El testimonio de los vencidos asalta el premio Anagrama de ensayo
El mexicano Enrique D¨ªaz ?lvarez confronta el discurso de los vencedores con el de los supervivientes, desde Troya hasta la guerra contra el narcotr¨¢fico, en ¡®La palabra que aparece¡¯
La guerra es la guerra¡ y su lenguaje. C¨®mo narran la violencia de la batalla los vencedores y sus amanuenses; pero, sobre todo, tambi¨¦n c¨®mo se contrapone a eso el testimonio de los vencidos. Sobre ese pulso, desde Troya hasta los ¨²ltimos conflictos con drones, porf¨ªa el polit¨®logo mexicano Enrique D¨ªaz ?lvarez en La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia, con el que ha asaltado la...
La guerra es la guerra¡ y su lenguaje. C¨®mo narran la violencia de la batalla los vencedores y sus amanuenses; pero, sobre todo, tambi¨¦n c¨®mo se contrapone a eso el testimonio de los vencidos. Sobre ese pulso, desde Troya hasta los ¨²ltimos conflictos con drones, porf¨ªa el polit¨®logo mexicano Enrique D¨ªaz ?lvarez en La palabra que aparece. El testimonio como acto de supervivencia, con el que ha asaltado la 49? edici¨®n del premio Anagrama de ensayo, dotado con 8.000 euros.
El alcance ¨¦tico y pol¨ªtico de las pr¨¢cticas narrativas contempor¨¢neas es el motor de la labor intelectual de D¨ªaz ?lvarez (Ciudad de M¨¦xico, 1976), profesor de ciencias pol¨ªticas y sociales de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), donde imparte las relaciones entre lenguaje, cultura y poder. Quiz¨¢ por ello, a la hora de profundizar en la narraci¨®n de los desastres de la guerra busca tambi¨¦n la perspectiva omitida, la historia de los vencidos. Para ello, deteni¨¦ndose en conflictos que van desde la guerra de Troya hasta la Segunda Guerra Mundial, con sus episodios macabros del Holocausto y la bomba at¨®mica de Hiroshima, pasando por la conquista de M¨¦xico o la Guerra Civil espa?ola, disecciona el alcance p¨²blico de la narrativa y del arte y su capacidad para conocer tambi¨¦n el abuso, el dolor y la injusticia que, normalmente, no suelen contar los vencedores.
¡°Para comprender la violencia y confrontarla hay que ponerle la palabra, y si quer¨ªa comprender la violencia de mi pa¨ªs desde 2006 con la guerra del narcotr¨¢fico necesitaba contrastarlo con otras experiencias¡±, fija D¨ªaz ?lvarez como g¨¦nesis de su trabajo. Tambi¨¦n hay un componente biogr¨¢fico: estudi¨® en el Colegio Madrid de M¨¦xico, con un profesorado mayormente formado por exiliados republicanos espa?oles. ¡°Crec¨ª y me eduqu¨¦ con ellos, con los vencidos: por eso me s¨¦ el himno de Riego o hasta muy tarde pintaba tricolor la bandera espa?ola, con el morado; tengo, pues, debilidad por la palabra del vencido¡±.
En esa l¨ªnea, sostiene que ¡°el primer mot¨ªn tras una guerra siempre es contarla, narrarla; es muy dif¨ªcil romper el relato hegem¨®nico¡±. Entiende as¨ª el autor ¡°el testimonio como un acto de resistencia; si el vencido toma la palabra se puede confrontar la historia oficial; encarar la violencia significa poner rostro y llegar a la v¨ªctima y para eso necesito el testimonio¡±. Bajo esa premisa, D¨ªaz ?lvarez hace desfilar en su ensayo a pensadores, poetas y escritores que vivieron guerras y violencias cl¨¢sicas, pero extiende su an¨¢lisis hasta la tipolog¨ªa de los conflictos m¨¢s contempor¨¢neos, que abren otras perspectivas y relatos menos convencionales, como comportan los que utilizan ya drones o van m¨¢s all¨¢ de un campo de batalla sin un escenario f¨ªsico delimitado, como esa guerra contra el narcotr¨¢fico en su propio pa¨ªs. As¨ª, El¨ªas Canetti, y su noci¨®n de supervivencia, Primo Levi y Homero son algunos de sus bastiones te¨®ricos. Especialmente el cl¨¢sico griego. ¡°Una guerra siempre debe ser contada desde las dos versiones: que no muriera la versi¨®n troyana es la gran lecci¨®n hom¨¦rica¡±, sostiene.
Esa tesis es la que explica que D¨ªaz ?lvarez haya incorporado en su estudio, indirectamente, la voz de los sicarios de los c¨¢rteles mexicanos de la droga, entendidos como v¨ªctimas tambi¨¦n. ¡°He hablado con gente que se entrevist¨® con narcos, con los perpetradores; no para empatizar, pero s¨ª para entender¡±, acota; una labor de rastreo que explica en parte que haya invertido tres a?os en el ensayo. ¡°Hay que explorar la zona gris, el camino que va de la v¨ªctima al victimario¡±, sostiene. Y en esa labor, admite que el ensayo ¡°tiene mucho del periodismo narrativo¡±, de los testimonios de una Svetlana Aleksi¨¦vich o del John Hersey de Hiroshima, que, a contracorriente, entrevist¨® a seis hibakushas del ataque nuclear par dar la otra cara de la realidad.
La voz borrada del vencido
La palabra que aparece, cuya edici¨®n llega a librer¨ªas este mismo mi¨¦rcoles, sigue la estela reflexiva que iniciaron nombres como Hannah Arendt, cuya presencia t¨¢cita estaba ya en alg¨²n pasaje de El traslado. Narrativas contra la idiotez y la barbarie, que public¨® en 2015 y donde ya ofrec¨ªa una tesis indirectamente pr¨®xima al libro ahora galardonado, proponiendo entonces la imaginaci¨®n como un acto de resistencia pol¨ªtica. El ensayo de D¨ªaz ?lvarez se ha impuesto entre 150 originales en una convocatoria que, con un jurado compuesto por Jordi Gracia, Pau Luque, Daniel Rico, Remedios Zafra y la editora Silvia Ses¨¦, ha dejado como finalista a Una filosof¨ªa del miedo, del profesor de la Universidad de Barcelona Bernat Castany Prado, fil¨®sofo y tambi¨¦n fil¨®logo y conocedor de la obra de Jorge Luis Borges.
El ensayista mexicano, aunque con formas suaves, se muestra inequ¨ªvoco sobre la reciente pol¨¦mica de la necesidad de que Espa?a y la Iglesia cat¨®lica pidan perd¨®n por sus excesos en la conquista de Am¨¦rica, en un cruce de declaraciones que ha afectado estos d¨ªas al Papa, al presidente de M¨¦xico Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y al expresidente espa?ol Jos¨¦ Maria Aznar y los dirigentes del PP Isabel D¨ªaz Ayuso y Pablo Casado. ¡°Eso s¨®lo demuestra que la Conquista est¨¢ viva, que tiene poco de un pasado que siempre se politiza; es dif¨ªcil obviar que ese episodio fue un hecho violento, con resultados de esclavismo, explotaci¨®n, pueblos arrasados... S¨®lo hay que leer las cr¨®nicas de Bartolom¨¦ de las Casas... Se deber¨ªa hacer un esfuerzo por salir de discursos nacionalistas, rancios y tribales¡±. Y recuerda que ¡°la voz que nunca aparece es la de los ind¨ªgenas, el vencedor siempre borra la voz, la memoria del vencido¡±. Pero tambi¨¦n asegura: ¡°La palabra siempre puede reaparecer, incomodar... y quedarse¡±. Como su libro.