Fin de los peajes: ¡°Mi vida laboral est¨¢ en la autopista¡±
Trabajadores de Abertis reviven sus recuerdos cobrando en la carretera antes de la p¨¦rdida de su puesto de trabajo
Tras m¨¢s de treinta a?os cobrando a conductores, Juan Jes¨²s Atienza es uno de los 340 trabajadores de Abertis que perder¨¢n su empleo por la liberaci¨®n de autopistas con el fin de los peajes este mi¨¦rcoles. ¡°Mi vida laboral est¨¢ en la autopista¡±, sentencia este cobrador que va a cambiar radicalmente de vida. Lleva trabajando en el peaje de Martorell que explota Acesa (del grupo Abertis) desde los 19 a?os, cuando durante veranos y fines de semana entr¨® a trabajar en la m¨¢s popular de las barreras de la autopista AP-7 en busca de ingresos. Tras cinco a?os de experiencia, consigui¨® un contrato fijo que le ha dado un sueldo hasta hoy. ¡°Con 51 a?os la situaci¨®n es dif¨ªcil. El mercado laboral est¨¢ complicado y muchos de nosotros, que hemos hecho nuestra vida aqu¨ª, nos encontramos en una situaci¨®n de ¡®s¨¢lvese quien pueda¡±, comenta.
¡±De momento, todo es muy incierto, pero tengo claro que voy a tener que reciclarme a nivel profesional¡±, explica el trabajador, que actualmente est¨¢ a medio camino de obtener un grado en Relaciones Laborales y Ocupaci¨®n por la UOC (Universitat Oberta de Catalunya). La media de edad de las 340 personas que se quedar¨¢n en el paro en los pr¨®ximos d¨ªas y semanas (un ret¨¦n mantendr¨¢ el trabajo unos meses para facilitar el traspaso de la v¨ªa a las administraciones titulares) es de 49 a?os, una cifra que obligar¨¢ a muchos de ellos a reconducir su carrera.
¡°Quiero hacer alg¨²n tipo de voluntariado de asesoramiento laboral para poder ayudar a otros trabajadores que est¨¦n en una situaci¨®n similar a la que vivimos nosotros ahora¡±, apunta Atienza, quien ha formado parte del comit¨¦ de negociaci¨®n con Abertis para abordar las condiciones de despido y defiende que ¡°ha sido un final muy triste despu¨¦s de tantos a?os en la empresa.¡±
N¨²ria Arany¨®, cobradora de peajes en Arenys de Mar (en la C-32, operada por Invicat, tambi¨¦n de Abertis), coincide en que ha sido ¡°un final muy duro¡±. En su opini¨®n, el fin de etapa ha dado la sensaci¨®n de ¡°tener un enfermo terminal en casa; sabes que en alg¨²n momento se va a acabar, pero no lo encajas hasta que sucede¡±. ¡°Hace ya cuatro a?os que ten¨ªa claro que esto llegar¨ªa a su fin y desde entonces he intentado encarar mi futuro con otras opciones¡±, a?ade la trabajadora, que empez¨® a buscar otros empleos cuando vio la situaci¨®n que se avecinaba.
Arany¨®, como otros muchos cobradores de peaje, empez¨® trabajando los veranos y la hicieron fija en 2010 con un contrato de media jornada. Esto le permiti¨® combinar el empleo con los estudios y otro trabajo como monitora en un colegio de Barcelona. Al final, las horas del d¨ªa se quedaban cortas para encajar todas sus ocupaciones. Trabajaba en el peaje noches y fines de semana e invert¨ªa mediod¨ªas y tardes en el colegio. Las ma?anas las aprovechaba para sacarse el t¨ªtulo de t¨¦cnica en Educaci¨®n Infantil. ¡°Ahora me voy a poder dedicar plenamente al colegio, pero me quedo sin la mitad de un sueldo fijo.¡±
Josep Tort, con su puesto de trabajo en el peaje de El Vendrell, est¨¢ en una situaci¨®n similar a la de Juan Jes¨²s. Lleg¨® a la carretera con 18 a?os tras acabar el servicio militar obligatorio. Lo que empez¨® siendo un trabajo para ganar dinero mientras cursaba bachillerato se acab¨® convirtiendo en el empleo de toda su vida. ¡°Todo lo que he hecho ha sido esto y ahora me toca reciclarme como muchos compa?eros¡±, comenta el trabajador, que tiene especial inter¨¦s en la Historia e incluso ha escrito una novela ambientada en la Catalu?a del siglo X titulada Mir Geribert, el pr¨ªncep rebel.
Tres d¨¦cadas dan para mucho. Cada uno de los 40.000 coches que pasan por el peaje cada d¨ªa esconde una historia. ¡°Hemos visto de todo: accidentes de tr¨¢fico, gente deambulando por las instalaciones sin rumbo alguno e incluso una vez vimos a un hombre morir de sobredosis¡±, rememora Atienza.
Los tres coinciden en que la ¨¦poca de la campa?a No vull pagar fue la m¨¢s dura de sus d¨ªas en la carretera. Fue un movimiento de denuncia que sosten¨ªa que Catalu?a sufr¨ªa un agravio respecto al resto de comunidades y que convirti¨® durante semanas los peajes en un lugar de protestas de conductores, tocando la bocina junto a las casetas y pidiendo que levantaran barreras porque no iban a pagar la tarifa. Incluso se formaron concentraciones de veh¨ªculos. ¡°A m¨ª me han insultado y escupido algunos clientes porque no quer¨ªan pagar¡±, explica Arany¨®. Sobre aquel tipo de situaciones, Josep Tort apunta: ¡°Debes evitar llevar estas malas sensaciones a casa y lograr que todo lo malo se quede aqu¨ª, en el peaje¡±. Pese a haber vivido experiencias de todos los colores, los trabajadores tambi¨¦n recuerdan momentos divertidos: ¡°Una vez un furg¨®n de polic¨ªa me cant¨® el cumplea?os feliz por el meg¨¢fono¡±, recuerda Arany¨®.
¡±Durante muchos a?os no he dicho que era cobradora de peaje; estaba mal visto. Incluso ahora me encuentro a muchas personas que se alegran de que no van a tener que pagar m¨¢s, sin tener en cuenta de que una gran cantidad de trabajadores nos vamos directos a la calle¡±, explica la empleada de Invicat. En muchos casos, los cobradores de peaje trabajan los fines de semana y festivos, cuando las horas trabajadas se pagan mejor.
¡°Es muy sacrificado. Complica mucho la conciliaci¨®n familiar cuando dependes de este sueldo y el hecho de trabajar en festivos no es una elecci¨®n¡±, comenta Atienza, quien afirma que el ambiente de los ¨²ltimos d¨ªas ha sido de ¡°agon¨ªa y mucho sufrimiento. Algunos tendr¨¢n la oportunidad de jubilarse en buenas condiciones, otros estamos en un limbo complicado, pero, sin duda, todos tendremos que reconducir nuestras vidas¡±, afirma.
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