El regreso al f¨²tbol de Oleguer
El exdefensa del Bar?a coordina un proyecto de deporte formativo que elude la competici¨®n y donde priman los valores al rendimiento
La estampa es muy com¨²n a la que se puede ver cualquier tarde en un campo de f¨²tbol de barrio. Un grupo de chiquillos y chiquillas d¨¢ndole puntazos al bal¨®n mientras un voluntarioso entrenador trata de inculcarles la importancia del control orientado y el pase al pie. En este caso, el entrenador, flaco y espigado, es un campe¨®n de Europa con el Bar?a al que, ahora, le importa bien poco ganar o perder.
Oleguer Presas coordina en Sabadell, su ciudad, un proyecto comunitario de f¨²tbol formativo. Entrena a ni?os y ni?as de seis a doce a?os y aplica un modelo que, seg¨²n dice, ¡°tiene m¨¢s que ver con la educaci¨®n y con transmitir unos valores que con buscar el rendimiento¡±. El objetivo es ¡°ense?ar f¨²tbol de manera diferente¡±. La chavaler¨ªa a la que prepara sabe de sus logros como defensa central porque se los han contado sus padres. Unos progenitores que decidieron en asamblea que esa camada juegue al f¨²tbol todo lo que quiera, pero sin competir. ¡°No estamos federados, no me interesa que los ni?os est¨¦n contentos porque son titulares o porque marcan goles, a m¨ª me interesa que tengan una vida plena m¨¢s all¨¢ del f¨²tbol¡±, dice el entrenador. Cr¨ªtico con la filosof¨ªa que rodea a la mayor¨ªa de clubes de f¨²tbol base, indica que en su equipo ¡°no vale eso de que uno no juega porque no tiene nivel, tratamos de ayudarnos entre todos para mejorar¡±.
Oleguer llega a la sesi¨®n montado en una achacosa bicicleta. Cuando estaba en el Bar?a se mov¨ªa con una furgoneta. Ha pasado una d¨¦cada desde que se retir¨® del f¨²tbol de ¨¦lite. No lo a?ora. ¡°Recuerdo la ¨¦poca de jugador como un momento muy intenso de mi vida. Disfrutaba mucho, pero el f¨²tbol te deja muy expuesto, eres el centro de cr¨ªticas y de elogios, y a mi lo que me gusta es pasar desapercibido¡±, cuenta.
Dej¨® las botas colgadas en el vestuario del Amsterdam Arena, tras militar tres temporadas en el Ajax. Apenas ten¨ªa 31 a?os, no cargaba con ninguna lesi¨®n lacerante y en sus piernas quedaba gasolina. ¡°Perd¨ª la ilusi¨®n, estaba quemado¡±, justifica. Aquel periplo holand¨¦s le evoca un recuerdo amargo. ¡°Termin¨¦ jugando poco¡±, admite. Una inacci¨®n fastidiosa para alguien que llegaba avalado por 177 partidos disputados con el Bar?a a lo largo de cinco temporadas. Incluida una titularidad en una final de Champions, la de 2006, cuando los azulgrana tumbaron al Arsenal en Par¨ªs gracias a los goles de Eto¡¯o y Belletti y a las manos m¨¢gicas de Vald¨¦s. Sin ilusi¨®n por el bal¨®n y sin ofertas seductoras, ¡°tampoco busqu¨¦ mucho¡±, confiesa, se alej¨® de los terrenos de juego tanto como pudo. ¡°Quer¨ªa llevar una vida como la que ve¨ªa en la gente de mi entorno, irme por ah¨ª de fin de semana con la familia y los amigos, disfrutar de mi tiempo, algo que mientras juegas a f¨²tbol no puedes hacer porque te debes a la rutina de viajes, concentraciones y partidos¡±. Oleguer desapareci¨® del mapa.
Coherencia de discurso
Hasta que el gusanito le ha picado de nuevo. Una inquietud futbolera resucitada, y tamizada por una ideolog¨ªa que en su d¨ªa ya le situ¨® en el foco medi¨¢tico que tanto dice aburrir. Ya fuera por negarse a jugar con la selecci¨®n espa?ola, o por firmar un art¨ªculo donde criticaba que se mantuviera en prisi¨®n al etarra I?aki de Juana Chaos. ¡°Trato de ser coherente con lo que pienso¡±, defiende. ¡°Oleguer, solidario, reparte tu salario¡±, era un c¨¢ntico recurrente para hacerle chanza cuando saltaba al campo.
El entrenamiento que propone trabaja aspectos de t¨¦cnica b¨¢sica, ¡°me saqu¨¦ el carn¨¦¡±, dice Oleguer, pero abundan los mensajes en positivo, sin gritos. Incluso aquellos disc¨ªpulos que est¨¢n manifiestamente distra¨ªdos en las explicaciones, se ahorran la bronca.
¡°No me he escondido nunca, pero no soy polemista. Intento expresar lo que pienso, con una voluntad de di¨¢logo¡±, manifiesta Oleguer. Independentista y seguidor de las tesis anticapitalistas de la CUP, considera que la suya es una opini¨®n que ¡°no gusta o¨ªr¡± y critica que, en el mundo del deporte profesional, no abunden los discursos discordantes. Afirma que no sigue la actualidad futbol¨ªstica porque no le interesa, pero asevera que ¡°cuando alguien se sale del t¨®pico de hablar del pr¨®ximo partido, se le saca el l¨¢tigo¡±.
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