Catalanes y escoceses
Y si en Londres Cameron consinti¨® la consulta y en Madrid Rajoy no cedi¨®, las tornas ahora parecen alternadas. Johnson es el intransigente mientras que S¨¢nchez va pactando acuerdos por necesidad
A medida que las visitas del Rey a Catalu?a se hacen m¨¢s frecuentes, los motivos del president para no coincidir con ¨¦l se van diluyendo. No porque olvide el mensaje exculpatorio de la violencia policial del 1 de octubre de 2017 televisado, sino porque concluy¨® que una cosa es la devoci¨®n y otra la obligaci¨®n. Por esto convino seguir los pasos de la alcaldesa Colau de no acudir a los actos institucionales presididos por la Corona pero s¨ª a los privados en los que tambi¨¦n estuviera Felipe VI. Se entendi¨® que al no ser este m¨¢s que otro invitado, el feo de la ausencia se lo hac¨ªan a quien ten¨ªa la gentileza de recabar todas las presencias. De ah¨ª que el pasado martes no se presentaran en la entrega de despachos judiciales, por la ma?ana, pero s¨ª en la cena del 250? aniversario de Foment. por la noche. Esquivaron el saludo protocolario previo para evitar la foto de proximidad pero se sentaron en la misma mesa desde donde proyectaron la imagen de cercan¨ªa.
Se manten¨ªa as¨ª la l¨ªnea trazada el pasado junio con motivo de la reuni¨®n del Cercle d¡¯Economia y la inauguraci¨®n del Mobile y se cerraba un ciclo de siete visitas que el Gobierno de Pedro S¨¢nchez convino que el Rey hiciera a Catalu?a durante este a?o. Otra muestra de la obsesi¨®n del Ejecutivo central para remachar la recuperaci¨®n de la normalidad que la ministra de Transportes resumi¨® detectando que ¡°se respira un ambiente diferente al de hace tres a?os¡±. Pero como lo cort¨¦s no quita lo valiente, en su discurso Pere Aragon¨¨s reivindic¨® la amnist¨ªa, el derecho a la autodeterminaci¨®n y otro refer¨¦ndum porque ¡°lo que es posible en Escocia tambi¨¦n puede serlo aqu¨ª¡±.
Aquella misma tarde en Edimburgo Nicola Sturgeon hab¨ªa clausurado el congreso anual del Partido Nacional Escoc¨¦s desde el que inst¨® a la ciudadan¨ªa a prepararse para acudir a las urnas a finales del pr¨®ximo a?o. Desea que respondan de nuevo si quieren independizarse de sus vecinos. Convocatoria de vuelta de la que ya vivieron en setiembre de 2014 pero a la espera de un resultado mejor. Entonces, los anhelos de secesi¨®n tuvieron que dejarse en el caj¨®n porque un 55% opt¨® por seguir en el Reino Unido. Lo que ahora hace pensar en su reverso es que el Brexit les ha separado de la UE a pesar de que votaron mayoritariamente remain. Que los Verdes, con quienes gobiernan, son tanto o m¨¢s partidarios del refer¨¦ndum que los mismos nacionalistas, que el compromiso era para cuando superaran la pandemia que, por cierto, ha gestionado mucho mejor que Boris Johnson y que el gobierno de Londres ¡°est¨¢ erosionando deliberadamente las competencias del Parlamento escoc¨¦s democr¨¢ticamente elegido¡±.
Por si todo esto no proyectara lo suficiente el eco de agravios mediterr¨¢neos parecidos, la ministra principal le mand¨® al primer ministro un dardo tan claro como envenenado: ¡°si respetas la democracia, deja que la gente vote¡±. Y el clamor del independentismo catal¨¢n reconvertido en propio se extendi¨® tanto sobre la verde alfombra del buc¨®lico paisaje de Escocia como en sus destiler¨ªas de whisky, en las embarcaciones amarradas en sus importantes puertos pesqueros y en las casas de los barrios obreros de Glasgow largamente decepcionados con las pol¨ªticas aplicadas por conservadores primero y laboristas despu¨¦s. Aquella progresiva eliminaci¨®n de unos y otros fue lo que dio fuerza al SPN que, en tanto que partido ¨²nico aglutinador de todo descontento, alcanz¨® la fuerza mayoritaria para reclamar una salida legal y acordada.
Y si en Londres Cameron se lo consinti¨® y en Madrid Rajoy no cedi¨®, las tornas ahora aparecen alternadas. Boris Johnson es el intransigente mientras que S¨¢nchez, por necesidad, va pactando acuerdos con la intenci¨®n de alargar plazos que le eviten tener que decidir otro brusco final del sue?o id¨ªlico de una parte substancial de catalanes. Ilusi¨®n que, como quien no lo quiere, el mismo Aragon¨¨s va retrasando y que al igualarlo con Escocia est¨¢ admitiendo que las cosas hay que hacerlas de aquella manera. La que le sirvi¨® a la propia Sturgeon para distanciarse del proceso catal¨¢n por unilateralista.
Por lo dem¨¢s, esta pol¨ªtica de vasos comunicantes acaba aqu¨ª. Ni con el papel de la monarqu¨ªa hay coincidencia aunque se compartan esl¨®ganes y frustraciones. Y todo a causa de ¡°la incapacidad o falta de deseo de los gobiernos centrales de superar las barreras culturales o emocionales para acercarse a comunidades que se sienten marginadas¡±. Lo escribi¨® John H. Elliot en su libro Catalanes y Escoceses. All¨ª, el historiador apela al di¨¢logo porque ¡°es la funci¨®n capital de un gobierno democr¨¢tico¡±. Y admitiendo que puede ser insuficiente, sin ¨¦l ¡°se crea un callej¨®n sin salida donde hab¨ªa que haber construido puentes¡±.
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