Vientos de fronda contra Ada Colau
Hoteleros, comerciantes y vecinos integran la plataforma Barcelona es imparable que trata de aunar esfuerzos de unionistas e independentistas para buscar una alternativa de orden al actual gobierno municipal
Las ¨¦lites de la ciudad de Barcelona se han cansado de Ada Colau. En realidad nunca les hab¨ªa gustado una alcaldesa que tiene a gala la defensa de los sans-culottes. Y ahora que el proc¨¦s afloja se han decidido a buscar una alternativa de orden para echar a la edil del Guinard¨®. En Barcelona soplan vientos de fronda. No son del calado de los que tuvo que afrontar el cardenal Mazarino, pero a escala pac¨ªfica y local enfrenta a nuestros dom¨¦sticos grandes de Francia con el poder municipal.
La fronda tom¨® cuerpo el pasado jueves en la manifestaci¨®n convocada en la plaza de Sant Jaume por la plataforma Barcelona es imparable. Y ciertamente era un ejemplo de derecha transversal, superadora de las divisiones del proc¨¦s: el l¨ªder del movimiento y la movilizaci¨®n, Gerard Esteva ¡ªque en 2017 engrasaba a las federaciones deportivas catalanas para el advenimiento de la independencia¡ª protestaba codo con codo con el concejal de Ciutadans Paco Sierra por ¡°la suciedad, el caos y la inseguridad¡± que, a su juicio, se ha ense?oreado de Barcelona. Tambi¨¦n el anticomunismo cubano expresaba su disgusto con tanto desorden y denunciaba la connivencia de Colau con el r¨¦gimen caribe?o. En esa explosi¨®n de ecumenismo, la estelada negra con la cruz de Santa Eul¨¤lia compart¨ªa la plaza con un portador de la roja y gualda, aportando la ins¨®lita alianza din¨¢stica entre Austrias y Borbones. Y cerca de los oradores del acto, m¨¢s banderas: las del sindicato CSIF, que considera Barcelona una ¡°ciudad sin ley¡± y pide la dimisi¨®n de Ada Colau y del teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, por ¡°terrorismo urbano¡±.
La manifestaci¨®n del jueves es un ejemplo de derecha transversal superadora de las divisiones del proc¨¦s
Para completar el cuadro de fronda no faltaban representantes del pueblo llano, de la mano de las asociaciones agrupadas en el llamado Tsunami ve?nal. Los bocinazos, pitidos y consignas apenas deb¨ªan ser audibles desde la cercana sede de Foment del Treball, organizaci¨®n patronal de la que forma parte Gerard Esteva, y que probablemente comparte los objetivos de la concentraci¨®n y el buen gusto de sus impulsores por repartir entre los manifestantes no en cualquier papel sino en cartulinas satinadas de colores las consignas que ped¨ªan que Colau se fuera.
En esa alianza tan heterog¨¦nea contra la ¡°Barcelona del no¡± faltaba al menos org¨¢nicamente Junts per Catalunya. Pero lo cierto es que el azar coloc¨® a la formaci¨®n de Carles Puigdemont en el centro de la pol¨¦mica, pues al clicar el mail de informaci¨®n de la web de la plataforma Barcelona es imparable se contactaba con Junts per Catalunya de Olot, lo que tras trascender fue calificado por todas las partes como un error e incluso se procedi¨® a un tan rectificador como in¨²til borrado de huellas en internet.
En la recta final de su segundo mandato, Ada Colau se enfrenta a una oposici¨®n que procede m¨¢s de fuera del Ayuntamiento que de dentro. La alcaldesa ha aprendido de los errores de primer mandato y su ejecutivo de coalici¨®n se ha manejado bien ante la fragmentaci¨®n de grupos municipales. Pero su pol¨ªtica ¡ªa veces por falta de comunicaci¨®n, mano izquierda o por puro choque de intereses¡ª ha topado con un colectivo a?orante de los tiempos en que Barcelona abr¨ªa un hotel cada semana y se pod¨ªa llegar en coche hasta la puerta del negocio. Entre sus prioridades grupales no figuran ni evitar desahucios ¡ªBarcelona es la ¨²nica administraci¨®n catalana que lo hace desde 2016, ha parado alrededor de 10.000 y busca alternativas habitacionales¡ª, ni asesorar y mediar sobre cortes de suministros b¨¢sicos ¡ªluz, agua y gas¡ª como hacen los Puntos Asesoramiento Energ¨¦tico. S¨ª critican la inseguridad ciudadana, reivindicaci¨®n en la que se ven respaldados por el 14% de la ciudadan¨ªa, que lo considera el principal problema, cifra que en 2019 era casi del 30%. Tambi¨¦n denuncian la suciedad, a pesar de que Barcelona lidera el gasto per c¨¢pita de las ciudades espa?olas en limpieza diaria con 105,75 euros por habitante y que el 80% de los ciudadanos creen que es producto m¨¢s del incivismo que de la falta de limpieza.
Su pol¨ªtica ha topado con un colectivo a?orante de los tiempos en que Barcelona abr¨ªa un hotel cada semana y se pod¨ªa llegar en coche hasta la puerta del negocio
Respecto al nuevo urbanismo, todo es opinable. Siempre se trata de un asunto de ensayo y error. Y llegamos a uno de los meollos de la cuesti¨®n: la circulaci¨®n en veh¨ªculo privado. Las exigencias medioambientales las comparten todas las grandes ciudades. Quiz¨¢s algunos ven con buenos ojos la ca¨ªda del paradigma de Madrid Central ¡ª¡°puro comunismo¡±, seg¨²n el PP¡ª que con el alcalde popular Mart¨ªnez Almeida ha pasado a llamarse Distrito Centro. Se mantienen todas las restricciones anteriores por miedo a las sanciones de Europa. Ahora, sin embargo, se permite el acceso de los coches particulares de los propietarios de comercios, aunque carezcan de distintivo medioambiental. El cambio m¨¢s sustancial es que Manuela Carmena ya no es alcaldesa.
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