El debate clim¨¢tico por El Prat rasga las costuras de partidos y gobiernos
Las discrepancias por la ampliaci¨®n del aeropuerto alcanzan al Ejecutivo, a la Generalitat y al Ayuntamiento barcelon¨¦s
La tradici¨®n pol¨ªtica catalana manda que la ¨²ltima semana de agosto las maquinarias de los partidos se pongan en marcha con vistas a la Diada, que se celebra cada 11 de septiembre. Unos lo hacen para llenar las calles con esl¨®ganes independentistas. Los otros intentan sobrevivir a esta jornada de ebullici¨®n nacionalista adoptando un perfil lo m¨¢s discreto posible. La Diada como inicio de curso de nuevos hitos del proc¨¦s. Pero nada de esto es de aplicaci¨®n este a?o en Catalu?a. Todas las convenciones han saltado por los aires con la irrupci¨®n en medio del tablero pol¨ªtico de la paralizaci¨®n por cinco a?os del proceso para invertir 1.700 millones en la ampliaci¨®n del aeropuerto de El Prat.
¡°El eje ecol¨®gico ya no desaparecer¨¢ del escenario¡± dice el profesor Jordi Mir¡°El eje ecol¨®gico ya no desaparecer¨¢ del escenario¡± dice el profesor Jordi Mir
El debate ambiental se mezcla con el del decrecimiento tur¨ªstico, el del cambio de modelo productivo y con una forma de tomar decisiones que ya no encaja en las r¨ªgidas estructuras de los partidos. Y todo ello cuando las formaciones comienzan a tomar posiciones para las elecciones municipales de 2023 con la esperanza de hacerse con la deseada alcald¨ªa de Barcelona. Pese a los esfuerzos del independentismo m¨¢s ac¨¦rrimo, el proc¨¦s ha quedado arrinconado por la emergencia clim¨¢tica, algo que ninguno de los grandes partidos ten¨ªa previsto en su agenda. El presidente catal¨¢n, Pere Aragon¨¨s, cuya repentina oposici¨®n al proyecto ha sido clave para frenar el plan, advert¨ªa el jueves: ¡°Quiz¨¢ hace 20 a?os una inversi¨®n de este tipo habr¨ªa sido celebrada, pero ahora las cosas se tienen que hacer de una manera diferente¡±. Estos cambios han desalineado gobiernos y tensionado partidos.
Jordi Mir, profesor de la Universidad Pompeu Fabra y experto en movimientos sociales, resume: ¡°Hasta ahora los partidos catalanes viv¨ªan instalados en el debate sobre el eje nacional, el proc¨¦s, pero ahora irrumpe otro eje, el ambiental y ecol¨®gico y algunos como ERC lo tienen dif¨ªcil para adaptarse¡±.
Astrid Barrio: ¡°Hablan tanto de pol¨ªtica que se han olvidado de hablar de pol¨ªticas¡±Astrid Barrio: ¡°Hablan tanto de pol¨ªtica que se han olvidado de hablar de pol¨ªticas¡±
Hace dos d¨¦cadas, pocos en Catalu?a hubieran dudado en calificar de excelente noticia una inversi¨®n de 1.700 millones de euros como la que el ente p¨²blico Aena planteaba para ampliar el aeropuerto de El Prat con una nueva terminal y la prolongaci¨®n de una de las tres pistas. Tampoco hubiera llegado muy lejos el debate sobre si un acuerdo de este tipo pod¨ªa cerrarse una tarde de verano en un despacho ministerial, como sucedi¨® el 2 de agosto. De hecho, el pacto entre la ministra de Transportes, Raquel S¨¢nchez, y el vicepresidente catal¨¢n, Jordi Puigner¨®, comenz¨® a generar dudas al poco de anunciarse sin que los partidarios del proyecto lograsen fijar en la calle el discurso sobre las ventajas del proyecto: ampliar la capacidad de la instalaci¨®n y hacerlo con el m¨ªnimo impacto ambiental posible.
El Gobierno vivi¨® el primer descuelgue de sus socios de Unidas Podemos ya al d¨ªa siguiente del anuncio del preacuerdo, cuando el diputado Juantxo L¨®pez de Uralde asegur¨® que ampliar El Prat no era una decisi¨®n ¡°correcta¡±. Poco despu¨¦s varios ministros del ala de Podemos se expresaron en l¨ªneas parecidas y la tensi¨®n fue en aumento hasta el punto de que la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, agend¨® una visita al espacio natural afectado por la ampliaci¨®n incluso antes de paralizarse el proyecto.
M¨¢s llamativas han sido las discrepancias dentro de la Generalitat. ERC, el partido de Aragon¨¨s, se mostr¨® contraria a la ampliaci¨®n ya la pasada primavera. Despu¨¦s la acept¨® a rega?adientes bajo la promesa de llevar ¡°al m¨ªnimo posible¡± la afectaci¨®n de espacios naturales. Y, cuando hace una semana se evidenci¨® que la afectaci¨®n ser¨ªa importante ¡ªaunque con grandes medidas compensatorias¡ª, acab¨® por descolgarse. Sin embargo, en este caso, Junts, el partido minoritario de la coalici¨®n, s¨ª est¨¢ alineado con las tesis del Gobierno central, algo in¨¦dito en el partido de Carles Puigdemont. En el Ayuntamiento de Barcelona las diferencias tampoco son menores. La alcaldesa, Ada Colau, de Catalunya en Com¨², el referente catal¨¢n de Podemos, ha vivido el par¨®n del proyecto como una victoria. Justo lo contrario que su socio de gobierno, el PSC. Sin embargo, concejales socialistas de los municipios colindantes con el aeropuerto tambi¨¦n han manifestado serios recelos hacia el proyecto.
En los ¨²ltimos a?os buena parte del debate se ha basado en denunciar los supuestos agravios hacia Catalu?a en materia de inversi¨®n y particularmente en infraestructuras como el aeropuerto, que las autoridades catalanas, siempre han querido convertir en un hub (centro de conexi¨®n) que compita con Barajas. De ah¨ª la sorpresa de muchos por el ¨¦xito de las presiones de ambientalistas y de movimientos ciudadanos. El diagn¨®stico de la polit¨®loga de la Universidad de Valencia Astrid Barrio es que los partidos se han quedado sin herramientas para resolver problemas como el que enfrentan respeto al medio ambiente y el progreso econ¨®mico. ¡°Llevan tanto tiempo hablando de pol¨ªtica que se han olvidado de hablar de pol¨ªticas y para volver a hacerlo, necesitan recuperar la capacidad de interlocuci¨®n con la sociedad que perdieron porque, entre otras cosas, est¨¢n mal vistos¡±.
De ah¨ª las maniobras imprevistas. El profesor Jordi Mir resume: ¡°ERC ha rectificado, y Junts sigue con la l¨®gica de que el par¨®n de la inversi¨®n es culpa de Espa?a; pero el relato ya no funciona¡±. De lo que est¨¢ seguro es de que no hay vuelta atr¨¢s: ¡°El eje ecol¨®gico no desaparecer¨¢ del escenario pol¨ªtico¡±.
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