Billar a muchas bandas
La oferta de Aragon¨¨s ha pillado a contrapi¨¦ a todos, incluso a la propia Jessica Albiach y a la portavoz de ERC Marta Vilalta
Justo en el momento en que el presidente Pere Aragon¨¨s acababa de ofrecer a Jessica Albiach (En Com¨² Podem) una reuni¨®n para explorar acuerdos en los presupuestos, las c¨¢maras del Parlament han mostrado un plano general del hemiciclo: aplausos en los esca?os de Esquerra, caras de p¨®ker en la CUP y en Junts per Catalunya. Y en un extremo de este grupo, el jefe de filas, Albert Batet, que parec¨ªa tomar notas en sus papeles.
La oferta de Aragon¨¨s ha pillado a contrapi¨¦ a todos, incluso a la propia Jessica Albiach y a la portavoz de ERC Marta Vilalta, a quien tambi¨¦n hemos visto corrigiendo a toda prisa con bol¨ªgrafo su inmediata intervenci¨®n. Pero el susto de Batet ha sido muy evidente: al tomar la palabra, su voz hab¨ªa subido medio tono y hablaba con ansiedad. Esa posibilidad de cambiar la CUP por comunes hab¨ªa hecho saltar todas sus alarmas ¡ªy un poco su tup¨¦¡ª y, transparente como suele ser, lo ha hecho notar: ¡°Hemos o¨ªdo en esta sesi¨®n de control que se abr¨ªa a otras mayor¨ªas parlamentarias no acordadas¡±. En su esca?o y detr¨¢s de la mascarilla, Aragon¨¨s sonre¨ªa por la apelaci¨®n directa.
La sesi¨®n de este mi¨¦rcoles se planteaba como los proleg¨®menos de la de la semana que viene, en que se votar¨¢n las enmiendas a la totalidad de los presupuestos auton¨®micos. Todo el mundo lo ve¨ªa as¨ª. ?Todo? ?No! La CUP, que con su anuncio de veto ha roto todos los equilibrios y pone en riesgo la mayor¨ªa independentista, ha preguntado al president por¡ los acuerdos de Glasgow. Los negociadores del partido han permanecido en silencio y el diputado David Cornell¨¤ ha apuntado hacia el cambio clim¨¢tico.
Los dem¨¢s implicados ¡ªtodos excepto la derecha espa?olista, que asiste a los movimientos como quien mira una serie poco original de Netflix¡ª andaban tomando posiciones en este juego en el que se trata de que la pelota no vaya al suelo. Junts, tratando de salvar el ¨²ltimo icono del independentismo, el 52% de la mayor¨ªa parlamentaria; Salvador Illa, ofreci¨¦ndose a una reuni¨®n, una comida o una cena de las de yo pongo, en la que ¨¦l, dice, aporta 32 votos sin exigir a cambio ninguna renuncia indepe. Aragon¨¨s no conf¨ªa en esa generosidad: ¡°lo que hoy puede paracer alargar la mano, ma?ana es un precio que implica la renuncia a algunas de las posiciones que defiendo¡± (un dirigente republicano, en los pasillos, remacha: ¡°nadie da nada gratis¡ excepto Esquerra Republicana en Madrid¡±). El president cree que no necesita nada del PSC y se ha sacado de encima a Salvador Illa con pocas palabras y enfatizando las diferencias m¨²tuas; es tan chocante la situaci¨®n de Catalu?a que dos partidos b¨¢sicamente socialdem¨®cratas pueden afirmar que defienden modelos opuestos de pa¨ªs y que nadie se sorprenda.
No era el hemiciclo el lugar para resolver el embrollo, hay muchos despachos en el edificio para mantener contactos sucesivos, simult¨¢neos o en cadena. Est¨¢n en juego varias cosas: el presupuesto de la Generalitat, la mayor¨ªa independentista, e incluso las cuentas del Ayuntamiento de Barcelona, donde son los comunes quienes necesitan a Esquerra: Ernest Maragall, l¨¢tigo republicano municipal contra Ada Colau, asist¨ªa desde su esca?o a un juego de billar que puede acabar con una bola rebotando contra su cr¨¢neo.
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