La izquierda y los enfadados
El progresismo tiene que reconstruirse sobre s¨ª mismo, no a remolque de la derecha. Y diferenci¨¢ndose de esta, porque ahora mismo su principal problema es que cuesta saber qu¨¦ aporta de distinto
En t¨¦rminos racionales, las negociaciones entre el PSOE, Unidas Podemos y los dem¨¢s socios parlamentarios para aprobar los Presupuestos s¨®lo pueden acabar en un acuerdo. La ruptura ser¨ªa un suicidio para todos o para casi todos (el matiz se refiere al PNV, que siempre ha demostrado cintura para adaptarse al que manda y seguir obteniendo r¨¦ditos). No entiendo qu¨¦ fantas¨ªas puede hacerse el PSOE si la legislatura acaba en punta. El sue?o de crecer a costa de los frustrados electores de Ciudadanos me parece limitado, salvo quiz¨¢s en alg¨²n territorio concreto como Catalu?a. Y, desde luego, Unidas Podemos, descabalgada del poder entrar¨ªa en la t¨ªpica fase de explosi¨®n tan caracter¨ªstica de ciertos sectores de la izquierda. ERC y compa?¨ªa poco podr¨ªan obtener, condenados a la ¨¦pica testimonial frente al regreso de la derecha ¡ªahora ya plenamente fortificada por Vox¡ª al poder.
Sin embargo, la pol¨ªtica la hacemos los humanos, un especie con natural tendencia al desprop¨®sito. La irracionalidad en la lucha por el poder transmita por dos caminos que marcan distancias con la realidad con el ¨²nico objetivo de crear una atm¨®sfera que atrape al ciudadano, a¨²n a costa de sus intereses. Estas dos v¨ªas son las estrategias comunicacionales: las frases de impacto que intentan regalar los odios de la gente con lo que se supone que quieren escuchar. Y los discursos transcendentales ¡ªen los que la patria como realidad superior es ahora mismo el recurso permanente¡ª con el que se pretende imponer deberes morales a¨²n yendo m¨¢s all¨¢ de lo razonable. Y que tienen un corolario: la construcci¨®n del enemigo, con preferencia en los tiempos que corren por el enemigo de la patria y el extranjero pobre. Es decir, el racismo. Creando as¨ª una espesa nube en la que muchos ciudadanos quedan atrapados. Es la estrategia del enfado, de especular con la irritaci¨®n de los perdedores, de los que van qued¨¢ndose arrinconados en un mundo en que las brechas, empezando por las, salariales no tienen l¨ªmites.
Jugando con dos palabras de la lengua francesa, Jean Luc Melenchon, el l¨ªder de la ¡°France Insoumise¡±, invita a la izquierda a recuperar a ¡°los fach¨¦s no fachos¡±, los cabreados no fascistas. Lo que, como se ha demostrado en su ¨²ltimas iniciativas, no deja de ser un reconocimiento a la extrema derecha y la derecha radicalizada. Realmente, ?Melench¨®n aport¨® algo a la izquierda aceptando un debate en televisi¨®n con Eric Zemmour, la estrella ascendente de la extrema derecha? M¨¢s bien le legitim¨®. Y s¨®lo cabr¨ªa una interpretaci¨®n demasiado retorcida para ser cierta: dar cancha a Zemmour podr¨ªa perjudicar a Marine Le Pen y dejarla sin plaza en la segunda vuelta de las presidenciales abriendo una oportunidad a la izquierda.
Hay mucha gente enrabietada ¡ªy con raz¨®n¡ª con la que a la izquierda le cuesta conectar. Pero no estoy seguro de que se deba ir a buscar a los electores frustrados de la izquierda en el espacio de la derecha, porque creo que m¨¢s bien est¨¢n en la abstenci¨®n o perdidos en los minifundios de una izquierda cada vez m¨¢s fragmentada. Y, sin embargo, yendo al territorio de la extrema derecha lo que se hace es dar protagonismo a sus temas: la construcci¨®n de la inmigraci¨®n como enemigo (el racismo), esta transferencia de lo religioso en lo pol¨ªtico que es la verdad patri¨®tica y la restricci¨®n de libertades individuales, con el feminismo como chivo expiatorio.
La izquierda tiene que reconstruirse sobre s¨ª misma, no a remolque de la derecha. Y diferenci¨¢ndose de ¨¦sta, porque ahora mismo su principal problema es que cuesta saber qu¨¦ aporta de distinto, en la medida en que acaba casi siempre pleg¨¢ndose a las exigencias del s¨¢lvese quien pueda en que vivimos desde que entramos en la senda nihilista del neoliberalismo. Es decir, a la izquierda corresponde demostrar que s¨ª hay alternativas. Y si no es capaz de afirmarse en un espacio propio, s¨®lo acabar¨¢ siendo arrastrada por el im¨¢n del autoritarismo posdemocr¨¢tico.
En Espa?a, la izquierda est¨¢ ahora mismo en el poder. Y con una coalici¨®n de amplio espectro, que lo que debe aspirar es a crecer desde s¨ª misma y no embarrancarse en territorio ajeno. El PSOE ha vuelto a caer una vez m¨¢s en las tentaciones de la derecha. Con una renovaci¨®n del Tribunal Constitucional que mantiene la contaminaci¨®n pol¨ªtica que est¨¢ desprestigiando a los poderes del Estado. Basta ver todo lo que se est¨¢ sabiendo de los dos nuevos miembros a propuesta del PP. A la hora de decantar la balanza, la derecha siempre encuentra complicidades en la izquierda. Nunca al rev¨¦s. ?Ha olvidado S¨¢nchez aquel d¨ªa en que sus compa?eros le mandaron a la reserva para facilitar la presidencia a Rajoy?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.