La cementera de Montcada sigue activa pese a la anulaci¨®n de su licencia ambiental
El Ayuntamiento de Montcada y los vecinos piden el cierre de la f¨¢brica de LafargeHolcim tras la ¨²ltima sentencia que deja sin efecto la autorizaci¨®n ambiental de la Generalitat
Muchos la han visto, presidiendo la entrada de Barcelona por la C-17: una enorme estructura industrial de tubos, almacenes y silos de la que emergen chimeneas humeantes. Esta f¨¢brica cementera, propiedad de la sociedad francesa LafargeHolcim, se sit¨²a a poco m¨¢s de un centenar de metros de una escuela y del principio de un barrio, el de Can Sant Joan del municipio de Montcada i Reixac. Parte de la historia del barrio se escribe por la lucha vecinal contra las emisiones que genera la f¨¢brica, cuyo futuro ahora est¨¢ en la cuerda floja. Despu¨¦s de un periplo judicial de m¨¢s de diez a?os, los vecinos consiguieron recientemente una nueva sentencia (la cuarta, y que a¨²n se puede recurrir) que acredita que la licencia ambiental de la cementera es nula porque la Generalitat incurri¨® en infracciones al conced¨¦rsela en 2008. El Ayuntamiento de Montcada pide el cierre inmediato de la planta, mientras que la Generalitat evita dar el paso. Los responsables de la f¨¢brica y los trabajadores defienden su actividad, que no ha parado. Aseguran que se trata de un fallo administrativo, y que cumplen con todos los requisitos ambientales.
Montcada i Reixac es una ciudad que resiste a los muchos castigos de ser un municipio de la periferia barcelonesa, atravesado por la carretera, la autopista y por la v¨ªa del tren. A ello se le suma la cementera. El paisaje de algunas de las calles del barrio de Can Sant Joan est¨¢ completamente dominado por las instalaciones industriales. Se ve la f¨¢brica, el humo y hasta se percibe el ruido. Los vecinos creen que por poco tiempo, ya que la justicia les da la raz¨®n. A finales de octubre, el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC) declar¨® nula y dej¨® sin efecto la licencia ambiental de LafargeHolcim, e inform¨® expresamente de ello a la fiscal¨ªa por si considera pertinente investigar responsabilidades penales en la actuaci¨®n de la Generalitat.
El recorrido judicial sobre la autorizaci¨®n empez¨® en 2008, cuando Francesc Baltasar, de ICV, era consejero de Medioambiente en el tripartito. Otorg¨® una licencia ambiental a la cementera que fue recurrida por los vecinos porque no hab¨ªa respetado el periodo de informaci¨®n p¨²blica: se aprob¨® la licencia el mismo d¨ªa en que se public¨® el estudio ambiental. El juez fall¨® a favor de los vecinos, pero la Generalitat sigui¨® dando autorizaci¨®n a la f¨¢brica en base al mismo estudio ambiental, modific¨¢ndolo con cambios no sustanciales. El asunto continu¨® en los tribunales, con victorias en el TSJC y en el Tribunal Supremo: los jueces entend¨ªan que la licencia original era nula por ese defecto administrativo, y por ello no entraba a valorar el fondo.
¡°La empresa no puede producir. Est¨¢ intentando ganar tiempo, ahora con un recurso, pero volveremos a ganarlo¡±, afirma Jos¨¦ Luis Conejero, presidente de la asociaci¨®n de vecinos del barrio. El Ayuntamiento de Montcada i Reixac apoya el cierre de la planta. De hecho, los partidos en el gobierno municipal, En Com¨² Podem y ERC, lo llevaban en su programa electoral. ¡°Hemos pedido que se haga efectiva la sentencia. Es inadmisible que contin¨²e funcionando: si no tienes licencia no puedes trabajar¡±, explica la alcaldesa Laura Campos, que ha pedido a la Generalitat un estudio epidemiol¨®gico sobre el impacto de la cementera, desacartado por el Govern. ¡°Pero lo vemos en los ambulatorios, alergias, problemas respiratorios¡¡±, asegura la alcaldesa.
La Generalitat no contesta c¨®mo va a dar cumplimiento a la sentencia, ya que entiende que todav¨ªa hay tiempo. Y as¨ª lo ven los responsables de la f¨¢brica. ¡°Las sentencias en ning¨²n momento cuestionan el comportamiento ambiental de la planta ni dicen que se tenga que parar la actividad. Adem¨¢s, esta no es firme¡±, dice Vicente Pedro, director de la f¨¢brica, enfundado en mono de trabajo, casco y gafas protectoras. ¡°Hemos invitado al Ayuntamiento y a los vecinos a que visiten la f¨¢brica, pero no quieren venir. Me cuesta mucho entender su posici¨®n, porque solo se trata de un defecto de forma, que tiene que solucionar la administraci¨®n, y adem¨¢s estamos tramitando la adecuaci¨®n de la autorizaci¨®n ambiental. Durante todo este periodo, hemos ido consiguiendo los permisos ambientales y cumplimos todos los l¨ªmites de emisiones¡±, destaca. Pedro se?ala que la planta genera unos 20 millones de euros anuales de impacto en la ciudad, y que emplea a 85 trabajadores directos y 230 indirectos, todos en contra del cierre: ¡°Nos sentimos muy mal, porque est¨¢ en riesgo el futuro de m¨¢s de 300 familias. Estamos pagando un error administrativo, cuando el comportamiento ambiental es adecuado¡±, dice Contxi Jim¨¦nez, presidenta del comit¨¦ de empresa, liderado por UGT. Jim¨¦nez cree que los vecinos tienen ¡°una fijaci¨®n¡± con la cementera. Bernardo Fuertes, responsable de acci¨®n sindical de UGT, advierte que el error administrativo tiene que solucionarse, y buscar un equilibrio para conservar los puestos de trabajo a la vez que se garantiza el respeto al medio ambiente.
El director de la f¨¢brica defiende con orgullo la actividad de esta planta fundada en 1917, y explica en detalle c¨®mo funciona una cementera: la elaboraci¨®n del cl¨ªnker a partir de caliza y otros minerales que se funden en un enorme horno cil¨ªndrico a 1.500 grados, la mezcla de este producto con yeso para formar cemento, el a?adido de otros elementos como cenizas volantes para conseguir distintos grados de resistencia... ¡°Reaprovechamos gases y lo utilizamos todo, esta planta no tiene apenas residuos¡±, dice.
De 2008 a 2020 la empresa ha invertido 16 millones de euros en mejoras en eficiencia y ambientales. Algunas de estas mejoras respond¨ªan a las demandas de d¨¦cadas de reivindicaci¨®n vecinal y eran pasos para adecuarse a los requerimientos judiciales y a los requisitos ambientales y de molestias por ruido. El presidente de la asociaci¨®n de vecinos muestra recipientes de polvo gris oscuro recogido hace diez a?os: ¡°Esto es lo que retir¨¢bamos de los tejados o de encima de los coches. Hasta hab¨ªa en el barrio una empresa especializada en la limpieza de coches de las cenizas de la f¨¢brica, se ten¨ªan que lavar con salfumante o vinagre. Tras aplicar unos filtros las chimeneas ya no echan tanto¡±, explica.
Pese a la mejora en los ¨²ltimos a?os, la cementera contin¨²a emitiendo gases y part¨ªculas contaminantes que los vecinos consideran inaceptables, y muchos de ellos vienen de una pr¨¢ctica que la industria del cemento empez¨® a llevar a cabo a principios de los 2000 y que con la crisis de la construcci¨®n fue en aumento: la incineraci¨®n de residuos como sustituto de combustibles f¨®siles para hacer funcionar la f¨¢brica. El negocio es redondo: al hacerse cargo de los residuos (los que van al contenedor gris, pero tambi¨¦n restos de pl¨¢sticos, ropa, papel, madera, que se suman a las harinas c¨¢rnicas y lodos de depuradora que no se pueden reciclar), la empresa cobra de la administraci¨®n. Y al usar estos residuos para la combusti¨®n necesaria para fabricar cemento en lugar del combustible f¨®sil que se usa habitualmente (la proporci¨®n es ahora de un 50% para coque de petr¨®leo y 50% de residuos en LafargeHolcim), reducen emisiones de CO2, y pueden vender los derechos de emisi¨®n no aprovechados.
Pero la quema de residuos tambi¨¦n emite part¨ªculas, y Merc¨¨ Girona, del Centro de Ecolog¨ªa y Proyectos Alternativos (CEPA), avisa que algunas de ellas son muy t¨®xicas. ¡°La directiva europea obliga a controlar una parte de las part¨ªculas en el aire, pero otra parte la deja al control de los estados. Es el caso de los compuestos org¨¢nicos vol¨¢tiles, que surgen de la quema de residuos¡±, explica. Hidrocarburos polic¨ªclicos arom¨¢ticos, furanos, dioxinas, cianuro de hidr¨®geno, cloro, entre otros, seg¨²n se resume en el registro estatal PRTR del Ministerio para la Transici¨®n Ecol¨®gica. ¡°Sobre estos, se controla la media anual de emisi¨®n de todos ellos en conjunto, pero algunos son mucho m¨¢s t¨®xicos que otros, y la regulaci¨®n es muy laxa. Por eso, aunque la empresa diga que cumple con los par¨¢metros, no significa que no contamine¡±, a?ade.
Lo cierto es que no hay ning¨²n estudio espec¨ªfico sobre el impacto de esta cementera en la salud de los vecinos. Las dos partes aportan datos que se aproximan a su causa. Uno de la Universidad Carlos III de Madrid apunta que las personas que viven cerca de una incineradora tienen m¨¢s riesgo de sufrir c¨¢ncer. ¡°La empresa, a fuerza de repetir cosas que no son verdad, parece que lo sean. Las part¨ªculas entran en el organismo, cada vez hay m¨¢s casos de c¨¢ncer y problemas respiratorios¡±, dice el presidente de la asociaci¨®n de vecinos. ¡°Este relato es falso, si la ley garantiza la salud y cumplimos con las emisiones, ?en qu¨¦ se basan?¡±, replica el responsable de la empresa.
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