Teresa P¨¤mies: escribir mientras se cuecen las jud¨ªas
Una selecci¨®n de cartas personales, mayormente in¨¦ditas, permite atisbar aspectos familiares, ideol¨®gicos y vitales de la autora de ¡®Quan erem capitans¡¯
¡°El premio literario que he ganado con el abuelo me ha dado 200.000 pesetas; cien mil ¨Clas del abuelo¡ª las hemos dado al Partido y las otras cien mil las tengo en un banco de Barcelona para instalarnos en julio, para pagar una entrada de alquiler de piso. As¨ª no tendr¨¦ que pedir dinero prestado a nadie, pues le tengo p¨¢nico a las deudas¡±. La carta, dirigida a su hijo ¡°Tomas¨ªn¡±, la firma ¡°Mam¨¢¡± el 16 de julio de 1971. Mam¨¢ es Teresa P¨¤mies y el abuelo, su padre Tom¨¤s, que hace poco menos de dos meses que han ganado a cuatro manos, con las memorias Testament a Praga, el premio Pla, lo que permitir¨¢ a la escritora acabar con 32 a?os de exilio y regresar a la capital catalana con tres de sus cuatro hijos.
A m¨¢quina de escribir (pocas las redactaba a mano, consciente de su letra no siempre descifrable), la perseverancia y m¨¦todo y car¨¢cter de una de las grandes pol¨ªgrafas de las letras catalanas (siempre las hac¨ªa con copia: papel carb¨®n y papel cebolla) permite leerla 51 a?os despu¨¦s. Es en el marco de las 32 misivas, mayormente in¨¦ditas, que conforman ¡°M¡¯agrada escriure. M¡¯agrada rabiosament¡±. Cartes (1938-2002) que, fruto de la generosidad de los hijos de la autora, encabezados por el escritor Sergi P¨¤mies, y de la edici¨®n de la estudiosa Montserrat Bacard¨ª, ahora dan pie a un libro venal de la Instituci¨® de les Lletres Catalanes. Es el furg¨®n de cola del centenario institucional de Teresa P¨¤mies (1919-2012) que proporciona un tan delicado como ¨ªntimo retrato de la autora de Va ploure tot el dia.
Escribir, porfiar. ¡°Me gusta escribir. Me gusta rabiosamente. No dispongo de demasiado tiempo y he de hacerlo, como aquel que dice, mientras se cuecen las jud¨ªas¡±, comenta desde Par¨ªs, en mayo de 1964, a Rafael Tasis. Lo hace a tenor de la novela La xiqueta de Balaguer, ¡°el primer libro que he escrito¡± y que no ha acabado de convencer al editor. ¡°Soy bien consciente de mi inexperiencia literaria y de mi oxidado catal¨¢n¡±, le reconoce. Pero no va a cejar en ello porque, a pesar de que escribe tambi¨¦n en castellano y est¨¢ teniendo m¨¢s aceptaci¨®n (lo que le duele, en un mundillo literario que es ¡°una mandanga¡±), sabe que ¡°s¨®lo en mi lengua puedo poner toda el alma. Pienso en catal¨¢n. Sufro en catal¨¢n y disfruto en catal¨¢n. Soy muy catalana¡±, le insistir¨¢ en febrero de 1966. Un reflejo del car¨¢cter luchador de P¨¤mies: ¡°Necesito trabajar mucho el catal¨¢n gramaticalmente¡±. No le duele el esfuerzo porque escribir en catal¨¢n para un concurso en Catalu?a ¡°es como si volviese a la tierra¡±.
Es solo un ejemplo de su porf¨ªa vital. ¡°En la vida cuenta mucho la seriedad y la tenacidad con que se emprenden las cosas. No desmoralizarse. No dejarse abatir por las dificultades y encontrar la fuerza dentro de uno mismo y tambi¨¦n en la fraternidad con los dem¨¢s¡±, encoraja de nuevo a su hijo Tom¨¤s en las navidades de 1967. Y sin concesiones: ¡°Aguanta firme y sigue la consigna de Makarenko: ¡®no gemir¡¯ y si no tienes m¨¢s remedio que gemir, que no te oiga nadie¡±, recomienda a su hijo Sergi, recluta en septiembre de 1980.
Una comunista pragm¨¢tica. Luchar estaba en la sangre de la que era hija de un dirigente marxista de Balaguer, con 10 a?os ya lectora de versitos panfletarios encaramada a la mesa del bar del pueblo, vendiendo la revista La batalla del Bloc Obrer i Camperol y dando un hist¨®rico mitin en la Monumental junto a Llu¨ªs Companys, cuya tumba visitar¨¢ cuando regresa a Barcelona por el premio (¡°un d¨ªa me recibi¨® en su despacho de la Generalitat¡ y en el mitin me salud¨® con la mano como si me conociera de toda la vida: qu¨¦ quieres, son cosas que una chica de 17 a?os recuerda para contarlas a los nietos¡±, justifica ante su hermano Josep). Por ello no sorprende ni la fecha de la primera misiva del libro (7 de septiembre de 1938) ni la ubicaci¨®n: Chicago. ¡°Tenemos un mitin diario y alguna vez, dos; cada d¨ªa en una ciudad distinta¡¡±, escribe a Josep. Recorre EEUU como representante de las Joventuts Socialistes Unificades de Catalunya (JSUC) para recabar apoyos para la Rep¨²blica. Ser¨¢n 28 m¨ªtines en 12 ciudades, tambi¨¦n recepciones en casas de millonarios, ¡°hablando con gente que tiene muchas ganas de comernos¡±.
La fe en la ideolog¨ªa es irrenunciable: escribi¨¦ndole desde Par¨ªs en septiembre de 1965 a su padre, que ha regresado a Checoslovaquia, le desea que se encuentre a gusto, ¡°con esa seguridad que, pase lo que pase, est¨¢s en condiciones de igualdad y no en un pa¨ªs donde la ley la hace el dinero¡±. ¡°Os hab¨¦is podido educar en un gran y limpio pa¨ªs, fuera del ambiente corrompido y humillante que es el capitalismo¡±, contrapone de nuevo desde Par¨ªs en 1967 ahora a sus hijos Tom¨¤s y Pablo, educados y residentes en la URSS.
El compromiso no se discute: ah¨ª est¨¢ trinchando fruta para fabricar zumos en la Festa de Treball que organiza el PSUC, en septiembre de 1980. ¡°Estoy baldada¡±, le escribe a Sergi, pero ¡°la fraternidad que se crea en el trabajo voluntario de cada organizaci¨®n de base es algo que te ayuda a combatir el podrido desencanto¡± ante la reci¨¦n estrenada democracia. Pero ello no impide que ¡°si tenemos que mejorar el socialismo que tenemos, hay que hacerlo, y debemos hacerlo con los j¨®venes¡±, subraya, literalmente, de nuevo a Tom¨¤s, apenas cinco meses despu¨¦s del Mayo de 1968, movimiento violento de la juventud, como el de M¨¦xico, que ¡°hay camaradas de mi edad o m¨¢s viejos que lo critican (¡) yo creo que le tienen miedo. Miedo a lo nuevo, como siempre ha ocurrido en la Historia (¡) Y a veces le llaman a una reformista u oportunista, pero eso no me preocupa¡±.
Eso s¨ª, cree en la ¡°superioridad del sistema socialista¡± porque ¡°conozco bien la inmoralidad y el caos que significa el capitalismo, que lo pudre todo con el dinero¡±, que devuelve a la gente ¡°al estado de las bestias primitivas¡±, con un modelo de vida ¡°cada d¨ªa m¨¢s mecanizado y antihumano¡±.
Azote de editores. El car¨¢cter ¡°batallador¡± que reconoce Sergi a su madre se plasma, tambi¨¦n, en su correspondencia con los editores. As¨ª, el significativo Primero de Mayo de 1974 devuelve sin firmar el contrato de edici¨®n de Quan erem capitans porque a¨²n no hab¨ªa percibido las 160.000 pesetas del premio Joan Estelrich que gan¨® el libro de recuerdos, impreso por Dopesa, que lo lanz¨® a la calle sin pactar tirada ni pagar anticipo alguno. Tambi¨¦n lamenta ante Edicions 62 que los n¨²meros de Va ploure tot el dia correspondientes a la liquidaci¨®n de 1975 (2.482 ejemplares vendidos) no est¨¦n claros: ¡°Me parece que el autor tiene derecho a conocer las cifras y, sobre todo, cuando la liquidaci¨®n, ha de saber, no s¨®lo los vendidos, sino los que quedan (...) Supongo que tendr¨¢n unas normas. Yo solo me permito criticar las normas¡±.
La censura es el otro gran frente, con su c¨¦nit en las dos veces que le proh¨ªben el libro que ser¨ªa Los que se fueron: ¡°Al rehacerlo procur¨¦ evitar toda evocaci¨®n susceptible de remover heridas de aquella Guerra Civil o atizar rencores¡±, le recuerda a Ricardo de la Cierva, en mayo de 1974 director General de Cultura Popular. ¡°Por lo que hasta ahora me han publicado le consta que no he vuelto con ¨¢nimo revanchista ni con turbios prop¨®sitos¡±. Y le alerta, clarividente: ¡°A la convivencia din¨¢mica y creadora de los espa?oles no le interesa que la Espa?a que se fue regrese de rodillas o muda¡±.
Melancol¨ªa rabiosa. ¡°Pues s¨ª: ya tenemos tele. He claudicado¡±, hace saber a su hijo Sergi, el 22 de septiembre¡ de 1980. Compleja, pero la vida cotidiana tambi¨¦n exist¨ªa para Teresa P¨¤mies. Y as¨ª, entre l¨ªneas, asoman, los 150 francos que cada mes le hac¨ªa llegar a su hijo Tom¨¤s (¡°si yo pudiera, te mandar¨ªa mucho m¨¢s¡ pero no pienses que es un sacrificio para m¨ª¡±, le dice en el dif¨ªcil 1968 tras la fallida Primavera de Praga y mientras ayuda a tramitarle su pasaporte mexicano o espa?ol); o que Gregorio L¨®pez Raimundo, su segundo compa?ero, est¨¢ en un sanatorio de los C¨¢rpatos, en Ruman¨ªa, ¡°bastante enfermo de bronquitis¡± (1971) o que las Navidades ¡°traer¨¢n a Sergito un mecano y un arco de indio¡± (1967)¡
Son jirones de pura vida de quien le gustar¨ªa cambiar la manera de hacer pol¨ªtica cl¨¢sica por ¡°una praxis vinculada a las peque?as realidades cotidianas¡ lo que es cotidiano es siempre pol¨ªtica¡±, reflexiona ante Sergi tras ver a L¨®pez Raimundo tan cansado de su fren¨¦tica actividad pol¨ªtica. Y tambi¨¦n resquicios por los que intuir a la mujer hipersensible tras su coraza de luchadora eterna, que llega a tener ¡°un miedo aterrador de morir en el exilio¡±. La misma que, tras leer unos versos de Joan Vinyoli, no puede por m¨¢s, en noviembre de 1980, que constatar que el paso del tiempo ¡°produce una melancol¨ªa rabiosa, una rebeli¨®n de todos los sentidos, que se niegan al declive¡±. Ah¨ª, de nuevo incansable en la vida como en la obra, volvi¨® a ganar.
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