Boda y entierro en falso en Badalona
Guijarro toma el relevo en la Alcald¨ªa arropado por el PSC, la familia y el resto de partidos, pero Albiol advierte de que volver¨¢ m¨¢s fuerte en 2023
Xavier Garc¨ªa Albiol acude vestido como un novio, de impecable traje azul marino, a lo que en realidad es su entierro pol¨ªtico. La moci¨®n de censura se celebra en un edificio que recuerda a un tanatorio: estructura circular, revestimiento gris de hormig¨®n, espacios di¨¢fanos y vistas privilegiadas al mar, que es el morir. Es el centro internacional de negocios (BCIN) de Badalona. Casi no hace falta subrayar la iron¨ªa del escenario: Albiol pierde la alcald¨ªa por los negocios ultramarinos que pretend¨ªa iniciar con una sociedad en el para¨ªso fiscal de Belice.
Rub¨¦n Guijarro llega unos minutos m¨¢s tarde arropado por la familia: la socialista y la carnal. Asciende la peque?a cuesta de asfalto rojo que da acceso al edificio y, aunque deber¨ªa ser la novia, viste con un traje negro luctuoso, de velatorio. Parece relajado. Saluda a los suyos y se permite bromear, aunque lo justo, con la capacidad de la vida pol¨ªtica de Badalona para regalar sorpresas de ¨²ltima hora. Conf¨ªa en que no ocurra. No ocurre, de hecho.
El enlace y el entierro se celebran simult¨¢neamente en la sala Maria Aur¨¨lia Capmany. Un cartel blanco indica los asientos reservados para los ¡°invitados del PSC¡± y otro para los ¡°invitados del PP¡± y del resto de partidos, que han desplazado a figuras de peso: hay hasta nueve alcaldes socialistas y, a falta de ediles, la c¨²pula de los populares en Catalu?a.
Guijarro y Albiol, ambos exjugadores de baloncesto en una ciudad que se esfuerza (a veces sin mucho acierto) en ser ¡°la capital europea del basket¡±, toman asiento en extremos opuestos de la primera fila. El pleno deber¨ªa estar dirigido por Ramon Riera, el concejal de m¨¢s edad que tambi¨¦n figura como apoderado de la sociedad de Belice en los Papeles de Pandora. Pero ha alegado ¡°problemas de salud¡± y se limita a permanecer sentado en la segunda fila.
Cuando Guijarro habla de una ¡°trama internacional de empresas¡± y acusa a Albiol de ¡°atrincherarse en la mentira¡±, este niega con la cabeza. El nuevo alcalde del PSC viene a decir, sin met¨¢fora matrimonial, que mientras Albiol est¨¢ casado consigo mismo ¨¦l se dispone a darle el ¡°s¨ª quiero¡± a la ciudad. Antonio y Domingo, de pie y en el extremo de una sala abigarrada, est¨¢n entusiasmados. Son vecinos de Llefi¨¤, el barrio de la periferia donde creci¨® el nuevo alcalde. ¡°Conocemos a Rub¨¦n, es un chico muy listo, lo har¨¢ bien¡±.
A Guijarro le despiden con aplausos, a Albiol le reciben con ellos. Nada m¨¢s subir al atril deja claro que no ha venido a presenciar su propio entierro. Que m¨¢s temprano que tarde regresar¨¢ de entre los muertos. El discurso del alcalde que est¨¢ a punto de dejar de serlo es un acto de precampa?a para las municipales de 2023: ¡°Me he sentido muy querido por los vecinos. Los de izquierdas y los de derechas¡±, dice. ¡°?Como t¨²!¡±, se oye una r¨¦plica al fondo de la sala. ¡°Badalona es mi pasi¨®n, mi raz¨®n de ser en pol¨ªtica. Es el primer d¨ªa de la cuenta atr¨¢s. La esperanza llegar¨¢ en 2023¡±.
La boda (o el entierro) pierde algo de foco cuando el resto de partidos toman la palabra: David Torrents (Junts), uno de los defensores de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n en los atentados de Barcelona y Cambrils, reprocha al PP de Albiol no haber ¡°investigado al im¨¢n de Ripoll¡±. A?da Llaurad¨® (En Com¨² Podem) intenta trazar sin mucho ¨¦xito un paralelismo con los 50 a?os de la Assemblea de Catalunya. Nora San Sebasti¨¢n (Guanyem) aprovecha para dar ¨¢nimos ¡°al compa?ero represaliado Marcel Vivet¡±, un vecino de Badalona condenado a cinco a?os de c¨¢rcel por des¨®rdenes p¨²blicos. Y ?lex Montorn¨¨s (ERC) recuerda el mito de Pandora, que al abrir la caja desat¨® los males de la humanidad pero la cerr¨® a tiempo para preservar la esperanza. ¡°Eso es lo que han dejado los Papeles de Pandora en Badalona: la esperanza¡±.
Esta vez no hay sorpresas en Badalona. Como quien coge el cuchillo para cortar el pastel nupcial, Guijarro sostiene la vara de mando, aguarda con paciencia las fotos y toma asiento, ya para presidir el pleno. Albiol le mira con fijeza, las piernas cruzadas: para ser un muerto, est¨¢ muy vivo.
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