias a su actuaci¨®n contra las milicias de mineros en 1934.
Cre¨ªmos ingenuamente que la reconciliaci¨®n consist¨ªa en no volver la vista atr¨¢s y nos equivocamosJos¨¦ Luis ?balos
La anunciada deconstrucci¨®n del monolito franquista de Tortosa ¡ªrecurso judicial aparte¡ª se antoja pues como un consuelo ante tanta desolaci¨®n. Como lo es tambi¨¦n la exposici¨®n Quan plovien octavetes (Cuando llov¨ªan octavillas) que el Arxiu Hist¨°ric de la Ciutat de Barcelona ¡ªla Casa de l¡¯Ardiaca¡ª ha inaugurado esta misma semana. La muestra recoge un conjunto de publicaciones clandestinas que, a pesar de la represi¨®n, superaron las duras condiciones de la posguerra y llegaron a su esplendor en los a?os sesenta y setenta. La exposici¨®n, comisariada por el historiador Manel Risques, exhibe el amplio abanico ideol¨®gico de quienes lucharon contra esa expresi¨®n de ¡°ley sin democracia¡± a la que se suele llamar com¨²nmente dictadura.
En la conferencia inaugural, Risques rescat¨® la figura de Joaquim Puig i Pidemunt, que luch¨® contra el franquismo, el nazismo y dirigi¨® la clandestina revista Treball. Fue fusilado en el Camp de Bota junto a otros tres dirigentes del comunista PSUC el 17 de febrero de 1949. No fueron los ¨²ltimos. El 14 de marzo de 1952, en v¨ªsperas del Congreso Eucar¨ªstico, Pere Adrover y otros cuatro anarquistas cayeron ante el pelot¨®n. Hubo que esperar no solo el fin de la dictadura sino 42 a?os de democracia ¡ªhasta el 22 de febrero de 2019¡ª para que un muro de 55 metros de largo y tres y medio de altura recordara los nombres de esos 1.706 ciudadanos que, en nombre de la ¡°ley sin democracia¡±, fueron asesinados de madrugada y frente al mar.
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