Salvar el patrimonio art¨ªstico catal¨¢n
La exposici¨®n ¡®?El museo en peligro!¡¯, del MNAC, es un homenaje a Joaquim Folch i Torres, bajo cuya direcci¨®n se realiz¨® la ingente tarea de protecci¨®n de los bienes culturales tras estallar la Guerra Civil
Tras el estallido de la Guerra Civil, en unos primeros momentos los incontrolados de la FAI quemaron gran n¨²mero de iglesias, expusieron las momias de las monjas en la v¨ªa p¨²blica y robaron y quemaron multitud de objetos art¨ªsticos. Para poner fin a estos desmanes, la Generalitat cre¨® el Servicio de Salvaguarda del Patrimonio (SPHAC) bajo la direcci¨®n de Joaquim Folch y Torres.
La exposici¨®n en el MNAC titulad ?El museo en peligro!, bien montada y explicada, es un homenaje a Joaquim Folch i Torres, bajo cuya direcci¨®n se llev¨® a cabo la ingente tarea de catalogaci¨®n y restauraci¨®n del patrimonio art¨ªstico catal¨¢n y despu¨¦s, de su salvamento, con la ayuda de Agust¨ª Duran i Sanpere, Jordi Rubi¨® i Balaguer, Jeroni Martorell y otros profesionales. Era urgente resguardar los fondos del reci¨¦n estrenado Museu d?Art de Catalunya (precedente del MNAC) , as¨ª como los de varias colecciones privadas (Camb¨®, Plandiura, G¨¹ell, Amatller, etc¨¦tera) de posibles bombardeos y saqueos. Se llevaron a la iglesia de Sant Esteve de Olot en donde se almacenaron en unas sencillas, pero ingeniosas estructuras de madera, algunas de las cuales se reproducen en la muestra con esculturas-relicario dentro. En la exposici¨®n pueden admirarse tambi¨¦n cuatro de los magn¨ªficos lienzos salvados, entre ellos un excelente San Pedro y San Pablo de El Greco, Santa Cecilia de Ti¨¦polo y un magn¨ªfico desnudo de Sunyer.
Ciento cincuenta camiones desplazaron las obras a Olot, de all¨ª a Darn¨ªus y Agullana, a Peralada, Figueras y Viladrau. Las fotograf¨ªas de c¨®mo se cargaron las obras (se habl¨® de un mill¨®n), de c¨®mo se descarg¨® el ¨¢bside de Sant Climent de Ta¨¹ll en el Castillo de Maisons Lafitte -en donde se organiz¨® la gran exposici¨®n L?Art Catalan du X¨¨me au XV¨¨me si¨¨cle en junio de 1937- son impresionantes y merecen por s¨ª solas la visita.
Y aqu¨ª si se me permite explicar¨¦ un episodio familiar. Mi padre, Emilio Combal¨ªa, que no fue al frente por un problema pulmonar, estaba en Viladrau, en donde la familia esperaba encontrar algo de comida. Duran i Sanpere , responsable de Servicio de Archivos, lo nombr¨® a ¨¦l y a Ignasi Arqu¨¦s ¡°personal auxiliar, sin sueldo ni retribuci¨®n¡± para salvar los archivos, entre los que hab¨ªa 18.000 pergaminos medievales, los c¨®dices de los monasterios de Ripoll y Sant Cugat y varios incunables. Poco antes de morir, mi padre fue entrevistado por Jaume Enric Zamora i Escala, suministrando muchos detalles de su tarea.
Explic¨® que trabajaban ma?ana y tarde y que ten¨ªan que alisar y clasificar los pergaminos que les llegaban enrollados. Los pon¨ªan planos en la cocina de la casa Balcells, los limpiaban primero con esponjas humedecidas, los mojaban con agua por el reverso para estirarlos y les colocaban un papel secante. Cuando ten¨ªan una pila les pon¨ªan encima unas maderas y piedras de barita obteniendo as¨ª una especie de prensa rudimentaria. Al d¨ªa siguiente quitaban el papel secante y los archivaban por procedencia y fecha en unos cajones de madera que les fabricaba el carpintero de Viladrau. ¡°Aplanamos miles de pergaminos¡±, contaba mi padre. ¡°Duran ven¨ªa cada quince d¨ªas a ver c¨®mo iba el trabajo; era muy amable y simp¨¢tico y viajaba, con escolta, en un Hispano Suiza que hab¨ªa sido propiedad del boxeador vasco Paulino Uzcudun¡±. Mart¨ª de Riquer tambi¨¦n estuvo un tiempo en la secci¨®n de Archivos, trabajando con Duran i Sanpere, y recuerda que Duran, al o¨ªr los rumores que corr¨ªan por el pueblo de Viladrau de que en aquellas casas se escond¨ªa ¡°el tesoro de la Corona de los Reyes de Arag¨®n¡±, decidi¨® organizar unas visitas culturales para ense?ar a los vecinos lo que realmente hab¨ªa. ¡°Duran no llevaba corbata¡±, sigui¨® recordando Riquer, y mi padre tambi¨¦n hizo alusi¨®n a su vestimenta: ¡°Iba vestido con ropa vieja y pantalones de pana,¡± y a?adi¨®: ¡°yo iba vestido igual¡±. Lo de la ropa vieja pudo costarle la vida. Al entrar las tropas franquistas en el pueblo, acompa?adas de soldados moros, lo tomaron por un miliciano y lo detuvieron. Se los llevaron a ¨¦l y a otros monta?a arriba para fusilarlos. A la cabeza de los militares hab¨ªa un alem¨¢n; mi padre sab¨ªa hablar alem¨¢n porque hab¨ªa estudiado un a?o en Z¨²rich. As¨ª que inmediatamente pens¨® que ten¨ªa que llegar arriba para poder hablar con el soldado alem¨¢n y decirle que era un simple archivero. Pero ?c¨®mo atravesar la fila de soldados moros y llegar hasta el comandante? Mi padre le dio su reloj a uno de los soldados moros para que lo dejara llegar hasta el mando; all¨ª no tuvo problema para explicarle al jefe su situaci¨®n, quien por suerte lo solt¨®.
Vayan a ver la exposici¨®n. Es un ejemplo de un gobierno que decidi¨® salvar, con gran valent¨ªa y enorme profesionalidad, el patrimonio art¨ªstico de su pa¨ªs
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